Maria José Quiles, cofundadora del centro CREA, durante la exposición de su conferencia “Tratamiento de los TCA en un hospital de día: la experiencia del centro CREA” dentro de las jornadas de actualización en el tratamiento de los trastornos alimentarios .EFE/Morell
Tanto la anorexia como la bulimia aumentan en niñas en esta edad por culpa de un modelo de delgadez que está sobrevalorado.
Así lo ha explicado a EFE María José Quiles Sebastián, investigadora de Ciencias del Comportamiento y la Salud de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y cofundadora, junto a Yolanda Quiles Marcos, de uno de los pocos centros de día para personas con TCA en la Comunitat Valenciana, el Centro de Recuperación Emocional y Alimentaria (CREA).
Con sede en el parque científico de la UMH de Elche y creado hace diez años como una spin-off del centro académico ilicitano, el CREA ha tratado desde 2014 a pacientes con anorexia, bulimia y el trastorno por atracón y hasta hace un año no habían tenido a niñas de entre 8 a 12 años.
“Los trastornos alimentarios están apareciendo cada vez en más jóvenes” por, entre otros motivos, el uso de los dispositivos móviles: “Hay mucho acceso a información y no están preparadas para discernir qué es correcto y a valorar críticamente”, según Quiles Sebastián, para quien el problema está en que hay “un modelo imperante en el que todavía la delgadez está muy sobrevalorada”.
El peligro de valorar “en función del aspecto físico”
Con motivo de las Jornadas de Actualización en el Tratamiento de los Trastornos Alimentarios, ayer jueves en el edificio Quorum I de la UMH, esta experta ha señalado que los niños cada vez adoptan más una “autoexigencia” que, a menudo, es empujada involuntariamente desde la propia familia porque hay una creciente tendencia a dar importancia a la imagen corporal.
“Las madres y los padres están muy preocupados por la comida saludable, por el ejercicio físico y por la imagen física”, lo que para la especialista se convierte en “un caldo de cultivo” propicio para la TCA, a lo que se suman comentarios sobre otras personas “en función de su aspecto físico”.
“He visto a fulanita, ha adelgazado no sé cuántos kilos y está guapísima” son algunos de los comentarios que “están a la orden del día” en los hogares y que pueden propiciar anorexia o bulimia en las hijas, al igual que otros factores externos como son el acoso escolar o bullying relacionado con el aspecto físico.
Quiles Sebastián ha hecho hincapié en el trabajo de salud mental que requieren estas pacientes ya que su grado de sufrimiento psicológico es “brutal”, como se refleja en que los trastornos alimentarios son la enfermedad mental que más suicidios presenta.
Anorexia y bulimia: detección temprana en la adolescencia y preadolescencia
La anorexia es una patología muy evidente por la pérdida de peso que conlleva pero a veces no ocurre lo mismo con la bulimia, donde al igual que con la anterior hay un estigma social con el agravante de que incluso para el entorno familiar, a menudo, es difícil descubrir que se come y se vomita.
Ante esta situación, la experta pide poner el foco en la detección temprana tanto en la adolescencia como en la preadolescencia.
Hace justo diez años, Quiles Sebastián creó el centro CREA junto a Yolanda Quiles Marcos como una spin-off de la UMH con el objetivo de favorecer la recuperación nutricional y la mejoría de síntomas físicos, psicológicos, sociales, familiares y emocionales de estos pacientes de salud mental, de los cuales hay un chico por cada nueve chicas.
Esta compañía ha sido acreditada por la Conselleria de Sanidad y surgió tras ser una de las ganadoras de la primera edición del programa Maratón UMH para proyectos emprendedores. Hasta el momento han pasado alrededor de 800 pacientes, muchos de los cuales reciben tratamiento entre 3 y 4 años.
En la jornada, Vicente Elvira Cruañes, responsable de la unidad de hospitalización de los trastornos de conducta alimentaria del hospital de San Juan, de referencia en la provincia, ha valorado a EFE el papel de estos hospitales de día porque ayudan a evitar ingresos, que son el último recurso y no siempre es positivo, y se adaptan a las necesidades del paciente desde un punto de vista multidisciplinar.