Ya son casi 20.000 muertos por terremoto en Turquía y Siria y viajan 28 brigadistas argentinos


Los socorristas continúan la búsqueda de miles de personas que se sospechan atrapadas entre los escombros, pero el optimismo decrece ante las bajas temperaturas invernales y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas.

La cantidad de muertos no deja de crecer y en los últimos balances oficiales difundidos en el mediodía de Argentina indican que asciende a 19.863 personas, 16.546 de ellas en Turquía y 3.317 en Siria, según reportó la agencia de noticias AFP.

A ello hay que sumar las pérdidas económicas, que según la agencia de calificación Fitch probablemente pueden «superar los 2.000 millones de dólares» y «podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares o más».

Además, unas 23 millones de personas están «potencialmente en riesgo, incluidos unos cinco millones de personas vulnerables», según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, que causaría aún más daños que el terremoto.

Esta noche, el Gobierno argentino enviará una brigada de 28 efectivos con equipamiento para búsqueda y rescate de personas a Turquía, en una misión de ayuda humanitaria coordinada por la Cancillería, el Ministerio de Seguridad y la Agencia Argentina de Cooperación Internacional y Asistencia Humanitaria – Cascos Blancos (Aciah).

El equipo está conformado por 28 efectivos «altamente calificados» en materia de Búsqueda Técnica; Búsqueda Canina; Asistencia Médica; Materiales Peligrosos; Ingeniería Estructural; Apoyo para Centros de Recepción y Salida (RDC) y Apoyo al Centro de Coordinación de Operaciones en el Terreno (OSOCC), así como para Apoyo a la Célula de Coordinación USAR (UC), se informó oficialmente.

El terremoto de magnitud 7,8 ocurrió en la madrugada del lunes, mientras muchas personas todavía dormían tanto en Turquía como en Siria. En este último caso, muchos ya sufrieron la pérdida y el desplazamiento debido a la guerra civil.

Este jueves, en el noroeste de Siria, controlado por los rebeldes, esperaban un primer convoy de ayuda internacional a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, el único autorizado para estos envíos desde Turquía.

Aunque era un paquete de asistencia previsto desde antes del sismo, «podría considerarse una respuesta inicial de Naciones Unidas y debería continuar, como nos prometieron, con convoyes más grandes para ayudar a nuestra gente», dijo Mazen Alloush, responsable del paso fronterizo.

En Turquía, el descontento crece ante la reacción de las autoridades al terremoto que, según admitió el miércoles el mismo presidente, Recep Tayyip Erdogan, tuvo «deficiencias».

«Por supuesto, hay deficiencias, es imposible estar preparado para una catástrofe así», dijo durante una visita a algunas de las zonas más castigadas.

Numerosos sobrevivientes tuvieron que buscar por sí mismos comida y refugio. Sin equipos de rescate en varias zonas, algunos contemplaron impotentes cómo sus familiares atrapados pedían ayuda hasta que sus voces se apagaban



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