El conflicto fue superado horas después, cuando Colombia decidió aceptar las condiciones de Trump y la llegada de los vuelos. Pero la fulminante reacción del republicano mostró que está dispuesto a usar la imposición de tarifas y la cancelación de visas como un arma fundamental de su política exterior. Con cualquier país.
Funcionarios colombianos demorados
Este choque diplomático causó un verdadero problema a funcionarios colombianos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros organismos internacionales que regresaban a Washington (con visa G4) y fueron demorados en los aeropuertos, según supo Clarín.
La tensión comenzó cuando Petro anunció temprano el domingo por X que había bloqueado dos vuelos militares estadounidenses que transportaban migrantes colombianos que se dirigían al país y pidió a Estados Unidos que establezca “mejores protocolos” en su trato a los migrantes, porque los que descendían de los aviones estaban esposados y con los pies amarrados.
Sin embargo, el presidente también dejó la puerta abierta a recibir a los migrantes repatriados que viajen en aviones civiles.
Pero en la tarde del domingo, cuando los estadounidenses miraban las semifinales del fútbol americano por televisión, Trump lanzó su represalia su red Truth Social que imponía aranceles de al menos 25% al ingreso de productos colombianos en respuesta a una medida del presidente Petro, que había rechazado el aterrizaje de vuelos de deportación militar de Estados Unidos en su territorio.
Señaló la posibilidad de que se elevaran a 50% la semana próxima si la crisis no se solucionaba y calificó a Petro como “socialista”. Además, anunció que suspendía las visas a funcionarios colombianos y la emisión de visas generales en el consulado estadounidense en Bogotá.
Una primera muestra de la furia de Trump
Era la primera vez que el republicano, que asumió el lunes pasado, aplicaba tan fuerte presión económica para intentar obligar a otras naciones a alinearse con sus planes de deportación masiva.
Poco después de conocidas las sanciones, Petro acusó a Trump de “soberbio” y de promover un golpe y anunció que haría lo mismo con los productos estadounidenses.
En un larguísimo tuit, en el que mencionaba a Walt Withman, Noam Chomsky y Sacco y Vanzetti, el colombiano señaló: «Puede que con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de estado como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted. No quiero esclavistas al lado de Colombia».
“No me gusta su petróleo, Trump, va a acabar con la especie humana por la codicia. Quizás algún día, junto a un trago de whisky que acepto, a pesar de mi gastritis, podemos hablar francamente de esto pero es difícil porque usted me considera una raza inferior y no lo soy, ni ningún colombiano”, siguió.
«Su bloqueo no me asusta: porque Colombia, además de ser el país de la belleza, es el corazón del mundo». Y finalmente anunció: «Me informan que usted pone a nuestro fruto del trabajo humano 50% de arancel para entrar a EE.UU., yo hago lo mismo«.
La tensión crecía y todo escalaba. Entre miembros del BID circulaba la novedad de funcionarios colombianos retenidos en los aeropuertos posiblemente porque no había información sobre las visas. Los jefes legales de los organismos multilaterales tenían cita temprano en el Departamento de Estado para analizar la situación.
Sin embargo, la tormenta amainó cuando pasada la medianoche, hora Argentina, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que anunciaba que Petro había reculado.
“El Gobierno de Colombia ha aceptado todos los términos del presidente Trump, incluyendo la aceptación sin restricciones de todos los inmigrantes ilegales de Colombia retornados desde los Estados Unidos, incluso en aviones militares estadounidenses, sin limitaciones ni demoras”. Dijo, sin embargo, que las sanciones se aplicarían si Colombia no cumplía con lo acordado.
Poco después, desde Bogotá, la cancillería emitió otro comunicado que confirmaba la distensión: “El gobierno de Colombia informa que hemos superado el impasse con el Gobierno de los Estados Unidos” y que en las próximas horas el canciller Luis Gilberto Murillo y el embajador Daniel García-Peña viajarían a Washington para reuniones “de alto nivel que den seguimiento a los acuerdos”.
“Seguiremos recibiendo a los colombianos y colombianas que retornan en condición de deportados, garantizándoles condiciones dignas”, agregó. Añadieron que está a disposición el avión presidencial de Petro para facilitar el retorno de los colombianos.
El impacto de las sanciones
De haberse concretado, las sanciones comerciales le habrían afectado más a Bogotá que a Washington. Según el Departamento de Estado, Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y representa el 34% del comercio total del país.
La mayoría de las exportaciones de Colombia a Estados Unidos fueron minerales, petróleo, flores metales y café. Pero las medidas podrían elevar el precio de productos del consumo cotidiano de millones de estadounidenses como el café y las flores.
Más allá de que el tema con Colombia se haya distendido, Trump envió una fuerte señal a los países que también han criticado las condiciones de los deportados, como Brasil o México. Y también fuera de América latina: al nuevo gobierno no le temblará el pulso para aplicar tarifas a quien sea.
Trump festejó a la madrugada con un mensaje en Truth Social, en mayúsculas: “Estados Unidos tiene mucho que ganar”.