Una muestra en el Museo del Libro y de la Lengua donde la poesía arde y es protagonista


La muestra propone un recorrido a travs de los territorios de la poesa en el que se cruzan pocas y entonaciones Foto Lara Sartor
La muestra propone un recorrido a través de los territorios de la poesía en el que se cruzan épocas y entonaciones / Foto: Lara Sartor.

Con poemas que provienen de distintos territorios de Argentina y que manifiestan entonaciones diversas, la muestra «Arder en lo que ya ardiendo ardía. Territorios de la poesía argentina» se despliega en el Museo del libro y de la Lengua con escrituras de Alfonsina Storni, Oliverio Girondo, Alberto Girri hasta poetas del presente desde este sábado y hasta el 30 de junio como parte de una corriente que reivindica la poesía.El Museo del Libro y de la Lengua (Av Las Heras 2555) aloja esta muestra de la poesía del siglo XX al siglo XXI en Argentina que se esparce en distintos soportes como libros, afiches, revistas, en las paredes, el suelo y hasta en las ventanas. «Cuando María Moreno nos convocó para pensar una instalación que tuviera como centro la poesía argentina desde Alfonsina Storni y comienzos del siglo XX hasta nuestros tiempos, una de las ideas que apareció es una noción de cierta continuidad que no implica ni evolución, ni crecimiento lineal, ni una cronología sino conexiones que se establecen», cuenta a Télam Andi Nachon, curadora de la exposición junto a Juan Fernando García, ambos poetas y docentes de la Universidad Nacional de las Artes.

El concepto de la muestra «Arder en lo que ya ardiendo ardía» proviene de un verso del poema «Luz oscura» del escritor argentino radicado en Brasil Néstor Perlongher, pero que los curadores recordaban con un orden sintáctico distinto. «Al ir al poema original nos dimos cuenta que era un poquito distinto el verso pero nos quedamos con ese recuerdo y realmente en la poesía sucede eso: hay algo que se mantiene que es consustancial a lo que cada nuevo canto va integrando», explica la curadora.

Según los curadores este juego del lenguaje «instala una forma de pertenencia, de ligazón y conexión que creemos que tiene el discurso poético». Establecer conexiones entre los poemas aparece como invitación en todos los espacios de la muestra al punto de que producciones de Juana Bignozzi, cuyos orígenes en el oficio se encuentran en los años 60, pueden resonar con la escritura de Alfonsina Storni de comienzos del siglo XX y a la vez con la poeta actual Claudia Masin (1972).

De esta manera, la exposición propone un recorrido a través de los territorios de la poesía argentina en el que se cruzan épocas y entonaciones. Además, la puesta en el Museo del Libro y la Lengua persigue hasta el 30 de junio un crecimiento constante en el que se incorporarán nuevas voces mes a mes. Durante la inauguración, hubo lecturas de Arturo Carrera, Alicia Genovese, Claudia Schvartz, Osvaldo Bossi, Sonia Scarabelli, Paula Jiménez España, Daniel Lipara, Adrián Agosta, Natalia Leiderman, Pola Gómez Codina y Manuel Duarte.

La entrada al Museo sorprende un poema breve de la escritora santafesina Beatriz Vallejos ploteado en el piso Foto Lara Sartor
La entrada al Museo sorprende un poema breve de la escritora santafesina Beatriz Vallejos ploteado en el piso / Foto: Lara Sartor.

«El desafío fue asumir que no fuera una muestra que empezara de manera totalizadora sino que fuera creciendo a lo largo de los meses y se incorporen nuevos poemas, que sucedan eventos que atestigüen algo de la convivencia de la comunidad poética: lecturas, performances, talleres, distintos pequeños eventos», cuenta Nachon sobre la modalidad de la muestra de ir construyéndose conforme pasa el tiempo.

Los curadores vienen realizando la tarea de leer, compartir textos y recordar distintos autores. «La invitación que hace esta instalación es que se lea con quien se pasea en ese lugar, a derivar con los poemas, a pensar de qué manera Alberto Girri se está tocando con Oliverio Girondo y están frente a una pared donde hay poetas del tango», explica la curadora y agrega: «Ese tipo de conexiones para que cada cual arme su constelación en esta mitología que es y va a ser amplísima pero que nunca va a poder ser totalizadora».

Aunque en la muestra «Infieles. De escritores que pintan o pintores que escriben» hubo espacio para la poesía con producciones de Naty Menstrual o Paula Maffía, esta es la primera vez que cada rincón del museo está abocado al género. Ya desde la entrada sorprende un poema breve de la escritora santafesina Beatriz Vallejos ploteado en el piso que dice: «Antes del poema/ en cada rama/ Antes/ Antes / Solo allí quiso ser».

Los versos no solo están en las paredes sino también escritos a mano alzada y en papel por la escritora María Teresa Andruetto y Gabriela Borrelli, organizadora del festival Poesía YA!, que tuvo lugar hace unos días. También la instalación ofrece una sala de lectura con sillones y una biblioteca equipada con poemarios y revistas como Revista Proa, fundada por Jorge Luis Borges en 1922 hasta producciones más recientes como el fanzine de poesía «Color Pastel» que incluye poemas desde el 2004 al 2012.

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En «Arder en lo que ya ardiendo ardía» el público se puede acercar al poema de distintas formas / Foto: Lara Sartor.

En «Arder en lo que ya ardiendo ardía» las voces poéticas se mezclan y forman un mismo coro en el que no falta espacio para homenajear con «animitas» (o santuarios) a dos poetas fallecidas recientemente: Mirta Rosenberg en 2019 y Estela Figueroa el año pasado. Cada una de las estructuras tiene objetos relevantes de su historia como plantas, fotografías y dedicatorias.

Sobre un velador en la sala de lectura hay ediciones pequeñas de la poesía de autores emblemáticos como Oliverio Girondo y Leónidas Lamborghini. La ventana contigua a esta sala tiene plasmado un poema de Miguel Ángel Bustos, declarado desaparecido por la dictadura militar el 30 de mayo de 1976. «Y el viento ha pasado/ enfrió la sopa/ golpeó las puertas/inundó los rincones./ Desnudé el idioma/ y me senté a comer/ para hablar y concluir musicalmente/ vivimos».

«Cien años de poesía es muchísimo y la verdad es que el siglo XX y este comienzo del siglo XXI son de una producción y una exuberancia que es inaprensible, nos quedaba chico ir solo por la pared. No queríamos una cuadrícula, entonces empezamos a pensar de qué forma los poemas podían tomar el espacio más globalmente y ahí esta idea de que hubiera algunos poemas ploteados, algunos sobre papel, algunos escritos sobre una letra neutra a mano, otros escritos sobre papeles», explica la curadora sobre la modalidad de la muestra.

De esta manera, en «Arder en lo que ya ardiendo ardía» el público se puede acercar al poema de distintas formas. Por ejemplo, sobre una de las paredes hay versos de Irma Cuña que solo pueden leerse con lupa. También hay afiches con colores en degradé que enseñan escritos de Hilda Reis, Mercedes Roffé y Támara Kamenszain.

Foto Lara Sartor
Foto: Lara Sartor.

La poesía también cobra oralidad en dos pantallas: una que reproduce «Verso», un proyecto en el que distintos poetas leen a cámara y otra donde hay un «Karaoke poético» con textos extensos que el público puede detenerse a leer en voz alta.

La curadora de la instalación precisa a Télam que «no hablaría de temáticas, sino de zonas de sentido» que se tocan en la muestra. «Nos propusimos que la muestra tuviera que ver con poemas que en cierta medida interpelan o buscan reflexionar sobre qué hace el poema. Más que traernos temas cerrados, traen un tipo de duda o de impacto emotivo», dice Nachon.

Luego de un mes muy importante para la poesía con una gran convocatoria en el Festival de Poesía YA! y la emergencia de cada vez más sellos editoriales que apuestan exclusivamente al género como Caballo Negro, Gog&Maagog, Caleta Olivia y Blatt&Ríos, la muestra en el Museo del Libro y la Lengua continúa la visibilidad de numerosas voces poéticas. ¿Se trata de un fenómeno nuevo de la poesía que se está consolidando en los últimos años o un cambio de mirada?

«Ese fenómeno siempre estuvo: pienso en la importancia que ha tenido la escritura de poesía para la visibilidad de las poetas mujeres, pienso en las poetas mujeres que empiezan a publicar en los ’70 y ’80, pienso las voces de las disidencias en el discurso poético y en una cantidad de voces que dieron cuenta del amor entre muchachos, entre chicas: Susy Shock, Naty Menstrual», reflexiona Nachon y concluye: «Si me preguntas si hay un fenómeno nuevo, no, te diría que hay un fenómeno que arde en lo que ya ardía».





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