En la medianera de un edificio en avenida Independencia y Piedras, en el barrio porteño de San Telmo, se estrenó un mural del artista Jorge Pomar, más conocido por su seudónimo «Amor», un trabajo de 35 metros de alto por 15 de ancho de un cielo azul intenso, y algunas nubes, enmarcado por hileras de ladrillos que revelan los rastros de antiguas construcciones lindantes.
«Una gotita en suspensión 2» se titula la intervención del artista, realizada con pintura acrílica y texturada sobre un muro de concreto, un proyecto independiente y autogestionado que contó con el apoyo de las galerías Quimera, Pasto, Fundación Santander, Impulso Cultural y Sinteplast.
El mural representa una suerte de continuación de la muestra «Una gotita en suspensión», que se vio dos años atrás en la galería Pasto, y que dio origen a esta acción ahora bautizada con el mismo título pero con el número «2».
La pared intervenida exhibe las marcas propias de un edificio que fue cortado, los vestigios del paso del tiempo y la experiencia de la vida por los lugares de la ciudad, un alerta sobre el avance de la gentrificación, en palabras de la curadora e investigadora Lupita Baliño.
«Esta medianera -que ahora es cielo a la vista-, fue en algún momento un elemento más en un adentro, fue parte del cotidiano y de la intimidad de las personas que habitaron entre esas paredes. El muro ofrece un relato acerca del crecimiento de las ciudades, sus transformaciones y la planificación urbanística», dijo Baliño.
La obra se integra a la serie «Cielos», nacida en marzo de 2020, en un contexto necesitado de abrir el campo visual y extender la mirada por fuera de los límites del espacio doméstico a través de la pintura: primer anuncio de aislamiento por pandemia en Argentina.
Pomar (1987, Buenos Aires) también realizó murales en el Estadio Polideportivo «Islas Malvinas» de Mar del Plata (en colaboración junto a Elian Chali), en la intersección de las avenidas porteñas Corrientes y Callao, en la localidad bonaerense de Hurlingham y en muros de unos 20 países.