Desde temprano, Constitución amaneció agitada: a las 10, los trabajadores que luchan por sobrevivir en este contexto difícil encendían las parrillas cerca de la casa de «la jefa», mientras el humo, las conversaciones apresuradas y los primeros cánticos de “Cristina, Cristina corazón…” marcaban el inicio de un día distinto. A las 15, las columnas provenientes de todos los frentes tomaron la esquina de San José 1111, y a las 15:20, cuando se abrieron los postigos del balcón, el barrio estalló en un grito: “Cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer.”
Cristina cumplió 100 días detenida en su domicilio del barrio de Constitución rodeada del amor de quienes peregrinan cotidianamente a brindarle su apoyo. También de las principales organizaciones del panperonismo que lograron hacer a un lado sus tensiones internas y convocar una movilización a la ya famosa esquina para enviar un mensaje indubitable. Allí estuvieron con sus banderas La Cámpora, el Movimiento Derecho al Futuro, Nuevo Encuentro, Kolina, Peronismo Militante, entre muchos otros.
En esa marea, Raúl Latrónico, de la Cooperativa Cultural La Comunitaria de Cañuelas, reflexionó: “Estamos acostumbrados a que nos proscriban, a que nos maten, pero siempre volvemos.” Aseguró que la batalla también es cultural: “Nos avergüenzan de nuestras raíces autóctonas, por eso vengo vestido como un gaucho, como nuestros abuelos. Quieren modas pasajeras que socavan lo más importante: nuestras raíces.” Su mensaje fue claro: unidad, raíces y lealtad.
Silvia, también de Cañuelas y directora de una secundaria rural, se unió a la causa. Señaló que lo que hicieron fue coartar la libertad de Cristina para evitar que pueda ser candidata y defender los derechos del pueblo. Criticó al gobierno actual, al que describió como insensible, un títere de las corporaciones, que golpea a los jubilados y personas con discapacidad, y que endeuda al país. En contraste, afirmó que si Cristina está presa por corrupción, quienes realmente deberían estarlo son los responsables de las coimas y la fuga de capitales. A los jóvenes les pidió que no sean indiferentes y que participen en cultura, política o deporte para ampliar derechos. «La cultura y la identidad son la clave para que los jóvenes salgan adelante».
La esquina de San José y Humberto 1° se convirtió en un símbolo de justicia. Danilo Dastigue, del PJ de Santa Fe, hizo una lectura económica y política de la coyuntura: “Estamos viviendo un momento difícil, se están malgastando los dólares y dejando al país en ruinas. Ya lo vivimos con Caputo y Macri”. Para él, el encarcelamiento de Cristina es injusto y la proscripción es la verdadera condena. Subrayó que lo que está en juego es un modelo de país: uno que defiende derechos y otro que empobrece al pueblo. “Lo único que tiene este gobierno es garrote y hambre”, dijo, y llamó a la unidad militante: “Cuando persiguen a una compañera, nos persiguen a todos”.
Miguel Encina, de Padua, recordó décadas de historia en su testimonio: “No venimos sólo por este día, siempre estamos con Cristina. El peronismo fue y seguirá siendo perseguido mientras defendamos los derechos de los trabajadores, los jubilados y la salud pública”. A los 73 años, recordó los tiempos en los que no se podía militar abiertamente, escuchando los cassettes de Perón en casas de compañeros. Su ética era clara: hacer peronismo todos los días, donde sea. Y en cuanto al presente, pidió un freno a la crueldad del gobierno actual, y llamó a escuchar a los jóvenes para recuperar derechos con identidad, organización y memoria.
Desde La Matanza, Gustavo Correa agradeció la Ley de Genéricos que le permitió acceder a medicación oncológica. Afirmó: “Cristina y Néstor se enfrentaron al FMI y a los yanquis, y crearon políticas públicas para el pueblo. Este gobierno, como el de Macri, gobierna para los millonarios”. Desmontó prejuicios de clase al recordar que La Matanza, lejos de ser un lugar abandonado, tiene infraestructura avanzada. Dolido por la represión a jubilados, expresó: “Lo que hacen con los jubilados es una tortura a cielo abierto, no se puede tolerar más”.
Con el avance de la tarde, la multitud se mantenía firme en San José y Humberto 1°, participando en una fiesta popular y resistencia organizada: bombos, banderas y pancartas expresaban amor convertido en fuerza. Cuando Cristina salió al balcón con Jorge Taiana, candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires de Fuerza Patria, agradeció a la multitud, sonrió, entonó la marcha y devolvió con su presencia la convicción de que sigue de pie.
Desde la calle la celebraron figuras como Felipe Solá, Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura de la gestión de Axel Kicillof, el diputado Eduardo Valdés, el senador Wado de Pedro, representantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, entre muchos otros.
A pesar del fervor, el trasfondo jurídico no se olvidó: Cristina cumple prisión domiciliaria por la causa Vialidad, con una condena arbitraria de seis años e inhabilitación perpetua. El grito unánime fue Cristina libre.