Lo acompañó con una imagen simbólica: los líderes de Rusia, India y China -Vladímir Putin, Narendra Modi y Xi Jinping- caminando juntos durante la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). El mensaje, breve pero cargado de implicancias estratégicas, fue interpretado por analistas como una clara admisión del retroceso diplomático de Estados Unidos frente al fortalecimiento de los lazos entre las potencias asiáticas. Lo que hace aún más llamativo este reconocimiento es que proviene de un dirigente que, hasta hace poco, minimizaba públicamente los riesgos de esta nueva alineación global.
El medio ruso Actualidad RT se hizo eco de las declaraciones, al igual que otros portales internacionales, que también recogieron una evaluación del Wall Street Journal sobre la imagen que proyecta esta cumbre: una unidad firme entre tres potencias que, hasta hace algunos años, mantenían relaciones fluctuantes y hasta tensas entre sí.
«La cercanía de Rusia con China no se ha debilitado con el trato indulgente que Trump tuvo hacia Putin», opinó Michael Fullilove, director del think tank australiano Lowy Institute, citado por RT. «Pero su estilo brusco con Modi está empujando a la India hacia una mayor cercanía con Moscú, e incluso con Pekín», añadió.
Estas declaraciones se producen en un contexto más amplio de tensiones entre Washington y Nueva Delhi. Las presiones comerciales de la Administración Trump -en especial por la negativa de India a suspender la compra de petróleo ruso- han deteriorado una relación que, durante años, fue presentada como clave para contener la expansión china en Asia.
Cabe destacar que no es la primera vez que Trump lanza una crítica o reflexión pública respecto al orden geopolítico. Sin embargo, la contradicción entre este nuevo mensaje y sus anteriores afirmaciones no pasó desapercibida. s