El encuentro que reúne a más de 120 alcaldes de todos los continentes para acordar acciones urgentes frente al calentamiento global y el desafío de la carbono neutralidad, fue el marco que impulsó la invitación cursada a ambos artistas para desarrollar la instalación con basura proveniente de las calles de la ciudad de Buenos Aires, a la que fue invitado como curador el artista Carlos Herrera.
Se trata de una obra compuesta casi en su totalidad por material reciclado provisto por tres cooperativas que trabajan en el ámbito de la ciudad -Baires Cero, Trabajo Diego Duarte y El Ceibo- que proveyeron la materia prima indispensable sobre la que la dupla Trossman-Churba trabajó durante dos meses en un taller, dentro de la propia Usina del barrio de La Boca, para crear esos agrupamientos de basura ya procesada y seleccionada y conformar esos grandes objetos escultóricos que cuelgan del techo del foyer del primer piso.
Cada una de esas esculturas variadas en forma y colores configura una suerte de elipse ascendente de masas móviles, que mantienen algunas huellas de una existencia previa, luego descartada y tratada por los artistas con la técnica de termo estampación, que permitió «combinar materiales y lograr texturas que se vinculan con las producciones textiles previas de ambos diseñadores», dice Herrera a Télam.
El dúo Trossman-Churba -que vuelve a trabajar junto luego de 20 años separados- presenta estos «grandes cúmulos de residuos humanos que se imantan», agrega el curador.
Son «formas que se contraen y se expanden, que se aplastan y se inflan, desechos que se transforman en flamantes bellezas ´terribles´, contemporáneas, articulan visiones reales y de una contundente calificación. Y no hay metáfora cuando hablamos de residuos: se trata de materiales que presionan desde su memoria y desde su condición real, aunque se los pinte color del oro o se los eleve a la categoría de arte», escribió en el texto curatorial.
«Hace un año y medio que venimos trabajando con el proyecto del reciclado y de algún modo quisimos hacer una membrana, un volumen, una piel social de reciclados plásticos y textiles que te inviten a pensar en la transformación y el devenir, en qué está sucediendo hoy con todo lo que es la basura o el reciclado, el medio ambiente», explica Trosman.
«´Humana´ es una reflexión sobre el consumo y el vínculo que tenemos con aquello que creemos que ya no sirve», añade Churba.
La experiencia que vivieron los artistas en la Usina del Arte durante el encuentro con la materia «que otros habían descartado y separado de lo valorable o lo que tenía valor», encontrándose «como personas que vinculadas a mundos en los cuales la preservación de lo impecable está por sobre todo», en sus manos «se transformaba en una materia de deseo», explica el diseñador sobre esa ambivalencia entre el rechazo y el deseo ante la basura reciclada.E
La materia que «otros habían descartado y separado de lo valorable o lo que tenía valor», en las manos de los atistas se transformaba «en materia de deseo», explica Churba, quien define al binomio como «personas vinculadas a mundos en los cuales la preservación de lo impecable está por sobre todo».
«Un poco las esculturas muestran ese pasaje de la presencia del envase, del material que se descartó, casi como una anécdota, que tuvo una vida pasada y una nueva, que aparece tomando una identidad, porque cada una de ellas conforman una sola que es ‘Humana'», de la que «puede decirse que tiene una ideología o morfología propia», dice Churba, al tiempo que refiere que la experiencia del proceso terminó siendo una creación colectiva.
«En momentos quisimos simular un metal o un oro o una piedra preciosa, y en momentos lo dejamos sucio porque está bueno que uno se encuentre humanamente con la basura», indica Trossman.
«´Humana´ es una reflexión sobre el consumo y el vínculo que tenemos con aquello que creemos que ya no sirveChurba
Para la obra se inspiraron en las montañas de basura y en la imagen de una columna de humo que asciende, pero como explica Trossman, sobre el conjunto que se eleva escalonadamente: «se va al cielo, lo levitamos un poco porque queremos que esté a escala humana, pero al mismo tiempo tiene algo espiritual, hay algo que te invita a pensar».
«En parte estuvo presente todo el tiempo como el basural, que no le pudimos poner ese nombre lamentablemente porque está prohibido (ese término) en el gobierno porteño», pero explica Churba a continuación, que ante esa restricción «aparece la creatividad» que deriva en la afirmación «que la basura es humana», algo que se traduce en esa tensión del nombre asignado en la obra.
En la ciudad «los basurales se tienen que llamar centro de recuperación urbana, que resignifican el rol de la basura dentro de la sociedades y eso es muy loable», aclara a continuación.
Sobre la experiencia en concreto y el trabajo tan cercano con los «recuperadores» en un ámbito tan especial, Churba indica que «fue entender las dinámicas y las tensiones» lo que les permitió concretar la obra dentro del proyecto artístico y el ambiental como centro, al «transformar la basura en soporte para el arte», a lo que califican por momentos como «una materialidad mágica».
«Humana» se inaugura mañana a las 19 en la 18° edición de La Noche de los Museos de Buenos Aires -con una amplia propuesta de exhibiciones y actividades de 19 a 2 de la mañana- , en la Usina del Arte (Caffarena 1, esquina Pedro de Mendoza, CABA), y podrá visitarse hasta febrero. La exhibición se puede visitar de manera gratuita los viernes de 15 a 20 y sábados, domingos y feriados de 11 a 20.