Tras años de lucha, desvincularon a la directora denunciada por golpear estudiantes y maltratar docentes


Los graves hechos que acontecieron durante años dentro de una escuela primaria porteña parecían sacados de un film de intriga, del género “policial negro”: situaciones que ocurrían en ambientes desolados, en torno a personajes con problemas éticos y morales, llenos de violencia y oscuridad. Lamentablemente, en este caso esas historias fueron ciertas, y el poder político no solo fue cómplice, sino su principal aliado.

En la imagen de portada de este artículo, se ve al ex jefe de Gobierno y actual legislador electo, Horacio Rodríguez Larreta, junto a la ministra Soledad Acuña, el ex secretario de Asuntos Públicos de la Ciudad, Waldo Wolff, y el actual diputado nacional de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro. Todos posando al lado de Mónica Casalini, quien comandaba el equipo de conducción de la Escuela Primaria Común Nº 25 Bandera Argentina del Polo Mugica. La foto es de mayo de 2023, cuando Casalini ya acumulaba varias denuncias de violencia y maltrato, y hasta una denuncia penal.

Casalini tomó el cargo de directora suplente y con el tiempo quedó definitivamente en ese lugar. Maestras y maestros de esa escuela, desde un primer momento señalaron que entró por la puerta de atrás y que fue puesta a dedo por la ex ministra de Educación Soledad Acuña, para romper con la organización de la comunidad educativa de la Villa 31. Durante más de cuatro años recibió varias denuncias por maltrato infantil y psicológico contra estudiantes y docentes. Finalmente, la pesadilla terminó para la comunidad educativa de Retiro y este martes Casalini fue desvinculada de su cargo.

En varias ocasiones, Tiempo se hizo eco de movilizaciones de familias y docentes, donde denunciaban el maltrato constante de la exdirectora contra chicos, familias y maestras.

La directora del terror, protegida de Acuña

“Hace más de cuatro años que esta directora estaba en La Banderita, que fue ubicada por Fabián Caponi, (x director general de Educación y mano derecha de Soledad Acuña). Todo arrancó con una denuncia penal por maltrato a un niño que le había dado un cachetazo y lo había zamarreado”, recordó en diálogo con Tiempo Florencia Diasprotti, docente de La Banderita y delegada de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera).

La situación era aún más grave: Osvaldo Marini, el marido de Mónica Casalini, recorría la escuela e impartía órdenes como si fuera un directivo más, pero no tenía ningún cargo dentro del sistema educativo porteño. En varias ocasiones, también fue denunciado por amedrentar y hostigar al personal docente y no docente.

Oficiaba de «guardaespalda» de la directora. El hombre era empleado de la empresa Ecohabitat S.A., una firma contratada por el Gobierno de la Ciudad para la recolección de residuos y la higiene urbana.

“También había denuncias contra el marido de Casalini, que no cumplía ninguna función pedagógica, ni administrativa, ni de ningún tipo adentro de la escuela, y era una persona completamente ajena al establecimiento que estaba toda la jornada ahí adentro. Finalmente, como Casalini era protegida de Caponi y de Soledad Acuña, que utilizaban la escuela como un local partidario, las denuncias en su momento quedaron en la nada”, agregó Diasprotti.

La primera denuncia penal contra Casalini fue rubricada el 30 de junio de 2022 en el Ministerio Público Fiscal. Se la acusa de “Maltrato Infantil, de acuerdo a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud, comprensivos de abusos, desatención física o psicológica, negligencia, que causaron y puedan causar daño a la salud de mi hijo, a su desarrollo y a su dignidad”, detalla el documento presentado por la madre de la víctima en el Ministerio Público Fiscal, en la Unidad de Orientación y Denuncias N° 1 de ese organismo.

El caso que desestabilizó a la directora

El menor había sido agredido físicamente por Casalini y, a raíz de esa situación, el niño salió corriendo de la escuela y estuvo desaparecido por más de seis horas. Si bien fue la primera denuncia penal, por entonces Casalini contaba con varias acciones similares que familias y personal de la escuela no se animaban a denunciar.

“A principio de año, un grupo de maestras se animaron a denunciar el avasallamiento y el maltrato de esta mujer con el cuerpo docente, quien seguía agrediendo cotidianamente, también a las familias y a los niños y niñas. Además, Casalini se quedaba con cosas que mandaba el ministerio para los chicos y las chicas, como por ejemplo el papel higiénico, que no se los daba y tenía un acopio de papel higiénico que nadie sabe para qué”, detalla la delagada de UTE, “y les hacía pagar a las familias en este contexto tan difícil el papel higiénico y los elementos de limpieza que estaban en la escuela y que ella no los quería usar porque después se los llevaba”, agrega.

La ahora ex directora de la Escuela Primaria Común Nº 25 Bandera Argentina, también retenía los útiles que enviaba el ministerio y no se los entregaba a los estudiantes.

“Finalmente después de las denuncias de las maestras y el acompañamiento y el seguimiento de la UTE, se logró que el ministerio tomara cartas en el asunto y separaran a esta mujer del cargo. Así que hoy la comunidad educativa está más contenta, la escuela es más feliz, somos todos un poquito más libres, porque las maestras decir y trabajar con más libertad”, termina Diasprotti.

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