Hay situaciones en las que los ojos no pueden parar de llorar, hay un lagrimeo constante, llegando incluso a comprometer la calidad de vida del paciente. Siempre hay que consultarlo con un especialista porque el lagrimeo constante puede ser síntoma desde un ojo seco mal diagnosticado, hasta una verdadera obstrucción de la vía lagrimal.
“Es fundamental hacer un diagnóstico diferencial adecuado ya que tratar una causa errónea (por ejemplo, con cirugía innecesaria) puede empeorar la situación. Si el lagrimeo es constante y no se alivia con el uso de lágrimas artificiales o tratamientos para el ojo seco, es recomendable acudir a un oftalmólogo”, advierte en este sentido el doctor Ali Nowrouzi, especialista del Servicio de Oftalmología de los Hospitales Quirónsalud Marbella y Quirónsalud Campo de Gibraltar.
Precisa en este sentido que el lagrimeo persistente puede deberse a dos causas principales:
- Producción excesiva de lágrimas: Ocurre cuando el ojo está irritado y responde con una mayor producción de lágrimas; siendo la causa más frecuente el ojo seco, específicamente la blefaritis posterior, que altera la estabilidad de la película lagrimal y genera una sensación de sequedad seguida de un reflejo de lagrimeo excesivo.
- Drenaje insuficiente de lágrimas: Puede deberse a una obstrucción de la vía lagrimal en distintos niveles; en estos casos, las lágrimas no drenan correctamente y se acumulan en los ojos.
Asimismo, el doctor Nowrouzi advierte de que elementos del día a día y, sin darnos cuenta, pueden contribuir al lagrimeo excesivo, entre los que menciona:
- Blefaritis posterior (disfunción de las glándulas de Meibomio): La causa más común de ojo seco, que altera la calidad de la lágrima y produce irritación con lagrimeo reflejo.
- Frotarse los ojos con frecuencia: Puede inflamar los párpados y agravar la disfunción lagrimal.
- Uso de maquillaje: Algunos productos obstruyen las glándulas de Meibomio y empeoran la sequedad ocular.
Por eso, el experto asevera que se debe acudir a un especialista si el lagrimeo es persistente y afecta la calidad de vida; si hay irritación, enrojecimiento o sensación de cuerpo extraño; si se sospecha de una obstrucción lagrimal (ojo lloroso sin irritación evidente); o antes de una cirugía refractiva o de cataratas, para descartar ojo seco.
“Un error diagnóstico frecuente es confundir ojo seco con obstrucción de la vía lagrimal y recomendar una cirugía innecesaria en casos donde el problema real es una disfunción de la película lagrimal”, alerta el doctor Nowrouzi.
Por eso, recuerda que en el caso de las obstrucciones del conducto lagrimal, la cirugía es necesaria cuando hay una obstrucción confirmada y los tratamientos conservadores han fracasado.
En estos casos indica que se puede realizar un sondaje y lavado lagrimal (en casos leves); o bien la dacriocistorrinostomía mediante laser (DCR), una técnica por la que se crea un nuevo canal para el drenaje lagrimal mediante láser, de forma menos invasiva que la cirugía convencional, y a partir de un abordaje por exterior.
Los tubos de Jones, una solución avanzada
Ahora bien, este oftalmólogo indica que cuando la obstrucción afecta a la zona de entrada de la vía lagrimal (punto lagrimal o canalículo) una técnica cada vez más empleada e indicada es la colocación de los tubos de Jones: “Estos tubos bypasan la obstrucción y permiten el drenaje de las lágrimas hacia la nariz”.
Frente a otras técnicas actuales, según argumenta el doctor Nowrouzi, se encontraría el que representa una “solución efectiva para las obstrucciones proximales”, y donde otras cirugías no funcionan, al mismo tiempo que representa un procedimiento menos invasivo que una DCR tradicional, a la vez que preserva la anatomía natural del ojo.
Por su parte, la doctora Concepción Aránguez, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Marbella, recuerda que el procedimiento crea un canal de derivación para el drenaje de la lágrima.
“Es un sistema altamente seguro en comparación con las técnicas convencionales y su gran ventaja es su eficacia para permanecer en su lugar sine die, sin migración, por lo que se consigue una alta tasa de éxito quirúrgico”, explica la oftalmóloga.
Incide así en que este procedimiento se realiza generalmente de forma ambulatoria y bajo anestesia general. “Durante el procedimiento, el cirujano crea una vía lacrimal nueva mediante un abordaje transconjuntival lo que significa que se accede sin necesidad de hacer una incisión externa”, concluye.