En un operativo que subraya la creciente eficacia de las fuerzas de seguridad en la lucha contra el delito automotor, la Comisaría Decimosexta Urbana de Corrientes Capital logró el secuestro de una camioneta Toyota Hilux que presentaba serias adulteraciones tanto en su grabado alfanumérico como en su documentación. El procedimiento, que tuvo lugar en la madrugada de ayer, culminó con la demora de un hombre que alegó haber adquirido el vehículo de buena fe. Este incidente pone de manifiesto la complejidad de las redes de falsificación y la importancia de la vigilancia policial en la prevención de este tipo de ilícitos.
La intervención policial se gestó alrededor de las 3.00, cuando efectivos de la Comisaría Decimosexta, inmersos en sus labores rutinarias de prevención y tras una serie de trabajos de inteligencia que venían desarrollando en la zona, visualizaron una camioneta de alta gama estacionada en un lugar que les resultó sospechoso. El vehículo, una Toyota Hilux, se encontraba sobre la calle Godoy Cruz, en su intersección con la calle Colombres, una zona residencial que, como muchas otras en la ciudad, se ha convertido en un punto estratégico para la detección de movimientos inusuales. La presencia del dominio colocado en la camioneta fue el primer indicio que llevó a los agentes a solicitar un informe preliminar, revelando que el rodado estaría radicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un dato que encendió las primeras alarmas y justificó una inspección más exhaustiva.
El poseedor del vehículo, un hombre cuya identidad no ha sido revelada públicamente, se presentó ante los uniformados con la documentación correspondiente. En un primer momento, el individuo manifestó haber adquirido la camioneta de buena fe, una declaración común en este tipo de situaciones, donde las víctimas de estafas o los eslabones más bajos de las cadenas delictivas a menudo desconocen la procedencia ilícita de los bienes. Sin embargo, la experiencia y el ojo entrenado de los efectivos policiales fueron cruciales. Tras una verificación minuciosa de la documentación y, lo que es más importante, una inspección visual detallada del vehículo, se detectaron a simple vista irregularidades significativas. Las adulteraciones no sólo afectaban el estampado alfanumérico del chasis y el motor, elementos clave para la identificación inequívoca de un rodado, sino que también se extendían a las documentaciones presentadas, lo que sugiere un trabajo de falsificación sofisticado y coordinado.
Ante la contundencia de las pruebas y las evidentes irregularidades, se procedió de inmediato a informar a la autoridad fiscal en turno.
La Fiscalía, en conocimiento de los hechos, dispuso el inicio de actuaciones por supuesta infracción al artículo 289 inciso 3.º del Código Penal Argentino, que tipifica el delito de falsificación de documentos y sellos. Como medida preventiva, se ordenó el secuestro del rodado, que será sometido a peritajes más exhaustivos para determinar el alcance y la naturaleza de las adulteraciones, así como su verdadero origen. Paralelamente, el hombre que se encontraba en posesión de la camioneta fue demorado y trasladado a la Comisaría Decimosexta Urbana, donde se le tomará declaración y se continuará con los trámites de rigor para esclarecer su grado de implicación en el hecho.
Este tipo de operativos son vitales en la lucha contra el crimen organizado que se dedica a la adulteración y el robo de vehículos. La «clonación» de automóviles, que implica la alteración de la identidad de un rodado robado para hacerlo pasar por uno legítimo, es una práctica extendida que genera pérdidas millonarias y afecta a la seguridad jurídica de los ciudadanos. «La adulteración de un número de chasis o motor es un delito grave que busca borrar la identidad de un vehículo para reinsertarlo en el mercado ilegal o para cometer otros ilícitos», explicaron informantes especializados al respecto.
«Estas bandas operan con una logística compleja, que va desde el robo del vehículo original, pasando por talleres clandestinos donde se realizan las falsificaciones, hasta la emisión de documentación apócrifa. Para el comprador de buena fe, el riesgo es enorme, ya que puede terminar involucrado en una causa penal.s