Un rescate de u$s580 mil, inteligencia y división de roles en la banda de secuestradores desbaratada
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Las seis personas detenidas la semana pasada tras una veintena de allanamientos simultáneos en el conurbano bonaerense conformaban «la mayor banda de secuestros de los últimos diez años», luego de que se determinó que realizaron en poco más de dos años al menos tres hechos extorsivos, en uno de los cuales cobraron 580.000 dólares de rescate, y que tenían como víctimas a empresarios o sus familiares, a quienes investigaban previamente.
Según la investigación policial y judicial, cuyos detalles fueron revelados por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, en una conferencia de prensa, la organización delictiva operaba en las ciudades de Rosario y San Nicolás y cada uno de los sospechosos detenidos tenían una función predeterminada, ya que uno de ellos era el jefe de operaciones, otro quien hacía la inteligencia previa, otros se dedicaban a llevar a cabo el secuestro y cuidar a la víctima y otro quien se ocupaba de las negociaciones.
«Hola, ¿te tranquilizaste un poco? Creéme que dentro de lo malo de todo esto, estás con profesionales. Nadie va a tirar un tiro en vano, nadie va a lastimar a nadie, nadie va hacer nada que no corresponda siempre y cuando nos respetemos las pautas», le dijo uno de los secuestradores a un familiar del joven que fue captado en enero de este año, según una de las escuchas realizadas por los investigadores sobre las comunicaciones, a la que tuvo acceso Télam.
En la llamada, el secuestrador le explicó los pasos a seguir para dejar el dinero una estación de servicios ubicada sobre la traza de la autopista Buenos Aires-La Plata, a la altura de la localidad bonaerense de Avellaneda.
Un investigador precisó a Télam que en dicho secuestro se pagó la suma de 580.000 dólares para la liberación de un joven de 19 años, quien fue captado cuando salía de su vivienda de la localidad de Villa Ramallo, en el norte de la provincia de Buenos Aires, en el límite con Santa Fe.
Según determinaron los pesquisas, la captura se registró cuando el joven fue sorprendido por un automóvil en el que viajaban dos hombres que vestían camperas y gorras con la inscripción «Policía Federal Argentina».
Tras identificarse, la víctima fue obligada a subir a la parte de atrás del auto y fue trasladada hacia la ciudad de San Nicolás, donde permaneció cautiva.
En simultáneo, los secuestradores se comunicaron con el hermano del hombre y le exigieron dinero por su liberación, que se concretó el 26 de enero.
«Habían pedido dos millones de dólares», explicó la fuente, quien aseguró que la banda además posee antecedentes por distintas entraderas realizadas en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú.
La investigación
En relación a dicha organización, durante la mañana del martes la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, afirmó que «se ha desarmado, están todos detenidos los organizadores de la mayor banda de secuestros de los últimos diez años».
En una conferencia de prensa llevada a cabo en la sede de la Policía Montada, ubicada sobre la calle Cavia 3350 del barrio porteño de Palermo, la ministra calificó a la organización como «una banda compleja, de alta capacidad operativa», y que fue desbaratada luego de nueve meses de una investigación a cargo del Departamento Antisecuestros Norte de la PFA.
En la conferencia de prensa, estuvieron también presentes Vicente Ventura Barreiro, Secretario de Seguridad de la Nación; el titular de la Unidad Federal Fiscal Especial contra el Crimen Organizado, Santiago Marquevich, el jefe de la Policía Federal Argentina (PFA), el comisario general Luis Rollé; el subjefe de la PFA, el comisario general Mariano Giuffa y el jefe de la Superintendencia de Investigaciones Federales, el comisario general Carlos Ñamandu.
La ministra explicó que las víctimas fueron un empresario de la construcción, el hijo del dueño de una empresa dedicada al transporte de combustible y la esposa e hijo del titular de una importante droguería.
Según los investigadores, la organización criminal era liderada por un hombre identificado como Claudio Daniel Coto, quien comendaba las acciones y la investigación de cada una de las víctimas.
En tanto, para los pesquisas, el «jefe de operaciones» era Néstor Adrián Santabaya, quien actualmente se encuentra detenido en la Alcaldía I bis de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tras ser detenido por un robo millonario a una financiera porteña, en octubre último.
La banda se completaba con otro sospechoso detenido identificado como Sebastián Ezequiel Pugliese, a quien se le adjudica ser quien captaba a las víctimas, las cuidaba durante el tiempo de cautiverio e iba a cobrar el dinero de los rescates.
Pugliese -según los investigadores- actuaba junto a Emiliano Mario Andrés Acuña, mientras que Silvia Beatriz López y Nicolás Adrián Santabaya (hijo de Néstor), estaban a cargo de la logística de la organización.
Las detenciones se concretaron luego de 16 allanamientos simultáneos ordenados por el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, en domicilios ubicados en distintas localidades bonaerenses.
Los secuestros
El primer hecho que se le acreditó a la banda delictiva ocurrió el 20 de julio de 2021, cuando un hombre caminaba por la costanera del Río Paraná, en Rosario, y se le acercó un auto gris del que descendió un hombre y le dijo que tenía una notificación judicial para él y debía acompañarlo.
A la víctima no le llamó la atención, ya que en esa época tramitaba una investigación en la justicia provincial por el delito de estafa, por lo que se arrimó al vehículo y en esas circunstancias capturaron a mano armada.
La víctima permaneció cautivo en una vivienda hasta que por la noche del mismo día fue liberado tras el pago de un rescate, de 100 mil dólares.
El segundo fue el del hijo del dueño de una empresa dedicada al transporte de combustibles, por el que la banda cobró el rescate de los 580 mil dólares.
Otro restante de los casos que se le imputa a los detenidos fue cometido el 10 de octubre de 2023, cuando una madre y su hijo de 13 años fueron capturados en la cochera del edificio donde vivían, en Rosario.
Las víctimas fueron sorprendidas por cuatro personas, que estaban ocultas en el lugar y que las obligaron a subir a una camioneta, tras lo cual fueron llevados a una vivienda de San Nicolás, donde estuvieron privados de su libertad hasta la noche, cuando los liberaron cerca de un campo sin que se concretara el pago del rescate.