La galería MC, que por estos días exhibe la muestra colectiva «Hiperestesia», con textos de Marcelo Pacheco, difundió un comunicado para conmemorar este lunes los cien años del nacimiento del artista informalista Kenneth Kemble, nacido el 10 de julio de 1923.«Se cumplen 100 años del nacimiento de Kenneth Kemble, un artista que rompió con las reglas de lo tradicional y se corría de las clasificaciones», señaló la galería y añadió: «En este aniversario recordamos a Kenneth Kemble por la efervescencia de su aporte en la experimentación artística e intelectual».
Fue uno de los protagonistas de un momento bisagra para el arte argentino que tuvo lugar entre el año 1956 y los primeros años de la década del sesenta, cuyos ejes conceptuales fueron la idea de «muerte del arte» y la desintegración del objeto artístico tradicional.
En medio de los cambios que atravesaba la sociedad en los años 60, muchos artistas cuestionaban los modos establecidos, como es el caso de Kemble (1923-1998) quien sintió la necesidad de experimentar su propio lenguaje a través de nuevos materiales y una pintura gestual, creando de esta manera el arte informalista.
Hijo de padre escocés y madre alemana, Kemble nació en Buenos Aires en 1923, estudió con el pintor Raúl Russo en 1950, luego con André Lhote en París, y en su regreso a Buenos Aires (1956) se convirtió en uno de los fundadores del movimiento informalista, que proponía acabar con las reglas del buen gusto en el arte argentino. Comenzó a trabajar en sus pinturas o collage con trapos de piso, arpillera, material de lija, maderas, chapas, papeles y toda clase de materiales toscos y vulgares, con la idea de salirse de la práctica artística tradicional, en una actitud realmente transgresora.
Fue justamente en la galería Lirolay, sobre la calle Florida, donde vio la luz la experiencia colectiva «Arte destructivo» (1961) -emblemática en la historia argentina- impulsada por Kemble, junto a Jorge López Anaya, Antonio Seguí, Silvia Torrás, Eduardo Barilari, Luis Wells y el fotógrafo Jorge Roiger.
A partir de 1963 el desarrollo de Kemble tuvo un carácter más llano, y aunque pasó por diferentes etapas ya no produjo rupturas tan radicales. Sin embargo, el collage continuó siendo una de sus modalidades artísticas más recurrentes, que Kemble combinó con un tipo de realización más compleja.
En 1972 obtuvo el primer premio de pintura en el Salón Nacional de Artes Plásticas Manuel Belgrano y durante la década del 80 expuso individualmente en las galerías Alberto Elía, Ruth Benzacar y en el Centro de Arte y Comunicación (Cayc).
Recibió en 1983 el premio a la mejor labor docente, otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte, y al mejor artista del año en 1985, adjudicado por la misma institución.
En 1987, el crítico Rafael Squirru publicó el libro «Kenneth Kemble, ensayo crítico y biográfico».
En 1994 obtuvo el Gran Premio de Honor del Salón de Artes Plásticas. Entre 1995 y 1998 tuvieron lugar dos grandes exposiciones retrospectivas: la primera en las Salas Nacionales de Exposición y la última en el Centro Cultural Recoleta, titulada «La Gran Ruptura. Obras» (1956-1963), curada por Marcelo Pacheco.
Sus obras están en importantes colecciones públicas y privadas como la del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA); el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA).
Varias obras de Kemble se pueden ver por estos días y hasta fines de julio en la galería MC (José León Pagano 2649, Buenos Aires), como parte de la muestra colectiva «Hiperestesia», con texto de Marcelo Pacheco y trabajos también de Clorindo Testa, Alberto Greco, Teresa Vila, Silvia Torras, Martha Peluffo y otros.