La máxima autoridad en materia electoral de Guatemala confirmó este miércoles que habrá balotaje presidencial el 20 de agosto, aunque evitó oficializar los resultados de los comicios celebrados el 25 de junio, dominados preliminarmente por Sandra Torres y Bernardo Arévalo, pese a que el lunes último la Corte Suprema de Justicia dio por cerrada la revisión sin cambios de relevancia.
«El Tribunal Supremo Electoral (TSE) continúa con las actividades correspondientes para preparar la logística de la segunda vuelta electoral, a realizarse el 20 de agosto, tal como se definió en el Decreto de Convocatoria número 1-2023 del TSE», publicó el organismo en sus redes sociales.
Estaba previsto que el Tribunal diera este mediodía los resultados definitivos de los comicios del 25 de junio, pero se limitó a difundir ese comunicado.
«Estamos haciendo todo nuestro mayor esfuerzo para seguir garantizando la custodia del voto. Sigan confiando en la autoridad electoral», agregó el TSE, que citó a su titular, Irma Palencia, según la agencia de noticias Sputnik.
En las elecciones generales celebradas el pasado 25 de julio, Sandra Torres (15,86%) y Bernardo Arévalo (11,77%), hijo del expresidente reformista Juan José Arévalo (1945-1951), fueron los más votados entre los 22 aspirantes.
El tribunal aún discute impugnaciones presentadas por fiscales de los partidos que quedaron fuera de la segunda vuelta.
Este posicionamiento del TSE coincide con la filtración en medios guatemaltecos de una supuesta solicitud del Ministerio Público de documentación relacionada con el Movimiento Semilla, la formación de Arévalo.
En una entrevista concedida este miércoles a la Federación Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas, el candidato afirmó que las autoridades electorales dilatan la oficialización de los resultados porque no quieren que Semilla empiece su campaña.
Torres, candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) inició de hecho su actividad proselitista para agosto.
Varios partidos alegaron supuestas irregularidades y la Corte de Constitucionalidad impidió al TSE oficializar los resultados hasta que se realizara un cotejo de las actas electorales, trámite que fue cumplido y que reveló apenas cambios menores en el número de votos de cada fuerza.