No por ser muy usada hay que dejar de repetir la frase “luchar tiene sentido”. La comunidad educativa es uno de los sectores que mejor conoce el sentido de esa premisa, que apunta a la organización de las y los trabjadores de la educación. Este lunes sumaron un nuevo logro (aunque no de la forma que esperaban) ya que la administración porteña frenó el cierre de los jardines maternales hasta el mes de diciembre y reincorporó a las maestras que integran los equipos de conducción, pero con salarios muy precarizados, sin aguinaldos y sin tener en cuenta la antigüedad.
El 30 de mayo pasado, hace exactamente un mes, un informe de Tiempo advirtió sobre la intención del gobierno porteño de cerrar al menos cinco jardines maternales de la Ciudad. El conflicto fue creciendo y la administración porteña decidió despedir al equipo de conducción de los 5 maternales. Las familias y docentes se organizaron, resistieron los cierres de los jardines con varias actividades y los gremios decidieron pactar un paro para este martes.
El día viernes el ministerio de Educación porteño se puso en contacto con los jardines maternales, preocupados por la audiencia que las familias habían solicitado al Ministerio Público de Defensa mediante un amparo judicial. En ese marco, la cartera educativa que conduce la ministra Mercedes Miguel, fue citada por la justicia y ante esa situación el gobierno porteño decidió dar marcha atrás con los cierres.
“Además, habíamos sacado como programa un paro para el día martes y movilización al ministerio. Yo creo que ambas cosas les preocupaban, pero se mostraron sobre todo preocupados por el tema de la justicia. Ante esta situación nos ofrecen sostener los cargos de los equipos de conducción solo hasta diciembre en principio, y reincorporaron a los equipos de conducción. Luego habría que renegociar el convenio el año que viene”, contó a Tiempo Damián Drescher, docente de uno de estos maternales.
Estos jardines se encuentran en las zonas más vulnerables del distrito porteño: en el playón de Fraga del barrio de Chacarita, en el Bajo Flores, en Barracas, en el barrio de los Piletones y en Villa Soldati. Se trata de establecimientos maternales públicos conveniados, manejados por organizaciones barriales y el ministerio de Educación de la Ciudad, que funcionan en el marco del área socioeducativa de la Dirección de Inclusión Educativa.
“Aunque la negociación no resultó como queríamos, dado que las compañeras reincorporadas que venían cobrando como docentes de horas cátedra les cambian la contratación, les pasan a pagar a través de un cargo de maestra comunitaria que es un cargo que está mucho más precarizado porque no tienen aguinaldo, no tienen vacaciones, no tiene antigüedad, no está dentro del estatuto, en definitiva no es un cargo estatutario”, agregó Drescher.
Cabe recordar que para que estos jardines maternales sigan abiertos, cada año las organizaciones tienen que presentar los papeles del convenio. La documentación fue presentada en tiempo y forma, pero el ministerio de educación, además de despedir a los equipos de conducción hasta hoy no había puesto sin firma, por lo tanto los jardines estaban a un paso del cierre.
Además de perder muchos derechos laborales adquiridos y las docentes del equipo de conducción cobrando alrededor de 200 mil pesos menos. “Es por eso que no lo vemos como un triunfo, porque las condiciones laborales son muy precarias y además les reducen el salario a las compañeras. Pero charlando a esta propuesta justamente con ellas, decidieron aceptarlo en pos del proyecto educativo y que no cierren los maternales”, termina el docente.