Una banda a la que se le atribuyen al menos 20 asaltos y entraderas en distintos barrios porteños fue desbaratada con el arresto de cuatro de sus integrantes, al cabo de allanamientos realizados en Caballito y Parque Chacabuco, luego de que los investigadores lograran identificar a uno de ellos por dos huellas dactilares halladas en la casa de un hombre al que amenazaron con cortarle los dedos de una mano y le robaron 2.000 dólares.Las detenciones fueron concretadas por efectivos de la Policía de la Ciudad en procedimientos desplegados en los barrios de Caballito, Almagro y Parque Chacabuco, tras una investigación realizada por la División Robos y Hurtos a instancias del fiscal en lo Criminal y Correccional 38, Juan Pedro Zoni.
Según las fuentes, los detenidos ya fueron indagados por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 6, a cargo de María Provítola, y uno de ellos quedó procesado con prisión preventiva por «robo, privación ilegítima de la libertad y lesiones», mientras que los tres restantes permanecen tras las rejas a la espera de la resolución de sus situaciones procesales.
«Los 33 Orientales», detenidos por dos huellas
Los voceros informaron a Télam que las investigaciones se iniciaron a raíz de un robo cometido por tres delincuentes la noche del 12 de mayo último en un departamento situado en la calle Zuviría y la avenida La Plata, del barrio porteño de Caballito, que tuvo como víctima a un hombre al que lesionaron con un cuchillo cuando amenazaron con cortarle los dedos de la mano derecha para robarle 2.000 dólares y 100 euros, además de una suma en pesos y diversos objetos de valor.De acuerdo a la declaración de la víctima, ese día cerca de las 20.45, en momentos en que se encontraba en su departamento del séptimo piso, fue sorprendido por una persona que le advirtió que se tirara al piso y luego lo ató de pies y manos con precintos.
Tras ello, el dueño de casa vio que por el balcón que da a la calle Zuviría ingresaron dos personas más, cómplices del primer delincuente, junto a quien revolvieron todo el departamento en busca de dinero.
Uno de los ladrones lo hizo levantarse e ir hasta su habitación, donde la víctima le indicó que guardaba dinero en el interior de una lata que había en el ropero.
Los asaltantes se apoderaron así de 2.000 dólares y 100 euros, tras lo cual le exigieron al dueño de casa oro y plata, lo golpearon, lo amenazaron con una arma y le provocaron cortes en dos dedos de la mano derecha, que amenazaron con cortarle.
Finalmente, la banda se apoderó de una consola PlayStation 4, de una mochila con documentos y de un teléfono celular y, tras amordazar al dueño de casa, escapó.
Con la intervención de detectives y peritos de Policía Científica en la pesquisa, se obtuvieron dos huellas dactilares clave para identificar a uno de los delincuentes.
El búnker de «Los 33 Orientales»
A esa información, los pesquisas sumaron análisis de redes sociales y tareas de campo que los llevaron a determinar el domicilio de uno de los integrantes de la banda, de 19 años, quien se encontraba en un departamento en la calle Neuquén al 700, en Caballito, y fue detenido el pasado 9 de septiembre.
En ese domicilio, al que los propios delincuentes llamaban «el búnker», ya que allí llevaban el producto de robos, los policías hallaron una pared falsa en el cielorraso, detrás de la cual se ocultaban teléfonos celulares, equipos de comunicaciones tipo «handy», elementos de efracción y de reducción de personas, como así también una PlayStation 4 y una campera deportiva utilizada al momento de cometer el robo en Caballito.
Si bien la víctima de ese hecho dijo que habían sido tres los delincuentes que la asaltaron, a partir del análisis de uno de los teléfonos secuestrados, los efectivos lograron identificar a un cuarto sospechoso y hallaron conversaciones en un grupo de WhatsApp llamado «Los 33 Orientales», nombre mediante el cual se identificaban para convocar reuniones en una calle del barrio de Boedo, detallaron los voceros.
Las fuentes informaron que uno de los allanamientos fue realizado en una vivienda ubicada en la calle Caricancha al 1200, en el barrio de Parque Chacabuco, mientras que a escasos metros de allí, en Beauchef al 1400, lograron interceptar a uno de los imputados de 20 años, a quien le secuestraron un celular Apple Iphone 6.
El segundo allanamiento, el cual fue realizado de manera simultánea, tuvo lugar en una vivienda ubicada en calle Venezuela al 4000, de Almagro, donde detuvieron a un paraguayo de 19 años, a quien le incautaron un teléfono celular Iphone XS y una notebook VAIO que había sido robada de la casa de una anciana.
Momentos después, los policías realizaron un allanamiento en el domicilio del sospechoso que fue detenido en la calle y decomisaron tres teléfonos celulares y una campera inflable azul y rojo que fue señalada por los testigos como parte de la ropa de uno los ladrones.
Cuando hacían ese operativo, los efectivos advirtieron la presencia de un hombre que miraba hacia el interior de la casa y, tras ello, lograron identificarlo como el cuarto integrante de la banda, de 17 años, sobre quien pesaba una orden de detención.
Voceros judiciales informaron que el primero de los detenidos fue procesado con prisión preventiva al ser considerado autor de «asociación ilícita en calidad de miembro, en concurso real con robo agravado por haberse cometido con arma de fuego, escalamiento y en poblado y en banda en concurso ideal con lesiones leves, en concurso material con privación ilegítima de la libertad, que concurren a su vez en forma real con tenencia de arma de guerra, acopio de municiones y encubrimiento».
Para el juez de la causa, el modus operandi de la banda se desarrollaba con la planificación precisa de cada uno de los hechos a cometer, mediante la obtención de datos sobre la ubicación de los domicilios de las víctimas y la posibilidad de ingresar a ellos desde edificios linderos y/o terrazas de los edificios, previo escalamiento, con armas y con el fin de robar.
Tras ello, intimidaban a las víctimas, las privaban de su libertad y las lesionaban.
Según las fuentes, la banda probablemente llevaba tiempo operando en distintos barrios porteños, con extrema violencia hacia sus víctimas y se estima que sería responsable de al menos 20 hechos de similares características reportados ante las autoridades policiales.