Es su cuarta internación en el Gemelli. Y crece el debate interno sobre la capacidad del pontífice de afrontar todas sus actividades. Algunas voces sostienen que es hora de bajar el ritmo.
La necesidad de internar al Papa argentino se venía barajando en silencio porque durante los meses fríos en Roma le vuelve la bronquitis que obliga a someterlo a una terapia de cortisona y otras medicinas.
La enfermedad de Francisco no debería ser grave, pero hay circunstancias que están jugando en contra de su pleno restablecimiento.
El domingo pasado se produjo una crisis que preocupó, cuando el Papa sufrió el llamado “hambre de aire” durante el multitudinario encuentro con más de 30 mil militares en la plaza de San Pedro.
Francisco estaba leyendo su homilía cuando debió detenerse y pasar el discurso a uno de los sacerdotes de su séquito para que continuara leyendo.
Se lo oyó decir que tenía “problemas de respiración”.
La emergencia fue superada pero es evidente la situación se está volviendo difícil. Francisco padece un resfrío que en realidad es una bronquitis recurrente. Necesita descanso porque como pontífice tiene que afrontar todas las obligaciones ya que la Iglesia por su estructura secular carece de un Papa sustituto.
Una agenda aplastante
El Jubileo del Año 2025 ha agravado las cosas pues todas las actividades del Papa se han vuelto para él aplastantes. Debe concurrir al doble de las audiencias, pronunciar muchos más discursos, presidir grandes ceremonias religiosas de todo tipo. Su físico no resiste.
Los médicos se lo han dicho varias veces pero no hay caso: Jorge Bergoglio trata de cumplir como puede y, como se ve, llega un momento que no puede más.
Hasta ahora no se ha encontrado una solución. A su edad, el Papa no puede afrontar tantas obligaciones abrumadoras. Es necesario que restrinja el 60% de las actividades que hoy trata de cumplir.
El policlínico Gemelli anunció este viernes que “hoy, al término de sus audiencias, el Papa se ha internado para someterse a pruebas diagnósticas necesarias y continuar su tratamiento contra la bronquitis, que sigue en curo, en un ambiente hospitalario”.
Estas últimas dos palabras quieren decir que está en el mejor lugar para superar cualquier problema de salud. “De momento ha quedado cancelada su agenda hasta el lunes hacia la una del mediodía”.
Nadie se atreverá a contradedir al Papa pero si se lograra prolongar más tiempo el reposo una semana más sería bueno para su estado físico.
Hace ya dos semanas que se lo notaba más débil, con los ojos cansados, el rostro hinchado por la cortisona que se le administra para combatir la infección respiratoria.
El Papa ha insistido en que padece un “intenso resfrío” en los últimos tiempos pero la bronquitis nunca se le va del todo: se retira y luego vuelve con los fríos y la falta de reposo.
Desde la semana pasada permanece en su alojamiento en la Domus Pacis, el hotel vaticano que es su residencia porque no le gusta la soledad majestuosa de los aposentos pontificios en el Palacio Apostólico y nunca vivió en ellos.
Todas sus audiencias han sido concentradas en la residencia, pero las actividades no han calmado su esfuerzo. Este viernes fue llevado al Policlínico Gemelli tras haber recibido al primer ministro eslovaco Robert Fico.
Es probable que ya se sintiera mal, como le pasó en 2023. Sufría una afección respiratoria que le impedía leer discursos largos y se sintió mal después de la audiencia general. Se desató la alarma. Fue internado en el Hospital Gemelli y salió a los tres días.
En estos años ha debido suspender giras en el exterior y otras obligaciones.
Pulmones débiles, caídas y fracturas
Los pulmones son uno de sus puntos débiles. A los 21 años en Buenos Aires le extirparon la parte superior del pulmón derecho por una seria neumonía.
En Roma, en tres años entró tres veces al quirófano en el Gemelli. Le extirparon parte del colon (30 centímetros) en 2021, le operaron la rodilla derecha en 2022 y una obstrucción intestinal en 2023. En 2019 le habían operado unas cataratas. Todas intervenciones que salieron muy bien.
Los problemas en la rodilla derecha al caminar han terminado por obligarlo a moverse en sillas de ruedas o apoyandose en un bastón, pero estos problemas no se han agravado.
En diciembre y enero sufrió dos caídas en su alojamiento vaticano. Se golpeó en el mentón y se lesionó un brazo. No tuvo fracturas y se curó rápidamente.
La bronquitis aguda es la enfermedad que más requiere curas. Se trata de una inflamación de la tráquea y de las vías respiratorias que se ramifica en los bronquios.
Este viernes se supo que el sábado pasado había ido al Gemelli a hacerse una TAC, la Tomografía Axial Computarizada. Además de las dosis masivas de cortisona, el Papa fue sometido las últimas dos semanas a flebos suministrados con cánula.
¿Imprudencia?
En el Vaticano no faltan los que sostienen que el domingo pasado fue una imprudencia que el Papa impusiera su voluntad de presidir la misa por el Jubileo de los Militares.
Era una jornada fría, pero en la plaza había 30 mil militares y representantes de las fuerzas del orden público de todo el mundo. Se tomaron precauciones para evitarle el frío pero debió finalmente volver a su residencia de Santa Marta.
Bergoglio hablaba mientras se reponía de los esfuerzos de estos días. “Recen por mi porque mi trabajo se ha acelerado mucho y mi moto ha envejecido y no funciona bien”, dijo a sus colaboradores.
Debido a la internación del Papa, la audiencia jubilar de este sábado ha sido anulada y la Santa Misa por el Jubileo de los Artistas y del Mundo de la Cultura del próximo domingo será presidida por el cardenal José Tolentino de Mendonsa.
El encuentro más importante previsto para el lunes 17 en Cinecittá, que ha sido corazón del cine italiano y la sede donde hacía sus filmes Federico Fellini, debió ser anulado.