Cerdán era el secretario de organización del PSOE, el tercer puesto en importancia del partido y un hombre de extrema confianza para Sánchez, quien la asignaba tareas delicadas. Como fue la negociación fuera de España con el ex presidente catalán Carles Puigdemont para que su partido independentista apoyara la reelección de Sánchez en 2023.
El ex secretario de organización socialista se presentó este lunes en el Tribunal Supremo para declarar en una investigación que lleva adelante el juez Leopoldo Puente a partir de un informe de la Guardia Civil que apunta a Cerdán, al ex ministro de Transportes, José Luis Abalos, y a su ex chofer y asesor, Koldo García. Se los señala como presuntos integrantes de una asociación ilícita que se quedaba con “mordidas” a cambio de conceder a empresas privadas la construcción de obras con dinero público. Están acusado de cohecho, organización criminal y tráfico de influencias.
La detención de Cerdán profundiza la grieta dentro del PSOE, donde algunos referentes de peso, como el ex presidente Felipe González o el presidente regional de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, archivaron los eufemismos para expresar su rechazo a la actitud del secretario general del PSOE. Abiertamente le piden a Sánchez que abandone la conducción del Partido Socialista y que, como jefe del gobierno de España, convoque nuevas elecciones.
Estrategia
El fin de semana el PSOE celebrará un comité federal para reemplazar a Santos Cerdán y hay expectativa sobre lo que Sánchez pueda proponer o hasta dónde se hará cargo del escándalo.
En su plan estratégico, el presidente del gobierno de España fue logrando que algunos de sus ministros se conviertan en jefes del PSOE de las comunidades autónomas de las que proceden. Hoy, son su único refugio político y quienes salen a dar la cara por un gobierno al que le suben cada vez más los glóbulos blancos de la infección que padece.
“Para nada”, fueron las palabras con las que este lunes desestimó la posibilidad de un adelanto electoral la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Montero lidera, además, el PSOE de Andalucía, su tierra.
“No me he llevado ni un duro”
“No me llevado ni un euro”, dijo Santos Cerdán en su declaración en el Tribunal Supremo este lunes. Horas después, abandonó el juzgado en un auto policial que lo alojó en la prisión de Soto del Real, 44 kilómetros al norte del centro de Madrid.
El juez accedió al pedido de la Fiscalía Anticorrupción, que le solicitó la detención de Cerdán ante el riesgo de que destruya pruebas o se fugue. Aún quedan por investigar su patrimonio y sus cuentas bancarias.
El gobierno de coalición de izquierda PSOE-Sumar no se esperaba la detención del ex secretario de organización socialista. Los otros dos imputados, el ex ministro Abalos y su asesor Koldo, declararon la semana pasada pero quedaron en libertad con medidas cautelares.
Cerdán utilizó el mismo argumento del que echó mano el gobierno cuando habla de persecución política por parte de la derecha y de la ultraderecha española en los casos que involucran investigaciones judiciales en el entorno familiar -la esposa, el hermano- de Pedro Sánchez.
El ex número tres del PSOE aseguró que hay una campaña en su contra por haber sido quien llevó adelante las negociaciones con los independentistas catalanes y vascos para lograr que apoyaran la designación de Sánchez como jefe del gobierno, una vez más, después de las elecciones de julio de 2023.
Y apuntó a que otro ministro que también participó en el armado de apoyos parlamentarios de otros partidos a la investidura de Pedro Sánchez podría ser el próximo en caer en desgracia. Se refería a Félix Bolaños, actual ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes.
Que un expulsado del partido convertido en un collar de sandías perfecto para hundir la reputación del PSOE utilice los mismos argumentos enfurece al gobierno y los convierte en un búmeran.
Un botín de cinco millones de euros
El presidente Sánchez, sin embargo, no está dispuesto a pagar -por ahora- ningún costo político por la corrupción que corroe al PSOE.
Acorazado detrás de su manual de resistencia, Pedro Sánchez pidió perdón “por haber confiado en quienes no debía confiar” y reemplazó interinamente el rol de secretario de organización por un grupo de cuatro cargos del partido.
Desde Sevilla, donde oficia de anfitrión de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de las Naciones Unidas, insistió con que el PSOE tuvo buenos reflejos para expulsar a Cerdán del partido y que ahora “es el tiempo de la Justicia”.
El juez que instruye la causa, sin embargo, dejó la puerta abierta a que “más personas, físicas o jurídicas” hubieran podido gozar de las mieles de las coimas. El juez Puente habla de “un botín” que podría rondar los cinco millones de euros.
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