Como parte de las actividades especiales de la 37ma. edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el martes se presentó el libro “Super 8 Argentino Contemporáneo”, del cineasta y periodista Paulo Pécora, en el Club Español.Con un sol radiante del mediodía que no disminuyó el interés del numeroso público que asistió a la presentación, el autor habló con Télam sobre su tercer libro -que sucede a “Contactos” y “Libro abierto”, ambos de fotografías, y que fue editado por la Universidad del Cine de Buenos Aires y la editorial Biblos-, que repasa la rica historia del Super 8 en la Argentina.
“El libro nació por la inquietud de reflejar a cineastas, músicos, fotógrafos, diseñadores, actores y actrices que eligieron al Super 8 como medio de expresión”, cuenta el director y periodista.
Pécora explica que el formato fue creado en 1965 para el uso hogareño pero luego “muchos artistas empezaron a trabajar con este formato de manera creativa”.
“Super 8 Argentino Contemporáneo” repasa la obra de varias figuras que lo utilizaron, con entrevistas a artistas y realizadores como Claudio Caldini, Marie Louis Alemann, Roberto Barandalla, Pablo César, Narcisa Hirsch, Ernesto Baca y Raúl Perrone, entre otros.
-Télam: ¿Cuál fue el motivo escribir sobre el Super 8?
-Paulo Pécora: El libro nació por la inquietud de reflejar a cineastas, músicos, fotógrafos, diseñadores, actores y actrices que eligieron al Super 8 como medio de expresión, gente que yo conocía por ser también cineasta y también periodista. Me interesaba mucho observar y de alguna manera tejer relaciones entre diferentes artistas y eso me fue llevando a reflejar con este libro la existencia de esta escena, con este formato creado en 1965 para extender el uso del fílmico a las familias, al uso hogareño, y que casi de inmediato muchos artistas tomaron para trabajar con este formato de manera creativa, que por un lado tiene un montón de limitaciones en relación a su miniatura pero al mismo tiempo un montón de posibilidades expresivas, desde la filmación, el uso del cuadro a cuadro, el stop motion, que puede ser utilizado de manera experimental. Incluso el revelado, o el montaje, en donde se puede rayar, pintar o dibujar sobre la película y hasta en la proyección, en donde podés utilizar varios proyectores a la vez, sobre una pantalla con todas las proyecciones encimadas.
Con el Super 8 se filma con una cámara muy chiquita, no hay necesidad de ningún asistente; sos vos solo con el mundo, lo que te permite una autonomía y una independencia muy grande.
-¿Cuál es la historia del formato en la Argentina?
-Es un libro eminentemente periodístico que tiene la mirada de alguien que también filma en Super 8 y conoce el medio, con un acceso a la mayoría de los realizadores y realizadoras que filman en este formato, incluso de pioneros como Claudio Caldini, que en sí mismo es un puente generacional, porque empezó a filmar en 1967 y en el presente sigue haciendo cosas. Él unió a varias generaciones, es una especie de transmisor de saberes técnicos y estéticos. Así que de algún modo el libro es un recorrido por la historia del Super 8 en la Argentina, que abarcó no solo el cine experimental sino también el documental y la ficción.
En esta historia hubo altas y bajas que yo separo en tres grandes bloques, el comienzo, un difícil periodo intermedio por la aparición del video analógico, el VHS, que de alguna manera le quitó un montón de público al formato, a lo que se sumó que las empresas que hacían la película empezaron a dejar de fabricarla. Y finalmente el presente, en donde volvió a venderse en la Argentina. Lo que significó la aparición de nuevos realizadores y nuevas realizadoras.
-¿Qué vigencia tiene en la actualidad el Super 8 en el mundo y en la Argentina?
-Te diría que es un formato vivo en el mundo pero restringido a algunos nichos del cine experimental o a documentales de ensayo. En Argentina, la restricción tiene que ver con los costos, la película realmente vale muy cara al igual que revelarla.
Por eso hay mucha gente que no está filmando en Super 8 pero trabajan sobre proyecciones performáticas, con muchos proyectores a la vez y música en vivo, utilizando películas que ya filmó alguna vez o películas encontradas, interviniendo materiales ajenos de películas hogareñas encontradas para así con eso generar nuevas películas.