En “Sociópata” (editorial Planeta), Patric Gagne narra sus memorias. Empieza con su infancia, en la que se quedó con las gafas del mismísimo Ringo Starr e incluso clavó a una compañera un lápiz sin sentir culpa alguna. En definitiva muestra su vida con sociopatía, un término que ya en la clínica está en desuso.
EFEsalud ha entrevistado a la psicóloga estaounidense, quien asegura que no quiere minimizar la sociopatía, pero sí hacer ver que son millones de personas las que tienen este trastorno, decirles que no están solas y que gracias a la terapia pueden entender por qué tienen esos comportamientos y sobrellevarlos.
Patric Gagne estudió en la Universidad de Califormia (UCLA), se doctoró en Psicología Clínica en el California Graduate Institute de la Chicago School, con una tesis que, precisamente, examinaba la relación entre la sociopatía y la ansiedad.
La investigación de Patric Gagne se convertiría en la base de sus estudios sobre la sociopatía, pero también de su libro “Sociópata”.
¿Qué van a encontrar los lectores en el libro?
Se trara de un libro de investigación. Es la historia sobre una niña que era diferente y creció en su camino a la adultez intentado entender qué pasaba, identificando el diagnostico de sociopatía y viviendo con ello, es un camino de emociones y comportamientos.
Es mi historia, que ofrezco a millones de personas que sé que comparten mi mismo diagnóstico y la esperanza de abordar un trastorno que, normalmente, está muy deshumanizado.
¿Cómo definirías a una persona sociópata?
Hay unas características comunes. Por enumerar algunas: tendencia al engaño, la falta de remordimientos, la manipulación, actuar en contra de las normas sociales, y las dificultades en las relaciones interpersonales. Éstas son las que, normalmente, reciben más atención por parte del público general.
Pero estos son los aspectos comportamentales. En lo que a mí me gustaría hacer hincapié es en que normalmente se dice sobre las personas con sociopatía que no tienen emociones, que no sienten nada, pero no es cierto, no es así.
Claro que sienten las emociones de base, las inherentes al ser humano, como la alegría, la tristeza o el enfado. En las que tienen más dificultad es justamente para aprender eso, las emociones aprendidas, como la empatía, el amor, el remordimiento. Lo más importante es entender las dificultades en desarrollar las emociones.
¿Tiene tratamiento? ¿Hay terapia?
La investigación indica que las personas con una sociopatía de nivel entre bajo y moderado, sí que funciona, de hecho a mí misma me funcionó muy bien, tanto la terapia cognitivo-comportamental como la terapia hablada.
El poder hablar de los problemas me permitió, en un primer lugar, disminuir los comportamientos autodestructivos, y en segundo lugar, entender por qué acababa de tener esos comportamientos.
Lo importante es intervenir pronto, aunque es muy difícil diagnosticarlo en la infancia, pero cuando se observan comportamientos antisociales, una intervención rápida da resultados muy buenos.
En el libro cuentas numerosas situaciones para tratar de explicar qué pasa por la mente de un sociópata, como cuando se muere tu hurón y dices: “veía mis emociones, pero no estaba conectada con ellas” y “yo no elegía comportarme así”… ¿Se consigue conectar con las emociones gracias a la terapia?
Yo sí que sentí tristeza cuando murió mi hurón pero no conectaba con ella de la misma manera que lo hacía mi hermana, en ese sentido, las personas que somos neurodivergentes, estamos constantemente comparadas y desde fuera parece que no tenemos emociones.
“No es culpa mía no sentir igual que los demás, ¿qué se supone que tengo que hacer?” es otra de las frases de Patric Gagne en “Sociópata”…
Efectivamente, no es que uno elija esa falta de culpa, de remordimientos. Es algo que está muy estigmatizado y demonizado de alguna forma.
¿Cómo crees que la gente ve a un sociópata como Patric Gagne desde fuera?
Está estigmatizada. No todos los sociópatas son criminales peligrosos, desde luego que hay, pero igual que en cualquier otro trastorno de la personalidad, pero es que esos son extremos y hay muy pocos. No se puede generalizar al resto.
De hecho, esa es la conclusión y lo que quiero trasmitir con mi libro, que no todos los sociópatas son criminales ni peligrosos, porque la sociopatía es un espectro de trastorno y las investigaciones muestran que la mayoría de las personas se sitúan en la parte baja de ese espectro. Eso es lo que quiero que la gente entienda.
¿La sociopatía y la psicopatía son similares?
Para responder a esta pregunta tenemos que tirar de biología. La sociopatía como tal no es un diagnóstico que se haga hoy en día con ese término, ha quedado obsoleto.
La distinción sería la siguiente: son muy pocos los psicópatas, como un 0,01 % de la población y se trata de un problema cerebral. Las emociones primarias sÍ las van a sentir, pero en ningun caso van a poder desarrollar esas emociones secundarias. mientras que los sociópatas son mas comunes y el trastorno está mucho mas ligado al entorno, al medio.
Es verdad que la situación se hace confusa porque al no usar hoy en día el término sociopatía como diagnóstico, todo queda reducido a la psicopatía, ya que se habla de una primaria, que es el psicopatía a causa de un problema cerebral; y la psicopatía secundaria, que seria el antiguo sociópata, que es algo ligado al medio.
¿La soledad está implícita en la sociopatía?
Sí, desde luego, esa fue mi experiencia, porque al final no puedes admitir como te sientes abiertamente porque si no, el riesgo de ostracismo es evidente, vas a recibir el rechazo de las demás personas y yo era suficientemente lista como para saber que no quería que me rechazasen. En ese sentido, me veía obligada a fingir que era normal, pero primero es agotador y segundo, crea mucha sensación de soledad el no poder manifestarse como una es.
Asegura que no tiene intención de minimizar la gravedad del trastorno ni de idealizarlo y hace hincapié en la importancia de recibir atención…
Sí, quiero ser muy clara, mi objetivo no es minimizar el trastorno, mi objetivo es que se entienda mejor, más en profundidad y, sobre todo, el hecho que hemos mencionado, que la mayor parte de las personas con este trastorno están en la escala baja-moderada y eso es lo que quiero transmitir. Te hago un paralelismo, es como si hablamos del cáncer y solo hablamos del cáncer terminal, entonces ¿a quien ayudaríamos si solo nos centramos en eso?
Si solo hablamos de los casos extremos en cierta forma estamos estimulando ese extremismo, mientras que en esa escala media -baja de trastorno sí hay esperanza y hay tratamiento.
¿Cómo ha explicado a sus hijas lo que le ocurre?
Mis hijas son pequeñas y tienen su propio camino psicológico que recorrer, no quiero que el mío interfiera en su desarrollo. Como todos los padres, intento ser transparente aunque les hago ver que no siempre dispongo de todas las herramientas emocionales para dar las respuestas pertinentes, pero son cosas con las que hay que lidiar.