Paridad extrema entre Donald Trump y Kamala Harris en los sondeos, pero hay alerta por el «voto vergonzante»


“No sé a quién voy a votar. No me gusta ninguno de los dos candidatos. Pero sé que un galón de leche hoy cuesta mucho más que hace 4 años y que los alimentos están más caros. Necesito conseguirme otro trabajo para poder estar como antes, pero es muy difícil porque está lleno de inmigrantes que nos quitan el empleo”, protestaba Robert, un conductor de Uber de Milwaukee, Wisconsin, uno de los estados clave para ganar las elecciones de Estados Unidos dentro de un mes.

“¿Entonces va a votar a Donald Trump?”, pregunta esta periodista notando que el discurso se alineaba con las ideas del magnate. El conductor insiste en que no sabe, pero por sus comentarios, muy en sintonía con el mensaje trumpista, todo indica que se inclinará por el republicano. Pero no lo quiso decir.

A un mes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, el panorama electoral asoma tremendamente reñido en las encuestas. Donald Trump y la demócrata Kamala Harris van cabeza a cabeza y cualquiera puede ser el próximo presidente.

Votantes en Detroit, Michigan, en las pasadas elecciones.

Según un promedio de encuestas de RealClearPolitics, Harris aventaja a Trump por 2,2% en votos a nivel nacional, pero el panorama se ve mucho más ajustado en ciertos estados que, dado el sistema electoral estadounidense, son fundamentales para ganar la elección.

En Arizona, Nevada, Wisconsin, Michigan, Pennsylvania Carolina del Norte y Georgia, hoy el voto se inclina levemente por uno o por otro por apenas décimas. Pero un dato es crucial: en Michigan, por ejemplo, a esta altura, en 2016 Hillary Clinton superaba a Trump por 5,7%, igual que Biden al magnate en 2020. En Pennsylvania, Hillary le ganaba por 5,4% y Biden por 6,5%.

O sea que muchos que dijeron que estaban indecisos o que no iban a votar terminaron votando por Trump. Ahora podría pasar algo parecido, alertan los expertos.

Quizás porque Trump ya no es el «outsider» que irrumpió en la política en 2016 y tiene hoy un mandato cumplido y un controvertido legado sobre su espalda –el no reconocimiento del resultado de las elecciones, el estigma del asalto al Capitolio y 34 delitos penales–, el voto oculto o vergonzante puede ser clave en las elecciones. Se da sobre todo entre los moderados e indecisos: ya saben a quien van a votar, pero no lo expresan a los encuestadores ni a sus vecinos porque tienen vergüenza.

Militantes llaman a votar en Atlanta, Georgia. Militantes llaman a votar en Atlanta, Georgia.

Las encuestadoras ya vivieron este fenómeno en 2016, cuando vaticinaron que Hillary le ganaría a Trump por 6 puntos y terminó perdiendo en el Colegio Electoral, aunque no en voto popular. También sucedió en el 2020: los sondeos pronosticaron una victoria mucho más amplia de la que finalmente obtuvo Joe Biden.

Scott Keeter, asesor senior de encuestas del Pew Research Center señala a Clarín que “hoy muchas personas se preguntan sobre la posibilidad de que los votantes no estén dispuestos a expresar una preferencia honesta en las encuestas. Esa fue una pregunta particularmente común en 2016, cuando Donald Trump era nuevo en la escena política y algunos observadores se preguntaban si la gente lo apoyaría abiertamente. Una forma en que la gente ocultaba su voto era diciendo que están indecisos cuando en realidad no lo estaban”.

“Por ahora no hemos visto evidencia de un efecto de un voto oculto a Trump o Harris entre el público. Pero, sin embargo, creemos que los partidarios de Trump pueden ser ligeramente más reacios a participar en las encuestas que otros votantes, tal vez porque no confían en las instituciones que las realizan. Esta renuencia podría ser una razón por la que las encuestas subestimaron su apoyo en 2016 y también en el 2020. No está claro si esto se debe a algo como un voto vergonzante a o simplemente a una falta de voluntad para participar en las encuestas realizadas por las principales compañías de noticias”, agrega.

Bruce Cain, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford, señala a este diario que “la posibilidad de que haya razones para mentir u ocultar las verdaderas intenciones de voto es ciertamente plausible, y podría crear un sesgo en las encuestas como ocurrió en 2020. Además, el sesgo podría funcionar en dos direcciones para los republicanos. Podría ser, como ocurrió en elecciones anteriores, republicanos que se avergüenzan de declararse abiertamente partidarios de Trump, pero manifiestan estar a favor de recortes de impuestos, reglas de inmigración más estrictas y alivio regulatorio, y finalmente votarán por él. Pero también es posible que Trump se haya vuelto tan escandaloso y controvertido que haya republicanos que teman declarar su oposición a él, pero planeen votar por Kamala o no votar por nadie”.

La elección de 2020 en Estados Unidos. Foto: Reuters La elección de 2020 en Estados Unidos. Foto: Reuters

“Los votantes verdaderamente indecisos y los que se inclinan hacia algún candidato pero no están seguros son la clave de la elección. Algunos de los indecisos podrían ser personas que fueron republicanas en 2016 y 2020 y temen represalias (del partido o sus simples vecinos) si declaran su intención de votar en contra de Trump”, agrega.

Consultada Liberty Vittert, profesora de análisis de datos, experta en opinión pública y elecciones de la Universidad de Washington, alerta que “en algunos aspectos es incluso peor que en 2016 y 2020. La esperanza es que los encuestadores se den cuenta de que esto existe y lo hayan corregido. Hay métodos para esto, es decir, en lugar de preguntar por quién votas, algo que puede incomodar a la gente, se les pregunta, por ejemplo, a quién votan sus amigos, porque generalmente la gente se siente más cómoda respondiendo sobre sus amigos con los que tiene creencias políticas similares”.

“El voto vergozante sería para Trump mayoritariamente. No veo en principio voto vergonzante para Kamala, pero podría haber una parte de los indecisos que en general votarían por republicanos, pero no les gusta Trump y esperan que Kamala sea moderada”.

“El punto principal es que en 2016, los encuestadores sobrestimaron a Clinton por 4 puntos y al final resultó una elección lo suficientemente reñida como para que esa sobrestimación le diera la victoria a Trump”, señala.

“En este momento, los encuestadores dicen que Harris está unos 2 o 3 puntos por delante de Trump. Si tienen el mismo nivel de error que en las últimas dos elecciones, entonces Trump está ganando. Así que, si yo fuera Harris, para sentirme totalmente segura, necesitaría estar 6-8 puntos por encima. Creo que la conclusión es que ningún candidato se siente seguro ni cómodo en este momento con las encuestas. Hoy la elección es un verdadero empate”.

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