Con gritos de «No al Golpe» en el Palacio del Planalto, la presidenta recibió a la llama olímpica en Brasilia y, si se confirman las previsiones, será suspendida la próxima semana por 6 meses en el cargo por el juicio político que se le sigue en el Congreso, con lo cual los Juegos de Río serían inaugurados por el vicepresidente opositor, Michel Temer.
«Sabemos las dificultades políticas que existen en Brasil hoy, conocemos la inestabilidad política. Brasil será capaz de, incluso conviviendo con un período difícil y crítico de la historia de la democracia de nuestro país, de saber convivir porque creamos las condiciones para eso para recibir de la mejor forma a atletas y a visitantes extranjeros», dijo en su discurso la mandataria.
La presidenta estuvo acompañada por atletas, las autoridades del deporte brasileño y el jefe del comité organizador, Carlos Arthur Nuzman,
«Un país cuyo pueblo sabe luchar por sus derechos y defiende la democracia es el país que tendrá el mayor éxito. Dejemos que esta llama guíe a toda la humanidad», dijo y agregó que ha trabajado con «orgullo para ofrecer la mejor olimpíada de la historia».
La rampa del Palacio del Planalto fue maquillada como una pista de atletismo desde donde la mandataria entregó la antorcha a Fabiana Claudino, capitana de la selección de vóleibol y bicampeona olímpica en Pekín 2008 y Londres 2012.
Entre las personas que pasearon la antorcha olímpica por la Explanada de los Ministerios de Brasilia se encontraba la refugiada siria Hanan Khaled Daqqah, de 14 años, quien hace dos años vive en San Pablo.
La llama olímpica encendida en Olimpia, Grecia, el pasado 21 de abril, llegó en un avión de Latam acompañado por aviones cazas de la Fuerza Aérea brasileña dentro del candelero a cargo de Nuzman.
Esta misma llama llegará el 5 de agosto al estadio Maracaná de Río de Janeiro para dar inicio a la competición más popular del planeta.
La presidenta Rousseff destacó que la trayectoria de la antorcha olímpica alcanzará durante 94 días a 320 municipios de todos los estados del país «llevando los Juegos Olímpicos a todas las calles de Brasil para una celebración de la paz universal».
Rousseff dijo que los equipamientos en Río de Janeiro están listos para su utilización y que el país está preparado para garantizar la seguridad de los atletas y visitantes de la ciudad maravillosa. Destacó que será la primera vez en Sudamérica que se realizarán los Juegos Olímpicos, conquistados en 2009 por una acción en la que participó el entonces presidente Luiz Inácio Lula da SIlva,
cuando Brasil estaba en el pico de su imagen internacional.
Actualmente, al contrario, la marcha de la antorcha olímpica por Brasilia, sirvió de escenario para reflejar ante el mundo la disputa política en torno a Rousseff, a quien el Senado puede suspender la próxima semana para someterla a juicio político por supuesta irregularidad administrativa en la ley de responsabilidad fiscal, un acusación llamada de «golpe» por el oficialismo.
Durante el paso de la antorcha por Brasilia, la capital se transformó en un pequeño acto político, con consignas en portugués y en inglés a favor y en contra del proceso de juicio político.
«SOS: Golpe en Brasil», decía un cartel de los que simpatizan con la presidenta que llevaban corriendo al lado de los atletas que trasladaban la antorcha por la capital. Otro cartel decía que «El Golpe es Contra los Brics (Siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)» y «La democracia está en riesgo».
También hubo carteles en inglés por parte de los movimientos que están a favor de la destitución de Rousseff y defienden al vicepresidente Temer, que se ha pasado a la oposición y prepara un nuevo gobierno para asumir el próximo jueves en forma interina.
«Olympeachment es aquí», decía un cartel y otro, en inglés, explicaba la posición opositora: «Dilma cometió delitos, no hay golpe en Brasil».