El obispo Jorge Lugones, titular de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social, retomó este domingo las palabras de papa Francisco sobre su preocupación sobre la pobreza y los efectos de la inflación en la Argentina y advirtió que es «una cuestión estructural que, evidentemente, responde a múltiples causas, pero afecta más fuertemente a los sectores más pobres».Monseñor Lugones lo definió como «una preocupación central» sobre la que «nos hemos pronunciado ya en distintas oportunidades y foros sociales sobre estos temas que hacen a la vida y convivencia social entre nosotros» y agregó que «no solo nos preocupan, sino que, en la medida que podemos, nos estamos ocupando desde nuestras Cáritas, con la ‘ayuda inmediata’ y con proyectos de promoción humana y social».
Después de destacar “la formación y acompañamiento de cooperativas y mutuales barriales en el conurbano bonaerense», se refirió – en declaraciones al diario La Nación- “al acompañamiento de movimientos sociales como Cuidadores de la casa común que acompaña, contiene y forma desde ‘Laudato si’ sobre el cuidado de la naturaleza y los descartados de la sociedad, con capacitación para el cuidado, a jóvenes en vulnerabilidad psico-social, que ya está en dieciocho provincias. Sólo en Jujuy son más de setecientos jóvenes y solo la mitad de estos tienen un plan asistencial»
Desde la Diócesis de Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires, de la que es responsable, subrayó las preocupaciones que el Sumo Pontífice señala a sus obispos: «La falta de diálogo, el desencuentro social, insiste en el cuidado de los pobres, en los criterios que propone en ‘Fratelli Tutti’: fraternidad universal y amistad social y en ‘Soñemos juntos’: creatividad para acercar la brecha entre adultos mayores y jóvenes, la misión en las periferias existenciales y en los barrios, creatividad para anunciar el evangelio. Discernir juntos a través de lo que la iglesia llama: los signos de los tiempos: El Espíritu nos muestra cosas nuevas, esto nos permite entender el sentido de los cambios… al rezar sobre estos eventos y tendencias a la luz del Evangelio, podemos detectar las mociones que reflejan los valores del Reino de Dios y su oponente».
Como titular de la Pastoral Social de la Iglesia Católica, Lugones conoce cuál es el impacto que la pobreza en los sectores más vulnerables por lo retomó los dichos del Pontífice y explicó qué debería hacerse para modificar esta realidad: «Tal como analizaba Francisco, el aumento de la pobreza estructural a lo largo de los años, que reconoce entre otras causas la desindustrialización y concentración en las grandes urbes, reclama políticas públicas que salgan del cortoplacismo, con acuerdos de todos los sectores involucrados en el mundo del trabajo«.
En ese orden, Lugones hizo hincapié en la necesidad de brindar capacitación a la población en los «nuevos oficios del futuro, industria del software, y programas de reconversión de la mano de obra», para lo que considera fundamental «la actualización de todos los programas educativos desde la primaria hasta el secundario, que incorpore el nuevo paradigma tecnológico y un programa de desconcentración poblacional, como propone ‘Marcha al campo’, proyecto presentado en la Cámara de diputados».
«Se requiere de un trabajo artesanal para pasar esta situación macroeconómica difícil y lograr aprovechar, de modo ambientalmente sustentable, el potencial energético, minero y agroindustrial para exportar en una coyuntura global, donde justamente aparece esta demanda en la situación apuntada de pospandemia y guerra», definió el Obispo y añadió que se necesita «más empleo y de mejor remuneración».
Pero reconoce que la Argentina tiene grandes dificultades para enfrentar por sí sola estos desafíos, por lo que afirmó que es «clave la integración sudamericana y eventualmente latinoamericana y las perspectivas que ofrece una política internacional, ejercida desde los distintos espacios regionales (Mercosur, Unasur, por ejemplo) que encuentre modos para hacer crecer la capacidad de negociación en el mundo».
Con respecto al impacto de la inflación en la Argentina, si bien sostuvo «que a diferencia de otras épocas, hoy también es un problema global, en nuestro país se advierte como una cuestión estructural que, evidentemente, responde a múltiples causas, pero afecta más fuertemente a los sectores más pobres», y señaló «la inexistencia de un motor industrial en el país desde el año 1976, que sea un generador de divisas extranjeras, hizo de manera sistémica que haya un faltante de dólares año tras año, debido a exportaciones de bajo nivel de manufactura, esto sumado al déficit permanente que es cubierto por una emisión monetaria sostenida en los años y sin respaldo suficiente en el banco central, para mantener el tipo de cambio lo que provoca una volatilidad del dólar que acarrea el ajuste de precios en todos los otros bienes de la economía y termina reflejado en el índice de inflación que como dijimos afecta principalmente a los sectores más vulnerables de la sociedad».
A su vez, Lugones resaltó que «estamos convencidos de que la Patria es tarea de todos, en especial en este tiempo en nuestro país y en la región, ya que asistimos a una instigación permanente al odio y al desencuentro, que nos impide reconocernos como hermanos y dar pasos trascendentes en términos de unidad», y recordó que Francisco dice que de la crisis se sale arriesgando y tomando la mano del otro, para advertir sobre «clima enrarecido por las divisiones internas de las principales coaliciones, aparece un ansia de protagonismo de varios candidatos, sin voluntad de consenso para generar una futura gobernabilidad, sea del color partidario que fuere».
«Del mismo modo se ve desánimo en mucha gente descreída de la política, con cierta polaridad entre la crispación y la desidia o apatía», dijo para enfatizar que «es necesario defender el sistema democrático, teniendo presente que la administración de la vida en sociedad no es sólo tarea del poder político, sino que está condicionada también por otros poderes, como el judicial o el económico y que es tarea de todos cuidar la voluntad soberana del pueblo».
En ese marco, Monseñor Lugones también observó la marcha de la gestión económica del gobierno, la desigualdad y el endeudamiento externo: «En el escenario global generado por la pandemia del Covid y la actual guerra en Europa, aunque se verifique crecimiento en la actividad económica o en el empleo, sigue habiendo un número inaceptable de hermanos en situación de pobreza. Nos preocupan los datos sobre la desigualdad económica en nuestra Patria, el modo en que la concentración excesiva de la riqueza en pocas manos desalienta el empleo nacional, estimula el ahorro fuera del país, el consumo externo y la fuga de divisas. Además, como dice el Papa, la deuda externa es una condicionante del desarrollo».
En su análisis, no quedaron de lado las políticas que se impulsan desde el Estado, en particular los planes sociales que dijo «son necesarios en la coyuntura, hasta la consolidación de modelos de economía popular sustentables, pero que es imprescindible un verdadero plan de Desarrollo Humano Integral que incluya un proyecto de repoblación de nuestro país para encausar la angustiante necesidad de tierra, techo y trabajo que tiene gran parte de nuestro pueblo».
«En este proceso, algunos planes van a tener que durar en el tiempo como medio de sustento para los que no tienen otra salida ni otro recurso», expresó Lugones, pero puntualizó en que «es indispensable que no sean administrados discrecionalmente, de modo que no queden sin cobertura aquellos sectores que no estén asociados a los grandes movimientos», y si bien entiende que se están dando pasos en la reconversión de esos planes en empleo genuino «demandará grandes esfuerzos de conjunto porque es imprescindible para ello consolidar un modelo que anteponga la producción a la especulación, la distribución a la concentración y el acaparamiento, el bien común a la rentabilidad sectorial, lo que solo podrá lograrse desde un serio y profundo acuerdo social y político».
Por último, para reflexionar sobre la tensión actual entre el oficialismo y un sector del Poder Judicial, Lugones recordó una pasaje breve de su homilía reciente en la fiesta patronal Nuestra Señora de la Paz: «Madre caminante, como tú, llénanos de ternura hacia los necesitados de paz, no sólo de tranquilidad, sino de la paz de la convivencia, de la paz que nos hace responsables de todo padecimiento y ofuscamiento de la justicia, justicia demasiado largamente esperada», y afirmó que «es doloroso ver los tiempos de los procesos en la justicia para los más pobres, como hemos dicho los obispos: demasiado largamente esperada»…
Para concluir que «desde el punto de vista institucional y político, estas fuertes tensiones entre oficialismo y oposición y también por conflictos crecientes en cada uno de esos espacios que ya señalamos, han impedido establecer los acuerdos necesarios y así han dificultado el funcionamiento de los órganos del Estado: no se ha podido nombrar a un nuevo juez de la Corte Suprema, ni al Procurador General, ni al Defensor de Pueblo, continúan vacantes cientos de cargos judiciales y se han multiplicado los conflictos en torno al Consejo de la Magistratura. Lo cierto es que nuestra gente percibe una justicia muy alejada de sus necesidades».