Nunca sentí que dejé de ser parte del grupo


El escenario mendocino fue el disparador de muchas cosas, más allá de la derrota ante Francia. Era el primer partido del año, el debut de Felipe Contepomi al frente de Los Pumas y cada uno de los convocados, tenía un motivo para hacer del test match algo singular más allá del resultado. Para los que jugaron el Mundial, la confirmación de su continuidad. Para los dos que nunca estuvieron, la cuestión fundacional. Y para Matías Orlando, nada menos que el retorno.

Se consumó dos días antes de que se cumpliera un año afuera del seleccionado: Michael Cheika lo convocó para el Championship de 2023 y reemplazó a Matías Moroni en la primera fecha ante los All Blacks en Nueva Zelanda. Después, no volvió a formar parte de las convocatorias.

El jugador de 32 años llegó al estadio sentado en uno de los asientos traseros del micro junto al capitán Julián Montoya. No es uno de los nuevos, no es de los que jugó por el tercer puesto en el último Mundial y fue, en su partido 55 con Los Pumas, el que apoyó el segundo try en la era Contepomi.

-¿Cómo es volver a un espacio del que quedaste afuera?

-Si bien no estuve en el Mundial, nunca sentí que dejé de ser parte. Tuve la suerte de estar en el 90 por ciento de las listas, pero no en la más importante, que es la del mundial, quedarme afuera. No fue el fin del mundo ni mucho menos. Fue agachar la cabeza, seguir trabajando y darme la oportunidad de estar acá.

Después de la caída frente a Francia, Tosti le explica a Clarín porque su vuelta fue como el tango de Pichuco Troilo que se adentra en la raíces ¿Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio, ¿Cuándo? ¿Pero cuándo? Si siempre estoy llegando, dice la pieza. “Me sentí bien. Traté de enfocarme en el laburo que tenía que hacer, en lo que me pidieron los entrenadores y soy muy feliz por estar acá otra vez”, confió después del partido, No hablaba de los 10 minutos que le tocó estar en cancha, ni estrictamente de su try. Para el tucumano de Miami Sharks, el retorno al Seleccionado es una revancha personal.

“Fue un año difícil, todos saben lo que pasó el año pasado… son situaciones que pasan, lo tomé así y me preparé para el partido. Traté de que sea una semana más, una semana normal, y me preparé estrictamente para el partido. Por eso en lo personal es una alegría inmensa”, dijo en la zona mixta sobre su ausencia en el Mundial, como tabú impronunciable.

Tantas ganas tendría, que volvió al try: no apoyaba desde junio de 2018, cuando en esa ventana internacional Los Pumas cayeron ante Escocia por 44-15. Ante Francia, el sábado, lo hizo a seis de su ingresó: sus 10 minutos en cancha fueron más que aprovechados.

“Se complicó el partido, fue muy trabado en los primeros 20 o 25 y se abrió con los penales, ellos marcaron primero y psicológicamente eso es fundamental porque estuvimos corriendo de atrás. Por suerte podemos trabajar en la semana y tenemos la revancha en unos días”, habló con esa pluralidad que lo confirma arraigado en un grupo que vivió cosas sin él.

Jerónimo de la Fuente y Matías Orlando, en la previa del primer partido con Francia.

Por una cuestión de edad, por haber estado afuera y volver, la mirada de Orlando tiene mucho análisis de las oportunidades. Sabe que se puede estar o no y que, además, hay recambio y nuevas generaciones. En su retorno, de hecho, se topó con dos compañeros nuevos, Franco Molina y Bautista Pedemonte.

“Es lindo ver la energía de los chicos nuevos que se suman. También vimos a los Pumitas. Los vimos todos juntos. Le deseamos lo mejor y los chicos de abajo vienen cada vez mejor, ojalá pronto estén acá”, distinguió.

En menos de una semana, Los Pumas tendrán la oportunidad de plantear otro partido ante Francia. Para Orlando, además, será la oportunidad de recuperar el tiempo perdido y no perderse la última lista que dará Contepomi, para Australia 2027. Pero para eso falta mucho.

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