Medidas de los pediatras contra los trastornos de salud mental


Unos 13.000 pediatras proponen varias medidas ante el “alarmante” deterioro de la salud mental de la infancia y la adolescencia. Hacen una llamada a la acción tanto a las autoridades sanitarias como a las educativas y sociales para cambiar el escenario actual que consideran que es “de absoluta emergencia”.

Lo hacen impulsado por la Asociación Española de Pediatría (AEP) en un manifiesto, en el marco del Día de la Pediatría que se conmemora el 8 de octubre, con el que los pediatras pretenden fijar la atención en lo que estiman que es “uno de los mayores retos sanitarios de nuestra época: la salud mental infantil y adolescente”.

Defienden un abordaje “integral y especializado” para un problema de salud que “crece alarmantemente” en las consultas, y que se ha agudizado tras la pandemia. De hecho, las tasas de trastornos mentales en esta población han crecido hasta un 47 %.

Los casos de ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, adicciones y conductas autolesivas y suicidas requieren, señalan los pediatras, “una respuesta urgente de la sociedad y de los profesionales sanitarios”.

Son conscientes de que estos profesionales son una “pieza clave” en la prevención, detección y tratamiento de esos trastornos pero para poder materializarlo urgen a contar con los recursos adecuados y la formación especializada.

Por eso, además de identificar los principales desafíos sobre la salud mental de los menores plantean propuestas para paliar esta “crisis”.

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EFE/Ángeles Visdómine

Prevención

Aseguran que el deterioro de la salud mental no solo genera “un sufrimiento profundo” en los menores, sino que afecta de manera crítica su desarrollo y bienestar futuro.

De hecho, urgen a implementar programas de prevención de salud mental desde los primeros niveles de atención, con protocolos específicos para el cribado en edades clave y la intervención temprana en las escuelas y los centros de salud.

Formación

Advierten de que la magnitud del problema “ha superado” la capacidad actual de los servicios de salud mental. Y en mucho casos, no cuentan con la formación específica para abordar trastornos mentales complejos, ya que hay escasez de psiquiatras infantiles y psicólogos clínicos.

En este sentido, reclaman más formación especializada en esta materia para los pediatras. Apuntan que es “vital” que los residentes en pediatría roten durante su formación en servicios de psiquiatría infantil y que los profesionales en ejercicio tengan acceso a formación continuada.

Atención multidisciplinar

Para los pediatras la atención multidisciplinar es un “imperativo” porque “no basta” con sus esfuerzos individuales sino que instan a la colaboración entre ellos, psicólogos, enfermeras, pediatras de atención primaria, trabajadores sociales y educadores.

Plantean la creación de equipos multidisciplinares en los centros de atención primaria, donde los pediatras puedan trabajar de manera coordinada con otros especialistas para garantizar una atención integral a los niños y adolescentes con trastornos de salud mental.

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EFE/Luis Tejido

Actuar a tiempo

Subrayan que uno de los aspectos “más preocupantes” es la gravedad de los casos, ya que los menores llegan a los centros en situaciones “más críticas que antes” lo que refleja una intervención tardía.

Ante ello, piden más recursos hospitalarios y el desarrollo de programas de hospitalización de día y atención domiciliaria para evitar “la saturación” de los hospitales y garantizar un tratamiento adecuado a los casos más graves.

La importancia de las familias

Piden no dejar de lado el papel de las familias en el bienestar de los menores. Indican que faltan herramientas para identificar y manejar los problemas de salud mental en los hogares.

De ahí que hagan un llamamiento a sellar alianzas con entidades del ámbito educativo y social para implementar programas de apoyo y formación que acompañen y guíen a las familias. Destacan, asimismo, la importancia de la comunicación entre éstas, los profesionales de salud y esas entidades para identificar y detectar de forma temprana.

El reconocimiento de las especialidades pediátricas

Este aspecto lo consideran “una necesidad impostergable”.

Subrayan que el reconocimiento de la Psiquiatría Infantil y Adolescente como especialidad “ha sido un paso adelante” pero “insuficiente” para afrontar los retos actuales.

En el manifiesto abundan en que hay consultas de especialidades pediátricas sin que los profesionales que las atienden cuenten con un reconocimiento oficial, lo que dificulta la capacitación profesional y la organización de los recursos.

Así las cosas, exigen el reconocimiento oficial de las especialidades pediátricas, que abarcan áreas como urgencias, neurología o endocrinología, entre otras, para mejorar “la calidad de la atención pediátrica y garantizar que todos los menores reciban el tratamiento adecuado”.

Por un futuro saludable de las nuevas generaciones

En un comunicado, de la AEP, su presidente, Luis Carlos Blesa, incide en que proteger la salud física y mental de los niños y adolescentes es una prioridad en la que hay que trabajar todos juntos.

“Instamos a las autoridades sanitarias, a los gestores de los servicios de salud, educativos y sociales y a la sociedad en su conjunto, a apoyar esta causa y a proporcionar los recursos necesarios para construir un futuro saludable para nuestras próximas generaciones”, subraya Blesa.

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