El Presidente habló durante 40 minutos frente a la Asamblea Legislativa. Defendió el gradualismo económico, planteó los objetivos para este 2018 y dijo que en los primeros dos años de su mandato se construyó la base para que la Argentina «cambie para siempre»
Cuatro minutos después de lo previsto, a las 11:04, Mauricio Macri saludó a la Asamblea Legislativa que se reunió en la Cámara de Diputados e inició formalmente el período de sesiones ordinarias, el tercero desde que llegó al poder en 2018. Minutos antes había saludado a una Plaza del Congreso que lucía vacía. No lo acompañó su esposa, Juliana Awada, ni su hija Antonia.
A diferencia de años anteriores, el mandatario intercaló fragmentos en los que leyó su discurso con otros en los cuales habló mirando a las cámaras de la transmisión oficial, cuyo director eligió con extrema delicadeza los primeros planos de los dirigentes invitados a la sesión de acuerdo a los temas que se abordaban.
Hubo otro cambio sustancial: por primera vez Macri no mencionó el término «herencia» entre las 4424 palabras que utilizó, lo que marca un cambio de eje con respecto a otras intervenciones en las que eligió contrastar su modelo con lo que dejaron los 12 años de gestión del kirchnerismo. Sí habló de inflación y de seguridad en 6 oportunidades; nunca de «inseguridad», dólar ni tarifas.
En un discurso de 40 minutos que se inició con un homenaje a los tripulantes del ARA San Juan, el jefe de Estado aseguró que «lo peor» del ajuste «ya pasó», defendió el gradualismo económico para bajar la inflación y el déficit fiscal e introdujo algunos proyectos que su espacio político impulsará este año en el Congreso.
Por ejemplo, informó que impulsarán penas más duras para reducir los accidentes de tránsito. «Por primera vez se van introducir sanciones fuertes para las personas que manejan alcoholizadas o bajo los efectos de la droga», puntualizó.
Y tal como se esperaba fijó su posición sobre el aborto. Dijo que está «a favor de la vida», pero que ve con agrado que el Congreso introduzca el tema en su agenda del 2018. «Estoy a favor de los debates maduros y responsables y creo que como argentinos este es un debate que tenemos que darnos. Espero que se escuchen todas las voces y se tomen en cuenta todas las posturas», agregó.
Ante diputados, senadores, gobernadores y ministros de la Corte Suprema, el Presidente se comprometió a trabajar para que las mujeres tengan igualdad de salarios y adelantó que Cambiemos impulsará un proyecto en el Congreso para extender la licencia por paternidad.
El ex presidente Eduardo Duhalde estuvo en la Cámara Baja. Los Kirchner, Máximo y Cristina, pegaron el faltazo. Tampoco se lo vio al ex mandatario radical Fernando de La Rúa.
A la derecha del jefe de Estado se encontraba una activa Gabriela Michetti, quien en su rol de presidente del Senado estuvo a cargo de la sesión. No fueron pocas las veces que se la escuchó por la transmisión oficial vitoreando a su jefe. A la izquierda de Macri, como corresponde por protocolo, estaba el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Al abordar la agenda verde del Poder Ejecutivo, el mandatario introdujo un proyecto que contempla transformar parte de Campo de Mayo en un parque público. Dijo además que pretende que 2018 sea el año de mayor creación de parques nacionales de la historia argentina.
Encendido, Macri cerró su participación hablando del «crecimiento invisible» de sus primeros dos años de gestión, durante los cuales se construyó «la base» para construir el resto. «Por eso nuevamente los invito al entusiasmo del hacer, a la alegría de sentirnos comprometidos, y al orgullo de pertenecer a la generación que está cambiando la Argentina para siempre», completó.
En la semana de los cánticos contra el gobierno en las canchas de fútbol, el Presidente tuvo una recepción y una despedida ejemplar. No hubo abucheos y dejó el Congreso bajo un clásico del repertorio amarillo: «Sí, se puede».