Macri deberá enhebrar acuerdos ante un Congreso con mayoría de la oposición

El presidente electo deberá encarar una delicada negociación para que su fuerza política logre conducir el Congreso nacional y sancionar las leyes que requiere su administración.

La situación más compleja se da en el Senado, donde el Frente para la Victoria (FPV) tendrá a partir del 10 de diciembre 41 legisladores -cuatro más que el quórum reglamentario-, de los 72 que componen ese ámbito legislativo y Cambiemos solo alcanza los 15 miembros.

No será una negociación sencilla, con los senadores y también con los gobernadores provinciales, para que el nuevo mandatario pueda contar con la presidencia Provisional del Senado -prometida al radicalismo- y tercera en la sucesión presidencial, al igual que la titularidad de las principales comisiones asesoras.

De hecho, el bloque del FPV -que hoy comanda Miguel Ángel Pichetto- estaría en condiciones numéricas de quedarse con la titularidad del cuerpo y las principales comisiones -que son la llave para emitir los dictámenes que se debaten en el recinto de sesiones-, sin embargo, fuentes parlamentarias aseguran que existe voluntad política para cumplir con la tradición de otorgar al oficialismo esos cargos claves por lo menos en su primer año de gobierno.

Diferente es la situación en la Cámara de Diputados, donde existe una relación de fuerzas más pareja dado que el Frente para la Victoria será la primera minoría con 98 legisladores propios, mientras la nueva coalición gobernante tendrá 91 integrantes entre el radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica, que comanda Elisa Carrió.

La aspiración del macrismo es elegir al operador de Mauricio Macri, Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados, y conducir las principales comisiones como Asuntos Constitucionales, Presupuesto y Hacienda, Legislación General, Relaciones Exteriores y Juicio Político.

Aquí será clave la negociación que pueda enhebrar con la treintena de diputados que conduce Sergio Massa, con los cinco de Unión por Córdoba, los cuatro de Compromiso Federal que lidera Adolfo Rodríguez Saá, y los dos que conforman Unen-Suma, con lo cual podría alcanzar el piso necesario de 129 legisladores para ungir a Monzó.

De todos modos, primero deberá sellar una negociación interna para consolidar al menos un interbloque entre las tres fuerzas que componen Cambiemos, y después afrontar un consenso para la distribuciones de los principales cargos de diputados.

El radicalismo, que es la fuerza mayoritaria en ese espacio en la cámara baja con 44 integrantes, aspira a tener el control de las comisiones más importantes y no está dispuesto a ceder esos espacios de poder, según confiaron voceros de la Unión Cívica Radical, mientras que desde el macrismo saben que tendrán que tener un lugar preponderante el massismo.

En el PRO, no descartan que puedan alcanzar acuerdos con los bloques que gobiernan distritos como Santiago del Estero, Misiones y Neuquén, y allí podría tener consensos con los representantes que responden a Gerardo Zamora, a Maurice Closs y Jorge Sapag.

En cambio, no podrá contar con otros aliados firmes del FPV porque si bien tienen bloque propio tienen su origen en el justicialismo, como el bloque Social Cristiano que conduce el ex massista Darío Giustozzi, el metalúrgico Oscar Martínez y el pampeano Gustavo Fernández Mendia, así como el cooperativista Carlos Heller del Partido Solidario y Adrián Grana, de Nuevo Encuentro.

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