los choferes vuelven a parar y protestaron frente a la gobernación

“Mataron a otro taxista. Leíste bien. Este es otro”. El mensaje, cargado de dolor y frustración, fue publicado en redes sociales por una empresa de taxis que opera en Rosario, entre otras regiones del país. Dio cuenta del asesinato a sangre fría de otro taxista, un día después del homicidio de Héctor Figueroa, registrado también al sur de la ciudad.

Diego Alejandro Celentano (32) fue encontrado cerca de las 23.30 de este miércoles en la parte delantera de su vehículo, y con un disparo en la cabeza. El servicio de taxis en la ciudad, que se había reestablecido pasado el mediodía, volvió a interrumpirse en los primeros minutos de este jueves. “Basta de matarnos”, exigieron.

Además, los choferes protestaron cortado calles y quemando gomas frente al edificio de la gobernación. También en la terminal de ómnibus Mariano Moreno y en el City Center de Rosario. «Es un día muy triste, con dos muertos en 24 horas, están fusilando compañeros», dijo uno de los manifestantes, que le exigió una respuesta a las autoridades.

En medio de la protesta, el intendente Pablo Javkin postergó la apertura de las sesiones en el Concejo y recibió a los taxistas, quienes tuvieron un fuerte encuentro y momentos de tensión con la Policía en las puertas del Palacio Vasallo.

Según publicó el diario La Capital, fuentes del Ejecutivo municipal confirmaron que el acto de apertura en el Concejo se postergó «al menos hasta la semana próxima» y precisaron que Javkin estaba reunido con representantes de las diversas cámaras y sindicatos que nuclean a titulares de licencias y peones de taxis.

Según cifras publicadas por el diario local, se trata del cuarto taxista asesinado en el último mes en Rosario. El medio local aclara que en ninguno de ellos se pudo comprobar que se tratara de un robo.

El episodio de esta última noche ocurrió específicamente en la intersección de las calles Marcelo T. de Alvear y Garmendia, una zona cercana al Parque Regional Sur y a las piletas de El Saladillo.

Junto a la unidad de alquiler Volkswagen hallaron una zapatilla, que podría ser la de uno de los atacantes. Las autoridades no descartan que ese elemento haya sido dejado adrede, como un nuevo mensaje mafioso.

Decenas de taxis se acercaron a la zona donde ocurrió este último episodio. Sus conductores resolvieron la interrupción del servicio y la realización del reclamo a través de una movilización hacia el casino y luego hacia la terminal de ómnibus de la ciudad.

Esta mañana, el titular de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis, José Iantosca afirmó que los choferes están siendo usados de «señuelos» en medio de la pelea del gobierno con los grupos narcos que operan en Rosario. «Somos fáciles de cazar. Esto ya parecen golpes terroristas. Hoy tenés que ser suicida para salir a trabajar de noche», dijo en declaraciones a LT8.

El primer crimen registrado de un taxista en la triste seguidilla del último mes fue el de José Luis Assale, quien fue asesinado el 13 de febrero en el barrio Tablada junto a Carlos Uriel Acosta, un pasajero al que transportaba desde la localidad de San Lorenzo.

Apenas dos días más tarde, Juan Manuel Britos, un taxista que había sido amenazado por narcos de Rosario y que por ello había recibido el apoyo del intendente Pablo Javkin, fue acribillado de 29 balazos frente a su mujer y su hijo de 8 años, en la puerta de su casa ubicada en Felipe Moré al 2600, barrio Triángulo y Moderno.

En tanto, este martes por la noche fue asesinado a sangre fría Héctor Figueroa, padre de dos hijas y quien tenía previsto casarse este viernes con una mujer que solía manejar la misma unidad en la que se produjo el violento crimen.

El hombre de 43 años conducía un taxi Fiat Cronos en el barrio Tiro Suizo, límite con Las Delicias, cuando un supuesto pasajero le propinó dos tiros en la cabeza, en las inmediaciones de Flammarión y Lamadrid. Junto al cadáver estaban el celular y su billetera con la recaudación. No se llevaron ningún elemento de valor.

Las sospechas de que se trataba de un mensaje mafioso tomaron aún más fuerza cuando se confirmó que las vainas utilizadas para el asesinato tenían la inscripción PSF, correspondiente a la policía de Santa Fe.