Las librerías Tipos infames, Lata Peinada, Olavide y La Mistral, emprendimientos localizados en distintos puntos de la capital española que nacieron impulsados en su mayoría por argentinos, son piezas estratégicas de la decimocuarta edición del Festival de Literatura Eñe, que amplió sus sedes tradicionales como el Círculo de las Bellas Artes o la Biblioteca Nacional, para sumar estos espacios que abren sus puertas a una comunidad lectora ávida de toparse con los autores y autoras convocados.Libreras y libreros que llevan adelante el día a día de estas iniciativas hablaron con Télam sobre las actividades que programaron en el marco del festival que se desarrolla desde el viernes en Madrid y también sobre aquellas que sumaron aprovechando la visita de escritores como Alejandro Zambra, Federico Falco, Gabriela Cabezón Cámara o María Negroni.
Eso es lo que hicieron en Tipos Infames, una librería impulsada en 2010 por tres socios –Gonzalo Queipo, Francisco Llorca y Alfonso Tordesillas-, quienes instalaron en el barrio Malasaña, a pasos de la calle peatonal y comercial Fuencarral, este proyecto que pensaron como el lugar al que les gustaría asistir como lectores.
«Leemos mucho autores latinoamericanos y nos gusta darles un espacio. La narrativa literaria es lo central, no tenemos best sellers porque no los leemos. El catálogo es un poco el reflejo de nuestras lecturas. Tenemos mucho de editoriales independientes o Random House que tiene muchas cosas que nos gustan. Arrancamos en 2010, con la idea de hacer una librería que nos hubiera gustado encontrar como lectores, que tuviera una cafetería pero no fuera la parte principal, que no se comiera al libro, que todo gire en torno al libro, ya sea exposiciones, actividades y que el tiempo que alguien pasa en la librería sea de ocio», explica Gonzalo Queipo en un alto de su trabajo.
La librería que se presenta como «especializada en narrativa literaria de carácter independiente» aportará al festival la presencia del chileno Zambra como «Librero por un día» el próximo viernes, cuando recomiende libros y se disponga al diálogo con lectores. Pero también convocaron al argentino Falco a un encuentro que será el sábado por la mañana para dialogar sobre su obra y en especial sobre «Cielos de Córdoba» la novela que fue recientemente reeditada por el sello español las afueras.
A pocas cuadras, también en Malasaña pero en otra calle, Apodaca, está Lata Peinada, la librería que nació en Barcelona y copó Madrid hace dos años. Con el impulso de los argentinos Ezequiel Naya y Paula Vázquez, se convirtió en referencia para la difusión de literatura latinoamericana en España.
«El proyecto nació hace 4 años en Barcelona. Paula y Ezequiel crearon el espacio con la idea de montar un espacio para la literatura latinoamericana, para la difusión, el alcance en España, que no estuviera signado solo por editoriales españolas, que se diera un mapa más amplio para la literatura editada y producida en el campo de Latinoamérica. Hace dos años también estamos en Madrid», explica Sara, la librera que forma parte hace un año de esa iniciativa.
Lata Peinada tendrá como parte del festival una actividad el jueves cuando se crucen los argentinos Federico Falco y Pablo Katchadjian pero además fue sede el sábado pasado de un encuentro con Gabriela Cabezón Cámara y el viernes 18 lo será de un taller de escritura titulado «La palabra insumisa» que dictará María Negroni.
En otro punto de Madrid, en el tradicional barrio de Chamberi, está Olavide, nacida hace cinco meses de la mano de los editores y periodistas culturales Raquel Garzón y Daniel Ulanovsky, quienes reciben a Télam en una mañana fresca de Madrid mientras recomiendan, organizan y atienden la librería que abarca una esquina color bordó en las que en letras blancas se lee su nombre y la definición «bar de libros».
«Tenemos un poco más de literatura latinoamericana que una librería promedio porque conocemos a las editoriales pero básicamente es generalista», resume Ulanovsky y Garzón agrega detalles a ese relato: «Fuimos siempre de generar espacios, Daniel particularmente. Además de porvenir los dos del periodismo de opinión y cultural, Daniel tiene un antecedente importante que es la revista Latido, que salió entre 1999 y 2002. La arrasó la crisis, pero fue un espacio de mucho reconocimiento para muchos autores que hoy son muy famosos como Leila Guerriero. Mucha gente valoró ese espacio porque se podía escribir periodismo en primera persona, aparecía algo distinto. Ese espíritu de Dani de generar es algo que siempre ha promovido. Tuvimos un espacio de redacción creativa con Villa Ocampo. Y cuando vinimos para acá Daniel no se podía quedar quieto».
Garzón, que hoy trabaja en la revista Granta en su edición en español, relata que esa esquina era antes un bar y (largas) obras de refacción mediante lograron abrir esta librería que incluye un espacio bajando las escaleras que funciona como aula para distintos talleres pero también como galería de arte con muestras que cambian cada mes y medio.
Olavide será sede el jueves 17 de un encuentro en el que se cruzarán las intervenciones de Juan Cruz, Patricio Pron y Antonio José Ponte sobre emigración latinoamericana, mientras que el martes 22 recibirá a Andrea Abreu que presentará su novela «Panza de burro».
Cerca de Puerta del Sol, una de las plazas principales de la capital española, está La Mistral, un espacio fue parte del Teatro El Arenal y hoy es el sueño cumplido de tres amigos: Andrea Stefanoni, Carla D’Elia y Julián de Dios, quienes se reunieron en 2020 para proyectar esta librería y la abrieron oficialmente en agosto de 2021.
Stefanoni, librera y escritora argentina, recibe a esta agencia un rato antes de la charla con la que Gabriela Cabezón Cámara abrió la participación de nuestro país en el festival y precisa: «Es una librería generalista, tenemos bastante poesía que es lo que nos encanta, narrativa y muchas recomendaciones. Abajo libros de arte y café. La idea es que sea un lugar para hacer encuentros y eventos en el centro de Madrid, que si bien esta super accesible está bastante copado por los negocios de souvenirs y ese tipo de cosas entonces fuimos muy bien recibidos porque es un lugar donde hacemos un montón de actividades y se creó un vinculo muy lindo entre la gente que vive por acá y nosotros».
Además de esta charla con la autora de «Las aventuras de la China Iron», La Mistral será el lugar en el que el viernes Mariana Sández y Analía Sivak conversen en torno a la figura de la madre en la literatura actual.
Stefanoni, que fue durante 20 años responsable del Ateneo Grand Splendid, dice que «cuando uno se va a otro país, espera hacer cosas nuevas pero en definitiva se queda haciendo otro proyecto pero de lo que sabes hacer».
Además de Lata Peinada, Tipos Infames, Olavide y La Mistral, forman parte del festival las librerías Antonio Machado, La Fábrica, Cafebrería ad Hoc y Alberti, comandada por Lola Larumbe, librera y directora literaria de esta edición de Eñe.
Aurora Venturini, Mariana Enriquez y Mariana Sández, referencias en las librerías madrileñas
Libreros y libreras de Madrid responden acerca de las consultas y las particularidades de la comunidad lectora a la que frecuentan y cuentan sobre esas búsquedas de literatura argentina pero también latinoamericana que se impone y ahí surgen desde Manuel Puig y Mariana Enriquez hasta Aurora Venturini y Mariana Travacio.
«Nos resulta mucho la literatura de Pedro Mairal, ‘La uruguaya’, por ejemplo. También Camila Sosa Villada tiene mucha pegada, es otro público pero la buscan. Este año vendimos mucho ‘Una casa llena de gente’ de Mariana Sández. Gabriela Cabezón Cámara, de la que lamentablemente solo se conoce ‘Las aventuras de la China Iron´», describe Raquel Garzón y destaca que la reedición de la obra de Manuel Puig por Seix Barral es una de sus recomendaciones más celebradas.
Para la directora general adjunta de la revista cultural Ñ hasta 2020, «todo lo que sean libros de escritura, como las clases de literatura de Cortázar, un librito de Borges que es «El oficio de escritor» y contiene la desgrabación de una larga entrevista con su traductor, se venden porque hay tanta gente muy interesada en escribir como en saber cómo se escribe».
Ubicada a metros de la Plaza de Olavide, Garzón dice que los recibieron «muy bien» cuando se instalaron en la zona: «Es un barrio que está cambiando. Algunos dicen que es el barrio más castizo de Madrid, uno de los mas tradicionales, entonces tenés vecinos de toda la vida, pero también muchos estudiantes extranjeros que vienen de intercambio. De hecho al principio empezamos a percibir que no teníamos libros en inglés y al percibir esa demanda incorporamos 200 títulos, clásicos».
La propuesta de Lata Peinada da volumen y visibilidad a la producción de América Latina y en ese marco, durante la visita de Télam, tiene lugar una feria de poesía latinoamericana con títulos de editoriales independientes que no publican en España. «Se trata de libros importados, algunos los compramos nosotras, otros los acercan los propios autores o los editores. Tenemos bastantes canales de recepción de libros que nos distingue como librería. Además queremos que los propios autores utilicen el espacio de la librería para promocionar su obra. Hoy para estos libros de la Feria hacemos el 5% de descuento», explica Sara, al frente de la librería.
Pero, al pensar en los más requeridos, aparecen Margarita García Robayo, que «tuvo muy buena recepción con ‘La encomienda’, Federico Falco, Alejandro Zambra, Carla Maliandi, Jazmina Barrera y la novela ‘Las primas’ de Aurora Venturini».
En Tipos Infames esa lista de los títulos más elegidos la integran obras como «Quebrada» de Mariana Travacio, cuyo libro anterior «Como si existiese el perdón» fue publicado por el sello independiente español las afueras. También Mariana Enriquez, que hace poco estuvo en el espacio madrileño haciendo de librera por un día y la experiencia fue «un exitazo», cuenta el librero Gonzalo Queipo.
Andrea Stefanoni identifica entre los nombres argentinos más consultados a la ensayista y escritora Sylvia Molloy, «una autora que nos encanta, ‘Desarticulaciones’ lo hemos vendido muy bien». Pero de elegir a la escritora «número uno» de la librería, sin dudas, la lista la encabeza Aurora Venturini con su novela «Las primas». «Soy muy fan de ese libro, mi perra se llama Aurora por ella. Tuve la suerte de conocerla en La Plata y la adoro, es un librazo. También vendemos mucho la obra de Claudia Piñeiro y de Gabriela Cabezón Cámara».
Exgerenta de la clásica Ateneo Grand Splendid en Buenos Aires, Stefanoni dice que «conociendo al público argentino y madrileño, las particularidades del segundo son la recepción a la hora de la recomendación» y explica: «Vengo de un lugar muy grande pero el público español es realmente con el que te quedas charlando, viene al otro día a contarte cómo va el libro. Es un delirio».
Garzón dice que en Olavide hay «algunos énfasis», les importa «mucho que haya una buena representación de literatura iberoamericana». «Tenemos latinoamericana pero también autores españoles, incluso algunos que no llegan allá. Ahora estoy trabajando en Granta en español, el último número se titula ‘Poéticas del lenguaje’ y tiene 15 autores españoles contemporáneos. Muchos de estos autores no se conocen y tienen una obra acá, un recorrido. Gonzalo Ignacio Bayal, Montserrat Roig, una catalana autora feminista que decía que a las mujeres de su tiempo les daba pudor llamarse escritoras. La mayoría de esos autores no se conocen», grafica.
En ese sentido marca un paralelismo: «Eso pasa en América Latina también, los argentinos a lo mejor no sabemos lo que pasa con la literatura boliviana, paraguaya o peruana salvo algún nombre. La literatura española que conocemos en América Latina es la de los grandes nombres pero hay una serie de autores que no conocemos. Los festivales también generan un espacio de conocimiento y visibilidad».
Para dar cuenta de este escenario, la librera cita a un lector que le dijo que «en España se edita mucho pero se reedita poco». Esto implica que «en un momento dado hay en circulación títulos muy interesantes pero después de una cantidad de tiempo ya no volvés a conseguir su libro, salvo que se cumpla con ventas o por alguna otra razón le interese al grupo editorial que siga circulando», sostiene.
Desafíos y proyección, según sus impulsores
Quienes abrieron nuevas librerías en medio de la pandemia o apenas declarada la etapa de menores restricciones, pero también quienes vienen sosteniendo estos proyectos desde antes y atravesaron la cuarentena, analizan la realidad y perspectiva para el sector en Madrid, una ciudad que las tiene como aliadas en esta edición del Festival Eñe, en la que una librera referente en la ciudad y responsable de la reconocida y emblemática Alberti, como Lola Larumbe, es la directora literaria.
Una de las creadores de Lata Peinada, con sede en Barcelona primero y en Madrid después, desde del 2020, Paula Vázquez considera que «tanto en la pandemia como saliendo de la pandemia abrieron varias nuevas librerías en esta ciudad» y apunta que «este fenómeno de apertura de librerías que se da en Barcelona también puede explicarse quizás de la mano de que los proyectos chicos ven más viable sostenerse con alquileres más bajos. Es lo que pasó en la pandemia en Madrid, que bajaron mucho los alquileres que históricamente eran el doble de lo que son en Barcelona».
«Madrid tiene una oferta cultural muy intensa pero le falta el apoyo estatal. En Barcelona, en cambio, los financiamientos a la cultura son mucho más significativos que en Madrid. Acá a la librería le va relativamente bien, esto es: se pagan los gastos pero no tenemos ese extra de apoyo de las subvenciones que hay en Barcelona o Cataluña», marca la también directora de Asuntos Culturales de Cancillería y una de las curadoras de la selección de autores y autoras argentinas que viajaron al festival.
En su análisis del momento del sector sostiene que «hay un montón de editoriales, desde las más grandes hasta las más chicas, que se desplazaron con sus sedes acá y eso hace que las promociones de los autores y autoras tengan cada vez más una centralidad en Madrid» y apunta que, para Lata Peinada, que tiene una agenda amplia de actividades, eso «beneficia muchísimo».
En La Mistral, Andrea Stefanoni reconoce que «el festival Eñe quiso salirse un poco de lo que estaba haciendo y abrió los espacios a las librerías» y con la experiencia como librera en Buenos Aires y con algunos meses en Madrid dice que «la pandemia ayudó a que la gente tomara un poco de conciencia de que nos perjudicaría mucho que cerraran los pequeños comercios. Por necesidad tuvimos que acudir a ellos y se tomó un poco de conciencia de que si quedaba todo en el discurso no funcionaba. Dejó la conciencia de pequeñas cosas como pensar voy a la librería, me tomo un café».
En este punto, a la hora de pensar en un panorama más amplio, asevera que no se trata de establecer un día o una noche de las librerías, no cree que eso cambie nada, lo que sí destaca es que «hay que poner el ojo en otras cosas como el IVA o en los márgenes que les quedan a las librerías que es mínimo».
«Pensar que se hace una campaña a favor de la venta en librerías por ‘hacer día de’ me parece ir a lo fácil, es un tema político mucho más amplio pero tiene que ver con la gestión de la librería. El problema es cuando se hace foco en una cosa. Una librería cierra por muchos factores. Hay que mover un montón de cosas para que esto funcione porque el libro por sí solo no te hace sobrevivir pero creo que es un problema mas de fondo. Ayuda un día de, un Saint Jordi, pero uno no vive de un día», manifiesta.
En Olavide, Raquel Garzón adelanta: «Pecaríamos de una experiencia que no tenemos si dijera grandes cosas porque recién empezamos pero sí, en función de lo transitado, para ciertas librerías como pueden ser las pequeñas y muy bien comisariadas como dicen acá, donde hay un librero que la piensa, que pone el cuerpo y se arriesga, se preocupa por algo más que ofrecer el catálogo editorial de tal o cual sello, no es un mal momento».
En ese sentido compara la situación de estos proyectos de librerías con las editoriales independientes: «Vos apostás por una idea, te das cuenta que hay una necesidad pequeña o grande pero a escala humana y si no sos un tipo que no pretende ser millonario sino alguien que quiere trabajar de lo que ama, encontrás tu lugar. Para ese tipo de formato la librería de cercanía, que se piensa a si misma como un lugar de encuentro y no de paso, que le permite a los lectores no solo encontrar una historia para leer sino también encontrar la suya, ese tipo de propuestas encuentran un lugar».
En Tipos Infames, Gonzalo Queipo cuenta que vienen funcionando desde octubre de 2010 convencidos de la importancia de «diversificar la actividad articulando un espacio dinámico y abierto a la cultura». La librería comenzó con un local en la calle San Joaquín 3 en Malasaña y siempre apostaron por un funcionamiento dinámico: librería, cafetería, enoteca, sala de exposiciones. Pero justo antes de la pandemia, en noviembre de 2019 se expandieron y dieron un salto justo al otro lado de la misma calle (San Joaquín 6), donde inauguraron un nuevo espacio para darle más centralidad a la poesía y a la novela gráfica.
«Con la pandemia, fue muy difícil, como para todo el mundo, a nivel individual y a nivel colectivo. En el caso de la librería nos sentimos muy arropados por la gente, fue complejo pero también muy emocionante la vuelta, el primer día que volvimos a abrir fue con cita previa, algo que fue muy raro y hubo una emoción similar a la de la apertura», recuerda.