Después de uno de los mejores años en materia de espectadores de la historia reciente del teatro argentino pero de cara a una temporada de verano cruzada por una fuerte crisis económica, los empresarios, productores y directores buscan estrategias para sostener el precio de las entradas y apuestan a que el público encuentre en las distintas salas del país un refugio para enfrentar la incertidumbre.«Está claro que la salida de la pandemia dio un impulso muy fuerte al espectáculo en vivo, a la posibilidad de reunirse y, ojalá, ese ánimo continúe y no se sienta fuertemente en la venta de entradas, pero es innegable que habrá una contracción económica y que lo primero que se recorta es la cultura y el entretenimiento», dijo a Télam el productor teatral y dueño del porteño El Picadero, Sebastián Blutrach, quien, desde marzo, también ocupa el rol de presidente de la Asociación Argentina de Empresarios/as Teatrales y Musicales (Aadet).
Algunas de las piezas previstas para el verano en su sala ubicada en el pasaje Enrique Santos Discépolo serán «Después del ensayo», de Ingmar Bergman y con dirección de Daniel Fanego; el monólogo de Marilú Marini «El corazón del daño», con dirección de Alejandro Tantanian, y la obra «Nada que no quieras» dirigida por Corina Fiorillo.
«Venimos de uno de los mejores años en los últimos diez en cantidad de espectadores, tanto en teatro como en música y hay mucho estímulo a la producción en plazas como Mar del Plata, Buenos Aires y Carlos Paz, que tendrán muy buenas propuestas», recordó.
No obstante, advirtió que «ante este nuevo panorama que se abre hay que tener mucha cautela y cuidado respecto a los precios de las entradas».
El empresario Carlos Rottemberg, dueño de diez salas en la Ciudad de Buenos Aires y seis en Mar del Plata, el 13 de diciembre pasado anunció que el valor de los tickets para el inicio de la temporada 2024 de sus espectáculos se mantendrían en el mismo nivel, sin variaciones.
Su decisión, según explicó a esta agencia, es «intentar llegar a la mayor masa crítica de público»: «En los 50 años de profesión que cumpliré en meses, ya me ha pasado sortear crisis perforando a la baja el valor del boleto contra la inflación o contra los precios relativos de otros insumos o actividades».
En ese medio siglo de actividad, Rottemberg reconoció que aprendió a leer la industria «como una película y no como una foto de la coyuntura».
Al respecto, enumeró: «Hiperinflación, corralito, lebacs, lecops, patacones, pesos ley 18.188, australes, pesos nacionales, dólar negro, dólar oficial, dólar blue, epidemia de gripe A, pandemia Covid, temporadas sin energía eléctrica para encender marquesinas, dictadura, democracia, artistas prohibidos y varias coordenadas más pasé como empresario teatral y uno se va curtiendo para prepararse mejor».
A pesar de todo, eligió seguir arriesgándose a lo grande: mientras se prepara para otro mes (del 12 de enero al 13 de febrero) con funciones de «Matilda», el exitoso musical protagonizado por Laurita Fernández que superó los 140 mil espectadores en ocho semanas, continúa con la preproducción de «Escuela de Rock», otra gran apuesta que se estrenará en mayo.
«Por supuesto, siempre estamos imaginando estrategias para atraer al público pero es muy difícil entrever cómo se va a comportar la gente más allá de la inevitable angustia que genera este ajuste que estamos sufriendo todos»Javier Daulte
El guionista y dramaturgo Javier Daulte, que durante el verano dirigirá en el Espacio Callejón la obra «El Sonido» y que gerencia esa sala histórica del teatro independiente reconoció que «es una obviedad decir que estas son y serán semanas difíciles, porque estamos, una vez más, nadando en aguas de mucha incertidumbre».No obstante, destacó que «nunca se sabe cómo son las reacciones de la sociedad frente a las coyunturas, aún las más acuciantes».
«Por supuesto, siempre estamos imaginando estrategias para atraer al público pero es muy difícil entrever cómo se va a comportar la gente más allá de la inevitable angustia que genera este ajuste que estamos sufriendo todos», dijo.
En ese sentido, recordó que durante el verano de 2001 «cuando el corralito y la inestabilidad política tenían acogotada a la sociedad, hubo una temporada teatral en Buenos Aires inesperadamente buena».
El director, dramaturgo y actor, Francisco Lumerman, rescató que en 2023 Moscú Teatro, la sala que fundó junto con Lisandro Penelas en el barrio de Villa Crespo, hubo un cincuenta por ciento más de público que en años anteriores.
«Sin embargo -agregó- las últimas novedades desalientan cualquier tipo de consumo pero sobre todo de teatro que, por no ser algo de primera necesidad, va a tener un impacto fuerte supongo».
Al mismo tiempo, reconoció que alberga la «expectativa, esperanza o deseo de que en momentos duros, cuando la realidad se pone tan áspera, el teatro y el arte funcionen como válvula de escape para seguir pensando y tramitar las emociones y las decepciones».
En lo personal, apostará a seguir trabajando durante la temporada estival: la obra «Muerde» -que él escribió y dirige e interpreta Luciano Cáceres- viajará de Moscú Teatro a Mar del Plata; también estrenará «Quieto» en el porteño Teatro Nün y para marzo prevé el regreso de «La vida sin ficción» y «El amor es un bien» que va a cumplir diez años.
Por último, subrayó que el teatro independiente «no tiene fines comerciales»: «A nosotros nos mantiene seguir generando estéticas, corrientes de pensamiento, y como entendemos que parte de ese público se pueda ver afectado, probablemente tomemos los impulsos necesarios desde la sala porque probablemente el Estado no de gran apoyo a la actividad, para poder tratar de mantener el flujo en movimiento».
«De las grandes crisis -concluyó- también han salido movimientos interesantes como en 2001. Todavía es muy pronto para arriesgar conclusiones».