Las personas mayores se preparan recibirán al Karaí de octubre


Karaí octubre es la pobreza, la miseria, las penurias. Se le ahuyenta solamente con una olla repleta de comida. Por ello, este martes, a partir de las 18,

desde el Centro de Jubilados y Pensionados de Corrientes, realizarán una conmemoración para mantener viva la tradición y conmemorar la leyenda. «La actividad comenzará a las 18 con un espectáculo donde la música el canto y la danza se unen para ahuyentar a este duende que traer miseria si fuiste mezquino y te da prosperidad si supiste administrar la cosecha», dijo la organizadora del encuentro y profesora de danza, Eldy Benítez. También realizarán un ritual con sahumerios tal lo como lo determina la leyenda y finalizará la jornada con una degustación de comidas típicas. Participan los talleres de danza clásica a su cargo, el taller de folklore a cargo del profesor Javier Romero y el taller de coro a cargo de Caio Rodríguez. «Si bien la idea original nació de mí, cuando se lo comenté a la coordinadora de los talleres Nahiara Barnechea no sólo tuvimos la aprobación de ella sino el acompañamiento de la interventora, Julia Fernández y de todo el personal del Centro porque de lo contrario sería imposible realizar un encuentro de esta magnitud», explicó Eldy Domínguez. Lo importante de estas actividades –más allá del encuentro y el momento de sociabilidad que se vive-; es que todos colaboran en su organización. Desde los profesores de los talleres, los trabajadores del centro, la interventora y los mismos socios. En este caso, la comida la realizará una socia; Gero Nuñez; lo que habla de un trabajo conjunto. «Estos momentos son muy importantes para nuestros socios. Las fiestas tradicionales o populares como el Karaí; son importantes de celebrar para la gente mayor, ya que les ayuda a recordar historias del pasado y se crean espacios de socialización donde se cuentan anécdotas sobre los hechos en torno a esta fecha», dijo la interventora Julia Fernández. LA LEYENDA Según cuenta la leyenda guaraní, este hombre que ahora trenza su látigo de ysypó resguardado en las anchas alas de su raído sombrero de paja vive solo en el monte. Nadie lo ve sino una sola vez al año. Aparece para comprobar que se cumpla la tradición de siempre el primer día de octubre. Viene preparado, con su rebenque listo para castigar a quienes se atrevan a desafiar la costumbre. Para los guaraníes, octubre es un mes de pocas cosechas y donde escasean alimentos. Los aborígenes notaban que en la época en que florecían los lapachos, disminuían las reservas de alimento, ya que no había frutos que recoger en el monte y los animales estaban muy flacos por la salida del invierno, y la agricultura que hacían como ser maíz, mandioca, batata, recién se sembraban a partir de allí. Karaí Octubre es la pobreza, la miseria, las penurias. Se le ahuyenta solamente con una olla repleta de comida. Si no encuentra suficiente se queda con esa familia para todo el año y, además de los rebencazos, la miseria les acompañará por todo el año, con sus nefastas consecuencias. De ahí que en todas las casas, cada primero de octubre, no falte el puchero bien servido. De esa forma la conciencia de toda la familia quedará tranquila por el resto del año. En cambio aquellos que se resistan y mezquinen la comida de ese día tendrán que convivir con el hambre por el resto del año. Esta tradición enseña al campesino a prever el alimento para los suyos durante los meses de «vacas flacas», época que se inicia en octubre y que abarca los últimos meses del año.

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