La velocidad de la gestión


Después de dos años de abandono, el lunes se iniciaron los preparativos para reactivar la obra de la Autovía de la Ruta 12, que es la circunvalación de accesos a la Ciudad de Corrientes. A fines de 2022, la contratista JCR dejó de mover los equipos y el personal se retiró de la zona, pasó todo el año 2023, último período del gobierno de los Fernández y de Masa sin novedades y la llegada de Javier Milei al poder profundizó el olvido. Todo 2024 con puros amagues. Ahora parece que hay algo más firme, comenzaron a llegar materiales, además de las máquinas, próximamente se recontratará al personal y es posible que en los primeros días de febrero se reanude el trabajo. Con la Auto­vía todo es fragmentado.
Si no surgen nuevos contra­tiempos, y es de esperar que así sea, en 16 meses se tendría que terminar la obra que en siete años -cumple en abril- comple­tó el 56% del proyecto original. Conforme a los nuevos plazos, para julio o agosto de 2026 la Autovía estaría terminada. Ocho años para hacer poquito más de 13 kilómetros.
Está claro que la vergonzosa demora para la concreción de la obra vial habla no sólo de la desidia del Gobierno na­cional en sus distintas expresiones ideológicas -desde Macri a Milei, pasando por el kirchnerismo- sino que también expone la incapacidad del Gobierno corren­tino para la gestión ante el poder central. Falta de con­diciones, ausencia de convicción o pobreza de coraje. Quizás todo junto, un poquito de cada cosa. 
Es difícil encontrar explicación a la exasperante postergación que sufre la provincia y que perjudica a los ciudadanos, que tampoco reaccionan. Desde el proyecto original de la Autovía, que contiene serias deficiencias, hasta el ritmo de minué para el trabajo, y luego la dilatación hasta caer en el olvido, hace pensar que los correntinos disfrutan del destrato. 
Algo parecido sucede con el proyecto del Segundo Puente sobre el río Paraná, que fue lanzado hace más de 30 años y todavía está dando vueltas en las oficinas del poder. 
El atraso de la provincia en materia de infraestruc­tura estriba mucho en la indiferencia nacional, es cierto; pero sobre todo se debe a la tibieza de carácter de los gestores correntinos. También falta estrategia, quizás una pizca de audacia política y especialmente asociativismo con otros que tienen la misma necesi­dad.
Afortunadamente algo pareciera estar empezando a cambiar, un sector del empresariado correntino entu­siasmó a sus pares misioneros con la idea de reclamar mejoras para las rutas 12 y 14, am­bas nacionales y en muy mal esta­do. Se sabe, la administración de Javier Milei abandonó totalmente la obra pública y eso significó que la infraestructura vial se viniera a pico. Es llamativo porque ambas carreteras están concesionadas y se supone que lo que se recauda por peaje debiera estar destinado al mantenimiento. 
Pues bien, la realidad es que no hay mantenimiento ni obras de reparación ni nada. Hay baches que complican la circulación, so­bre todo al transporte de carga. Por eso la Federación Económica de Corrientes (FEC) buscó acompaña­miento de la Confederación Económica de Misiones (CEM) y salieron con un pedido conjunto. La semana pasada recibieron la adhesión de la Cámara Argentina de Comercio y en las últimas horas salió a respaldar la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came). ‘»El deterioro de las rutas pone en riesgo la vida de quienes las transitan, afecta a la competitivi­dad de nuestras empresas y perjudica la experiencia de miles de turistas que nos visitan cada año, dismi­nuyendo las oportunidades de desarrollo económico y social de Corrientes», señaló la FEC. 
¿Cuánto tardará en llegar la respuesta? Ojalá que no se repita el minué de la Autopista. 

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