Juan Genaro González Vedoya nació un 22 de diciembre de 1940 en Itatí. Fue maestro rural por varios años, pero con el paso de los años consolidó su faceta artística y desarrolló una prolífica carrera como poeta, periodista y autor de letras de chamamé y otros géneros.
Recibió numerosas distinciones en el plano local y nacional, y ocupó espacios destacados en ámbitos de la gestión cultural.
Fue considerado un renovador de las letras en el género del chamamé y un gran exponente en otras disciplinas afines.
En base a sus aportes y su legado que constituyen parte del patrimonio cultural de la región, el Consejo Superior de la UNNE consideró pertinente otorgar a González Vedoya el Doctorado Honoris Causa.
«La Universidad Nacional del Nordeste tiene el compromiso de reconocer y valorar a aquellos individuos que han dedicado su vida a la construcción de una sociedad más justa y culturalmente rica», se resaltó en los argumentos de la propuesta de distinción presentada por la Coordinación General de Comunicación Institucional de la UNNE.
El Doctorado Honoris causa es una distinción prevista en el Art. 19 inc. 24 del Estatuto de la UNNE para las personas que acrediten méritos de excepción o aportes originales en el área que se desempeñan.
Según se expuso, González Vedoya, con su incansable labor pedagógica y cultural, «ha sido un pilar fundamental en la defensa de los valores y la identidad de nuestra región».
Asimismo, se consideró que su trayectoria ejemplar lo convierte en un merecido candidato para recibir el título de Doctor Honoris Causa, y su reconocimiento servirá de inspiración para futuras generaciones de estudiantes y profesionales.
Por ello, el Consejo Superior aprobó de forma unánime la entrega de la máxima distinción para González Vedoya, teniendo en cuenta que «su compromiso con la cultura es una huella imborrable en la región y en el país.
«Su reconocimiento por parte de nuestra Universidad sería un merecido homenaje a su labor», se resaltó desde la UNNE.
Biografía del Candidato
Poeta, periodista y autor, Juan Genaro «Cacho» González Vedoya nació en Itatí, provincia de Corrientes, el 22 de diciembre de 1940.
Su niñez transcurrió en su casa de Itatí. En su universo de río y monte, conoció a muchos de los personajes a los que luego daría vida a través de sus composiciones. A los 15 años se radicó en Corrientes para estudiar magisterio y, una vez recibido, ejerció la docencia en escuelas rurales de la provincia de Corrientes.
A finales de la década del 60, integró un conjunto folklórico donde compuso su primera obra, «Tema correntino», que originalmente fue compuesta en ritmo de zamba.
Sus primeras publicaciones vieron la luz en periódicos locales, pero su explosión autoral llegaría en la década del 70 en las ediciones del certamen «Canción Nueva Correntina».
En ellas, González Vedoya presentó obras inéditas como «Por Santa Rosa me voy al río», compuesta en colaboración con Antonio Tarragó Ros, convertida en uno de los clásicos de nuestro cancionero. En esta etapa, participó además en el «Festival de Folklore Correntino» de Santo Tomé (Corrientes), donde dos de sus obras, «Jacinto remonta el río» y «Canción para Feliciano», obtuvieron el primer premio en sucesivas ediciones. Además compuso junto a Carlos César Hernández la multi interpretada «Camino de Santa Ana».
Junto a su compueblano Pocho Roch, Doctor Honoris Causa de la UNNE, conformaron una celebrada dupla autoral, que trajo de la memoria de su Itatí natal recordados personajes como «Nati el campanero», «Miguelito el farolero» (Miguelito carapé), «Sinesio el barrilero», «Valdez carpinchero», «Cambá Rulito» y «Dorico», el inefable «loco» del pueblo, piezas que conformaron la obra integral La gente de mi pueblo.
Su obra «María de las seis de la mañana» ganó el primer premio entre 3500 obras presentadas en el «Certamen de Letras para Tango» organizado por la Biblioteca Nacional, obra que fue adaptada luego por Mario Boffil para nuestro género. En 2006, obtuvo el primer premio del certamen de canciones de SADAIC por su chamamé La curandera, compuesta junto a Aldy Balestra, ganadora entre más de 1200 obras concursantes.
En materia de publicaciones, González Vedoya editó en 1970 su primer libro, La gente de mi pueblo, y a partir de allí ha editado en 1978 Panorama poético hispanoamericano; Más acá del alba en 1998; en el mismo año Poemas para ir leyendo; en 2005 Agua de río e Intemperie del alma; y finalmente Como pan casero, editado en 2008.
Paralelamente, González Vedoya ha desarrollado una intensa labor de enseñanza de poesía y composición en distintos ámbitos, como el Instituto Valentín Haüy, donde por largos años dirigió talleres para los no videntes; en ámbitos escolares, con el programa «El chamamé va a la escuela», diseñado por Joaquina Méndez, Alicia Díaz y el propio Vedoya, por citar los más destacados. En 2011 coordinó la Cátedra Libre del Chamamé de nuestra universidad.
Fue distinguido por su labor literaria en 1996 por la Honorable Cámara de Diputados de la provincia de Corrientes y declarado en 2000 «Ciudadano Ilustre» de la ciudad de Itatí y en 2018 de la ciudad de Corrientes.
En 2007, fue homenajeado en el «Teatro Oficial Juan de Vera» con un espectáculo artístico compuesto íntegramente con su obra, dirigido por el artista curuzucuateño Aldy Balestra e interpretado por celebrados artistas como Roberto Romero, Orlando «Carozo» Gutiérrez, Waly García, Jorge Guenaga, Jorge «Pelusa» Canteros y las voces de Marcelo Gatti y Daniel Osuna. En 2010, fue distinguido por su aporte a la cultura por la «Academia Nacional del Folklore» en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires.
En 2022 recibió por parte del Senado de la Nación el diploma de honor en reconocimiento por su trayectoria y aporte a la cultura. Desde 2008, González Vedoya se encuentra abocado plenamente a la difusión de nuestra música, desempeñando la presidencia del «Museo Virtual del Chamamé».
González Vedoya ha sido un defensor incansable de la identidad cultural del Nordeste argentino. A través de su trabajo pedagógico como maestro rural y agente literario, promovió la valorización de personajes, paisajes y tradiciones de la región, rescatando historias y voces que muchas veces son invisibilizadas.
Sus aportes fueron registrados de diversas formas y resultaron claves en la postulación del Chamamé como Patrimonio Cultural de la Humanidad, mención otorgada por la UNESCO en el año 2020.