La serie «Los simuladores», creada por Damián Szifron y protagonizada por Diego Peretti, Federico D’Elía, Alejandro Fiore y Martín Seefeld como un grupo de socios que se encargan de resolverle problemas a la gente, fue declarada de «Interés Cultural» por la Legislatura porteña en una ceremonia que reunió a sus cuatro protagonistas.
El acto, organizado por el legislador Matías López en el salón Dorado del Parlamento porteño, contó también con la presencia de amigos y familiares de los homenajeados, así como participaron Claudio Villaruel y Bernarda Llorente, a cargo de la dirección artística y programación de Telefé en 2002 y 2003, años en que se emitieron las dos temporadas.
La serie es considerada una de las ficciones «de culto» más destacadas de la historia de la industria audiovisual del país y narra las aventuras de cuatro expertos en inteligencia, investigación y tecnología que destraban situaciones problemáticas a través de creativos operativos de simulacro.
«Con altas dosis de suspenso, ingenio y humor, Los Simuladores indagaron a fondo en temas como la corrupción, el desempleo, la violencia de género, los trastornos alimenticios, la desigualdad económica y el abuso corporativo, entre otros» y destaca el texto de distinción que fue acompañado por los legisladores y las legisladoras.
La ceremonia comenzó con la proyección de un video con imágenes de los actores que encarnaron los personajes conocidos en la serie como Mario Santos, Pablo Lamponne, Emilio Ravenna y Gabriel Medina con una foto final de los cuatro acompañados por la palabra «Vuelven» en alusión a la película que los volverá a reunir y prevén estrenar en 2024.
En declaraciones a Télam, Villarruel remarcó «la altísima calidad narrativa y de dirección» de la serie sobre la que también destacó «el talento, la creatividad, los guiones y un canal apalancando detrás que lograron ese éxito».
Llorente, actualmente a cargo de la Presidencia de la agencia de noticias Télam, sostuvo que «en plena crisis del 2001, apostamos por un producto que era distinto y que podría ser un éxito o un fracaso, pero que finalmente nos puso en alto en el mundo con un producto de calidad de la industria televisiva».
El legislador López, por su parte, evaluó que «no es fácil abordar ciertos temas en nuestra sociedad y creo que uno de los grandes desafíos que debemos destacar fue la habilidad para tocar temas tabúes o sensibles con una combinación de humor, seriedad y respeto, que logró visibilizar muchas cuestiones sociales hace 20 años atrás que hoy no pierden actualidad».
La serie debutó el 21 de marzo de 2002 con números humildes, con ratings de alrededor de 17 puntos. Sin embargo, en los 11 meses que transcurrieron entre el final de la primera temporada y el comienzo de la segunda, en mayo de 2003, el canal volvió a programarlo en la grilla del “prime time” y sus guarismos se fueron por las nubes, por encima de los 30 puntos.
“Los clásicos se hacen con el tiempo, pero el programa salvo cuando empezó a emitirse, que midió normal, ya en la repetición empezó explotar de rating. La segunda temporada fue explosiva y las repeticiones sucesivas también. Y después vinieron las redes sociales que ayudaron a este no-olvido”, repasó D’Elía con Télam en marzo del año pasado cuando el ciclo cumplió 20 años de su salida.
Habiéndose emitido hasta nueve veces completa en televisión y a que integró el catálogo de Netflix para luego pasar a Paramount+ (plataforma del mismo conglomerado propietario de Telefe), la serie se mantuvo presente también gracias a los memes, los stickers, la viralización de frases eternas como “Lamponne, te agachás y te la ponen”, “¿No hay un piquito para mí?” o “Disculpe, ¿fuego tiene?” que Santos decía al final de cada episodio a quien acababa de engañar.