Cada verano la ribera de Punta Indio, en la provincia de Buenos Aires, se convierte en una fiesta celeste con la llegada de la mariposa Bandera Argentina, un ejemplar que por sus colores recuerda a la bandera nacional, y que por su singularidad ha motivado la necesidad de concientizar sobre la importancia de la preservación del bosque nativo, más aún ante el presente periodo de sequía que produjo una circunstancial disminución de la especie.»El que habla soy yo, pero la que sabe es Amanda», señaló Roberto Rodríguez en referencia a su compañera Amanda Hummel al iniciar el recorrido por la Reserva Natural La Amanda, un refugio del monte nativo donde, entre otros, crece el coronillo, el árbol que hospeda y alimenta las orugas de la mariposa Bandera Argentina, una especie declarada emblemática en los municipios de Magdalena y Punta Indio, y que la protege legalmente.
El lugar forma parte del Parque Costero del Sur, región declarada en 1985 como Reserva Mundial de la Biósfera Natural y Cultural por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), posición que le otorgó la condición de ser un área protegida.
En la región crece y se protege el Bosque de Talar, cuyas especies arbóreas típicas son el tala, el molle, el coronillo, el sombra de toro, entre otros ejemplares; además de arbustos y herbáceos que se comportan como refugio y alimento de la fauna nativa.
Desde 2015 la Asociación Amigos del Parque Costero del Sur y el municipio de Punta Indio organizan una fiesta con la que celebran la mariposa y su hábitat.
«La fiesta busca alertar sobre la conservación de esta especie; se busca concientizar y difundir la conservación del bicho y el ambiente, de los talares y particularmente el Coronillo que es el árbol que le sirve a la mariposa de hospedador», señaló a Télam el naturista y Técnico Principal del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, Ezequiel Núñez Bustos.
«Sin coronillo no hay Bandera Argentina», aseguró, en línea con la frase de la campaña de preservación, uno de los guías de la reserva al caracterizar el árbol y explicó que, por su dureza es utilizado como insumo para calefaccionar y, por lo tanto, fraccionado, mutilado o extirpado.
La mariposa Bandera Argentina, según detalló Núñez Bustos «solo vuela dos veces al año, el resto del tiempo la pasa en forma de huevo, oruga y crisálida; en oruga está alrededor de nueve meses, desde que termina el verano hasta fin de año».
«Las orugas forman grandes racimos sobre las hojas del coronillo, son negras, rojas y blancas con pelo sedoso, muy lindo, y al adulto es hermoso verlo volar porque parece un papel mecido por la brisa», indicó.
La tala indiscriminada del árbol hospedador de la mariposa no es el único problema al que este año se han enfrentado los vecinos y proteccionistas de la especie; la sequía ha impactado de manera extraordinaria en su hábitat y por lo tanto en la población de estos insectos.
Desde el año 2018, el país se encuentra en un período de déficit de precipitaciones acrecentado por el fenómeno de la Niña, que en la actualidad se encuentra débil al límite de moderada, situación que ha afectado enormemente los bosques nativos de la región.
El último informe de la Dirección Nacional de Riesgo y Emergencia Agropecuaria de enero indica que en diciembre de 2022 se observó un incremento de 10 millones de hectáreas en riesgo de sequía en el país respecto de noviembre, por lo que se totalizaron 175 millones de hectáreas en ese estado.
«El año pasado era impresionante, había un montón por todos lados», recordó Eugenia, una mujer que llegó a la reserva junto a su hijo de diez años a aprender un poco más sobre flora nativa y saber qué plantar en la casa que construye en la localidad.
«Es el tercer año consecutivo en que la primavera y el verano llegan con sequía y esto perjudica, de alguna manera, a las mariposas en general», explicó el especialista, aunque destacó que si bien en la zona de Punta Indio son pocos los ejemplares que pueden verse en estos días, en Costanera Sur hay muchas.
Núnez Bustos indicó que si bien «si no llueve se complica un poco el desarrollo de larvas, pupas que necesitan humedad para que los adultos puedan nacer», planteó que «la naturaleza siempre encuentra su rumbo».
«Los insectos tienen la particularidad de quedarse en pausa; si la temperatura, la humedad, no son las adecuadas pueden hacer un standby y esperar a que las condiciones vuelvan a ser propicias», señaló y agregó que «la humedad, las lluvias más regulares son beneficiosas para las mariposas y para todos los insectos en general».
La situación no opacó la última celebración en Punta Indio que, cada año, recibe más asistentes ansiosos no sólo de maravillarse con la mariposa, sino de conocer más sobre su hábitat.
Durante el fin de semana, vecinos y turistas disfrutaron de paseos por reservas, fueron parte de un censo de coronillos, participaron de charlas informativas por parte de especialistas en mariposas y biodiversidad, asistieron a talleres de fotografía y mosaiquismo, se sumaron a un mural colectivo, y disfrutaron de la feria de productores locales y shows de bandas locales.
Ejemplares de la Morpho epistrophus argentinus, conocida vulgarmente como «Bandera Argentina» por la coloración celeste claro y blanca de sus alas, pueden encontrarse también en algunas regiones de las provincias de Chaco, Corrientes y Entre Ríos.
En la provincia de Buenos Aires, además de en Punta Indio, se la observa en el Delta del Paraná y la Isla Martín García hasta la Reserva Natural Laguna Salada Grande, en el partido de General Madariaga.
Esta mariposa, que ya fue homenajeada al transformarla en escarapela por la Escuela Especial 501 «René Favaloro» y elegida por el Correo Argentino como un lote de estampillas del Mercosur en 2017, fue propuesta por naturalistas para que, como el hornero y el ceibo, sea declarada como la mariposa nacional, un planteo que hasta ahora no ha avanzado.