A poco más de un mes de su muerte, este sábado se cumplen 10 años de la renuncia al pontificado de Joseph Ratzinger, quien gobernó la Iglesia Católica entre abril de 2005 y febrero de 2013 con el nombre de Benedicto XVI, y que con su histórica dimisión abrió el camino para la elección de Jorge Mario Bergoglio como el papa Francisco.»Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro», anunció Joseph Ratzinger en latín a un grupo de cardenales que lo escuchaban un lunes feriado en el Vaticano y con el que inició una de las transiciones más importantes en 2000 años de catolicismo.
Las palabras del entonces Papa, que eran transmitidas por el circuito cerrado vaticano, fueron escuchadas por la periodista de la agencia Ansa Giovanna Chirri, que entendía el latín y se dio cuenta del significado del anuncio y buscó la confirmación del vocero papal Federico Lombardi.
El sacerdote jesuita, que estaba al tanto de la renuncia, le confirmó la noticia y entonces salió a la luz la primera dimisión de un Papa en la era moderna, que sería efectiva a partir del 28 de ese mes.
Así, golpeado por disputas internas que tuvieron su pico más alto en el primer escándalo Vatileaks, que reveló el robo de documentos secretos de su mayordomo, Ratzinger sobrevivió menos de ocho años al cargo para el que había sido elegido el 19 de abril de 2005.
Al momento de la renuncia, la sorpresa fue tal que incluso la Santa Sede desconocía qué verbo usar para el acto e incluso cómo sería denominado Ratzinger una vez que se hiciera efectiva la dimisión, hasta que finalmente se optó por llamarlo «Papa emérito».
A inicios de este año, en ese marco, el biógrafo de Ratzinger Peter Seewald develó una carta firmada por Benedicto XVI en la que reconocía que el «motivo central» de su renuncia fue el insomnio contra el que se medicaba desde 2005 y su incapacidad para afrontar la enfermedad, y que la decisión la tomó tras sufrir una caída durante un viaje a México y Cuba en 2012.
Ratzinger, nacido en la ciudad bávara de Marktl el 16 de abril de 1927 y fallecido en el Vaticano el 31 de diciembre de 2022, defendió su renuncia en marzo de 2021, aunque la reconoció como «una decisión difícil».
«La tomé en plena conciencia y creo que hice bien», planteó Ratzinger en una entrevista con el diario Corriere della Sera publicada entonces, en la que agregó: «Algunos de mis amigos un poco fanáticos todavía están enojados, no quisieron aceptar mi elección».
Tras una cinematográfica despedida del Vaticano que le valió un ascenso al entonces director del Centro Televisivo Vaticano (CTV) Dario Edoardo Vigano, Benedicto XVI hizo efectiva la renuncia el 28 de febrero de 2013 y se recluyó un tiempo en Castel Gandolfo, la entonces residencia papal de verano, a la que llegó en helicóptero.
Desde allí siguió el cónclave que el 13 de marzo de ese año eligió al argentino Bergoglio como el pontífice 266 de la historia.
Desde entonces, la coexistencia inédita de dos Papas dentro del Estado de la Ciudad del Vaticano provocó que sectores conservadores se encolumnaran detrás de la figura de Ratzinger para contrapesar la figura de Bergoglio.
Ya en 2016, Francisco debió aclarar que no existían «dos Papas», sino que Benedicto se había convertido en «Papa emérito» desde su renuncia, según dijo a la prensa al regresar de un viaje de tres días a Armenia.
El 5 de febrero de este año, en conferencia de prensa, el Papa insistió con esa línea al considerar que algunos sectores habían «instrumentalizado» la muerte de Benedicto para volver a reeditar esa contraposición en el Vaticano.
En 2020 Francisco había calificado a Benedicto XVI como «un revolucionario», echando por tierra las miradas que desde el inicio del pontificado del Papa argentino buscaron contraponerlos, pese a las recurrentes visitas de Bergoglio al monasterio Matter Ecclesia para saludar a su antecesor.
«Me enfado cuando dicen que Benedicto es un conservador, ¡Benedicto era un revolucionario! En tantas cosas que hizo, en tantas cosas que dijo, era un revolucionario. Luego envejeció y no pudo continuar, pero fue un verdadero revolucionario», planteó Francisco en un pasaje del libro entrevista Terrafutura.
El mes pasado, Francisco recibió en el Vaticano al exsecretario del fallecido Benedicto XVI, el obispo alemán Georg Ganswein, autor de un libro con duras críticas al pontificado de Jorge Bergoglio.
Considerado un histórico crítico de Francisco, Ganswein publicó tras la muerte de Ratzinger el libro Nada más que la verdad. Mi vida al lado de Benedicto XVI, en el que relata a modo autobiográfico sus años como secretario del pontífice emérito, fallecido el 31 de diciembre a los 95 años.
En el libro, Ganswein lanza duras críticas contra el Papa y revela que se sintió «humillado» cuando Francisco decidió removerlo de sus funciones como prefecto de la Casa Pontificia, aunque sin despedirlo.
Una de las grandes polémicas de la etapa de Ratzinger como Papa emérito fue su aparición en un informe sobre abusos en la Iglesia alemana en la época en la que fue arzobispo de Munich, entre 1977 y 1982.
En una carta divulgada por el Vaticano, Ratzinger mostró en febrero de 2022 su «sincera petición de perdón» así como su «profunda vergüenza» a las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia tras los informes sobre pederastía en Alemania.