En enero pasado, Trump había dicho que Canadá debería ser el Estado 51 de su país, justo después de que el expremier Justin Trudeau anunciara su renuncia. De hecho, en varias ocasiones se refirió a él como «gobernador Trudeau».
El de este martes fue el primer encuentro cara a cara entre el flamante primer ministro canadiense -que basó su campaña con un fuerte sentimiento anti-Trump, en medio de la guerra por los aranceles- y su par estadounidense.
Durante la reunión bilateral de este martes, Trump afirmó que habría «impresionantes beneficios» para los canadienses si el país se uniese a Estados Unidos -algo que Carney ha rechazado explícitamente- como «impuestos más bajos, un ejército gratuito».
«Sería un maravilloso matrimonio porque son dos lugares que se llevan muy bien», insistió Trump a lo que Carney respondió aludiendo al pasado de desarrollador inmobiliario de Trump.
«Como sabe por el mercado inmobiliario, hay algunos lugares que nunca están a la venta. Estamos sentados en uno de esos en estos momentos. Y el Palacio de Buckingham que usted visitó también», explicó el primer ministro canadiense.
Canadá «no está en venta”, manifestó Carney. “No estará en venta. Nunca. Pero la oportunidad está en la asociación y lo que podemos construir juntos”. «Es cierto», respondió Trump.
Carney, que asumió el cargo en marzo pasado, viajó a Washington para iniciar negociaciones que eliminen los aranceles impuestos por EE.UU. y establecer una nueva relación bilateral.
Si embargo, ante las cámaras, Trump insistió en que EE.UU. no necesita ni quiere los productos que Canadá vende, como los automóviles o el petróleo. «Queremos hacer los automóviles, tenemos una enorme abundancia de energía, más que ningún otro país», insistió el presidente estadounidense.
Si bien el intercambio recordó a la reunión con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, quien fue reprendido por Trump y su equipo por no ser lo suficientemente deferente, el encuentro con el canadiense no terminó en estallido.
Con información de agencias