La Policía de Corrientes informó este martes que el resultado obtenido durante la implementación del Dispositivo de Seguridad ha sido altamente satisfactorio durante la última noche de los corsos barriales en el barrio 17 de Agosto, según fuentes de la fuerza.
En total fueron 110 personas entre hombres y mujeres los que resultaron demorados por promover desorden, estados de ebriedad, y en un solo caso se trató de un sujeto que aprovechando la gran aglomeración robó una motocicleta, la que fue recuperada y entregada al dueño a las pocas horas del hecho.
Todos fueron trasladados a la Comisaría 18ª, la que tiene un espacio reducido para la gran cantidad de demorados, y donde la mayoría fueron liberados una vez que se determinó que no tenían pedido de captura por otros casos.
En medio de esa tranquilidad hubo un robo que se hizo público en las redes sociales y que se registró el martes a las 23.30, cuando reportaron el robo de una motocicleta a pocos metros de donde desarrollaban los corsos, donde el damnificado la había dejado estacionada pensando en que estaba segura.
Miles de personas circulaban por la zona en la cuarta noche de los carnavales barriales, lo que fue aprovechado por los dueños de lo ajeno.
El damnificado se estaba por retirar cuando se percató de la sustracción de su vehículo, por lo que llamó a la Policía que se puso en alerta con la ayuda del 911 que tiene varias cámaras en la zona cubriendo todo el perímetro.
Con un oportuno patrullaje, efectivos del Grim 2 localizaron el vehículo Motomel 110 en el pasaje Catuegno, entre las calles Túpac Amaru y Américo Vespucio.
El autor del ilícito, quien la llevaba a pie aparentemente porque no la había podido encender, tiró la motocicleta y corrió escondiéndose entre la gente. Más tarde, otra patrulla, pero de la Unidad Especial Antiarrebatos, capturó al sospechoso, quien seguía al acecho. Sería un sujeto alias «Labio Leporino» que cuenta con antecedentes.
En estos eventos multitudinarios hay un grave problema con la seguridad de las motos y autos. En esas ocasiones aparecen los llamados «trapitos», que a veces piden mucho dinero, si no amenazan con romper los rodados o los roban ya que nadie sabe de los antecedentes de los supuestos cuidadores. La Municipalidad y la Policía trataron de poner orden en la actividad, primero tratando de identificar a los cuidadores pero no hubo resultados. Ahora están prohibidos pero siguen en la Costanera, en el Festival del Chamamé y en los Carnavales. s