‘La literatura nos permite retener la humanidad’


Anne Boyer: «La literatura nos permite retener la humanidad»

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La poeta y ensayista estadounidense Anne Boyer visita Argentina en el marco del Festival Poesía YA! para presentar «Prendas contra las mujeres», un poemario publicado recientemente en el país que aborda temáticas como la clase y el género, y «Desmorir», obra ganadora del Premio Pulitzer en 2020, que trata cómo es padecer cáncer en una sociedad capitalista: dos producciones que abordan temas incómodos y complejos con valentía y claridad.

Boyer (Topeka, Kansas, 1973) tiene un recorrido de prosa poética en el que vuelca inquietudes en torno a la maternidad, el dinero, la problemática de género y el arte desde hace quince años. Además, es profesora de artes liberales en el Kansas City Art Institute y dedica gran parte de su trabajo académico a enseñar literatura, filosofía y escritura.

«Prendas contra las mujeres», publicado en 2015 y editado en español por Triana en el 2020, indaga en los sentimientos, el dinero, las exigencias en torno a la belleza femenina y también bucea en las prácticas de escribir y leer.

En 2020, la poeta estadounidense fue ganadora del Premio Pulitzer en la categoría de no ficción por «Desmorir», un libro que tiene como disparador el diagnóstico de cáncer que recibió Boyer poco después de cumplir 41 años.

«La enfermedad nunca es neutra. El tratamiento nunca está libre de ideología. La mortalidad nunca está exenta de política», escribe en ese libro publicado por Sexto Piso y esta reflexión es tan solo una de las tantas que interpelan con agudeza a los lectores.

El vínculo entre la lectura y el cuerpo atraviesa toda la obra de la poeta estadounidense y es eje de esta edición del Festival Poesía Ya!, en el que Boyer tiene una agenda propia: participará hoy a las 19 de una conversación con la poeta y escritora Marina Mariasch y de un recorrido por sus textos a través de una lectura performática junto con Tálata Rodríguez; el viernes a las 16 en el CCK protagonizará un encuentro para explorar sus obsesiones literarias: el cuerpo, la escritura, el capitalismo y el domingo a las 19 estará en la Sala Argentina en diálogo con la socióloga y periodista Eugenia Zicavo.

Aunque «Prendas contra las mujeres» y «Desmorir» no persiguen un mismo objetivo, Boyer cuenta en esta entrevista con Télam que «cada estadio» de su vida «responde a una manera distinta de contar y aun así sigue el mismo patrón y preocupaciones».

Anne Boyer
Anne Boyer.

-Télam: En «Prendas contra las mujeres» aparecen vinculaciones de sentimientos como la culpa, la pena o la felicidad con la clase social, ¿de qué se trata esto?

-Anne Boyer: Mi esperanza fue, de alguna manera, comunicar el sentimiento sobre la situación económica que vino después de la crisis económica y mi propia situación financiera pero sin los detalles banales sobre la experiencia. Entonces tenía que extraer los sentimientos, tener en cuenta cómo se sintió pero sin reducirlo a un conjunto de números o a un conjunto de condiciones explícitas.

-T.: ¿Considerás que hay cierta incomodidad sobre incluir al dinero como temática en la poesía?

-A.B: Absolutamente. Cuando escribí ese libro, hace un tiempo, fue difícil encontrar poesía estadounidense que abordara temáticas como la clase social y las condiciones económicas. Hubo una corriente de poesía que hizo eso pero desapareció después de la Guerra Fría. Entonces, cuando busqué otras fuentes, no fue fácil encontrarlas. A medida que lo escribía, se sentía como si estuviera rompiendo una especie de tabú en el que se supone que la vida de los poetas es enteramente glamorosa, llena de arte e intensidad pero que cómo pagar las rentas, cómo pagar los alimentos no era una cuestión de la poesía en ese momento.

-T.: También evocas en «Prendas contra las mujeres» la imagen de la máquina de coser. Por un lado, como una tarea difícil y por otro, como una labor rentable. ¿Encontrás paralelismos con la escritura de poesía?

-A.B.: Sí. Empecé a coser porque estaba tan desalentada con respecto a la poesía que la quería abandonar. Entonces tomé la máquina y me puse a coser. Era terrible cosiendo pero no podía dejar de hacerlo. Le conté a mis amistades de la poesía: «Me doy por vencida. No voy a escribir poesía nunca más. Simplemente voy a coser» y ellas me respondieron: «No, la costura es tu poesía, todavía estás cosiendo el poema».

Lo que aprendí de intentar aprender a coser (porque nunca fui buena y todavía no soy buena) es que la construcción de las formas, el trazado, la manera en la que la literatura se adapta a la vida intentando volverla una prenda viva a través de actos parecidos y esta conexión, no solo con lo económico sino con el trabajo histórico de las mujeres, se trata de un canal entre la costura y la escritura, y otras disciplinas de arte, la cocina, escultura, que esto se trataba de un problema unificado sobre la vida y su forma que tenía que resolver.

-T.: Y en ese sentido, ¿creés que la literatura para ser concebida como tal tiene que ir en contra de lo establecido?

-A.B.: Absolutamente. La literatura confirma que las estructuras poderosas del mundo son más gruesas y carecen de imaginación. Cada acto de crear y proponer nuevas formas de vida a través de la literatura es un acto que funciona en tensión con la producción en una especie de intercambio apasionado con las estructuras poderosas del mundo.

-T.: «Desmorir» no es un libro testimonial, ni una memoria, ni un ensayo. ¿Cómo sitúas este trabajo en tu trayectoria literaria?

-A.B.: Yo tampoco sé lo que es. Creo que es una memoria de ideas. Fue un intento de registrar el proceso de comprender la naturaleza del mundo cuando mi mente estaba debajo del tratamiento de cáncer, del miedo y de la ansiedad. Entonces tenía que encontrar una forma de contar porque no sabía si iba a vivir o iba a morir pero sabía que iba a atravesar algo ridículo y doloroso como el tratamiento del cáncer, así que pensé que al menos debía escribir un libro que se pudiera compartir con las personas. Pero ninguna de las formas disponibles encajaba con la experiencia. Otra vez me hago esa pregunta: ¿Cómo la forma y la vida trabajan juntas y cómo es el trabajo de los poetas? No importa qué, los poetas son creadores de formas y entonces «Desmorir» se convirtió en una obra inclasificable porque la vida no cabría en lo que ya estaba allí.

-T: ¿Hay un diálogo entre «Desmorir» y «Prendas contras las mujeres»?

-A.B.: «Desmorir» tenía otro objetivo que «Prendas contra las mujeres». Espero que «Desmorir» llegue a una audiencia más grande y tenga más un rol de «proteger la espalda» que las interacciones con la poesía. Pero es la misma vida y es la misma persona. En muchos aspectos, puedo ver un patrón en mi obra. Cada estadio de mi vida responde a una manera distinta de contar y aun así sigue el mismo patrón y preocupaciones, sobre pensar la maternidad, el dinero, el género y el arte. Estos temas aparecen en todas mis obras.

-T.: ¿Qué brechas identificaste que atraviesan las mujeres ante una enfermedad oncológica?

-A.B: En Estados Unidos, hay múltiples asuntos. La primera es que hay una cultura de la positividad, la felicidad y la energía sin importar lo que realmente sientas entonces se convierte en una máscara sobre los sentimientos de miedo y desesperación que pueden acompañar al cáncer. También, por el capitalismo, hay grandes desigualdades en el acceso al tratamiento y no solo eso sino a lo que necesitas para sobrevivir al tratamiento: el cuidado en la casa, las comidas, pagar el alquiler. Tenemos muy poca garantía de conservar nuestro trabajo cuando tenemos cáncer. Entonces están estos dos problemas, la actitud cultural y un sistema económico y material que afecta todo sobre el cáncer. Y la desigualdad está escrita en todo lo que pasa en Estados Unidos pero particularmente dentro de la medicina.

-T.: ¿Hay una demanda mayor por ser mujer?

-A.B.: Las mujeres son las cuidadoras del mundo. Acababa de cumplir 41 años cuando enfermé de cáncer, era madre soltera, tenia una hija que cuidar, era profesora. Todo lo que hacía era cuidar a otras personas y cuando necesité que me cuidaran a mí, no había nadie. Y esta es la condición que las mujeres enfrentan entonces imaginate: sos diagnosticada con cáncer en la mitad de tu adultez, tus padres son grandes, tenés chicos pequeños y tenés un trabajo que involucra cuidar a otros. El mundo te estuvo quitando eso y cuando es tu turno de pedir, no hay nada allí. Y, para agregar, la exigencia insultante de belleza superficial en la que el cáncer se supone que viene a quitarte los requisitos que impone la sociedad sobre la feminidad y lo que se considera bello. Estas demandas estéticas y el vacío de cuidado que las mujeres con cáncer deben afrontar impactan en el cáncer de formas muy significantes.

-T.: ¿Qué aportes puede hacer la literatura sobre los discursos que hay en torno a la enfermedad y la salud?

-A.B.: La respuesta que recibí de los proveedores de atención médica luego de que se publicó «Desmorir» muestra que un libro puede tener un impacto en las personas en las calidades inmediatas de atención. Pero también hay algo cuando se crea literatura sobre enfermedades es que, cuando nos enfermamos, tenemos el deseo de que se nos permita mantener nuestra dignidad y nuestra particularidad individual, que no seamos reducidos a objetos o a pacientes. La literatura nos permite retener la humanidad a través de la enfermedad.





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