Una mujer lleva en brazos a un niño disfrazado de bombero en la localidad valenciana de Masanasa, afectada por la dana. EFE/Ana Escobar
En el Día Mundial de la Infancia, el 20 de noviembre, esta organización humanitaria reclama al Gobierno central y a los autonómicos “planes y estrategias de adaptación al cambio climático que contemplen acciones de contingencia ante la emergencia climática que tengan en cuenta la especial vulnerabilidad y necesidades” de los pequeños.
“Las sequías, las lluvias torrenciales y las olas de calor tienen más impacto en la vida de los niños y niñas que en la de las personas adultas”, apunta la responsable de políticas de infancia de Save the Children, Carmela del Moral.
Por eso consideran que en esos planes se deben incluir cuestiones sobre cómo mantener la educación, cómo garantizar espacios seguros y un sistema de protección social que responda a estas situaciones de emergencia de forma rápida.
Además, son necesarias indicaciones para familias y profesionales para salvaguardar la salud física y mental de niños y niñas o las cuestiones relativas a los desplazamientos internos ante casos como el de la dana en la Comunidad Valenciana, donde más de 71.000 menores se vieron expuestos a la catástrofe.
El colegio, un lugar seguro
Las inundaciones que dejó la dana en la provincia de Valencia, pero también otras danas en Tarragona y en algunas provincias andaluzas devastaron y obligaron a cerrar los colegios.
“En esta y en todas las catástrofes naturales, la educación ha sido una de las primeras pérdidas”, destaca Save the Children.
“El colegio es mucho más que un espacio de aprendizaje, es un lugar seguro, en el que los niños y niñas se encuentran son sus compañeros y compañeras y donde están siempre los libros”, señala Carmela del Moral.
Además, “las escuelas, con sus comedores escolares, aseguran una comida saludable al día para aquellos niños y niñas que viven en familias con dificultades económicas”.
Emergencia climática, impacto en la salud emocional de la infancia
En el estudio de Save the Children “Born into the climate” se destaca que la emergencia climática impacta en la salud física y emocional de la infancia, por lo que la vulnerabilidad es una evidencia.
Los equipos de la ONG que trabajan en las zonas afectadas de Valencia han explicado como niños y niñas que han sufrido la dana han desarrollado “mutismo, pesadillas recurrentes, miedo a fenómenos atmosféricos, como la lluvia, o efectos mucho más inmediatos como no querer salir a la calle o no querer hablar de la situación”.
Las niñas, más vulnerables
Las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos no impactan igual a los niños que a las niñas porque son ellas las más vulnerables a sufrir las consecuencias en la salud, la educación y la seguridad social y económica.
“Por ejemplo, las niñas son más susceptibles a contraer enfermedades inducidas por el calor por las diferencias en la producción de sudor y la termorregulación. También, distintos análisis, muestran que las adolescentes tienen más probabilidades que los niños de abandonar temporalmente su educación para apoyar los ingresos familiares tras un desastre natural”, detalla Carmen del Moral.
Y, por otro lado, los niños y niñas más empobrecidos están más expuestos a las consecuencias de la crisis climática, según el informe de Save the Children “Generation Hope: 2.400 millones de razones para poner fin a la crisis climática y a la desigualdad”.
En el caso de España, las comunidades más impactadas por la doble amenaza de la pobreza y la emergencia climática son la Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia, Castilla La Mancha y Extremadura.
A nivel internacional, Save the Children, que participa en la COP29 (la cumbre mundial del clima de Naciones Unidas), solicita que los derechos, las voces y las necesidades de los niños y niñas se tengan en cuenta en las decisiones financieras clave -como el nuevo Objetivo de Financiación Climática-, en los planes de adaptación nacionales y mundiales y que se les permita intervenir en la toma de decisiones.