La entidad que administra Echarri y recibe millones por un decreto de CFK


Desde hace 16 años los argentinos aportan con el pago de sus impuestos a una sociedad de actores y compositores que es admi­nistrada por figuras iden­tificadas con el ultrakirch­nerismo, como Pablo Echa­rri, Jorge Marrale, Martín Seefeld, María Fiorentino, Mora Recalde, Alejandra Flechner, Jorge D’Elía, To­más Fonzi y Andrea Pietra, entre muchos otros.

Lo hacen, la mayoría sin saberlo, cada vez que van al cine, viajan en transporte público o en avión, pagan la tarifa de un hotel y hasta cuando miran imágenes en un televisor en la vidriera de un casa de electrodo­mésticos, o simplemente se toman un café en un bar y siguen las noticias en un televisor.

Esa plata aportada por el bolsillo de los argentinos es recaudada casi en línea por la Sociedad Argentina de Gestión de Actores In­térpretes Asociación Civil (Sagai), cuyo presidente es el actor Jorge Marrale, y su tesorero, Pablo Echarri.

Se había creado en 2006, ya con el kirchnerismo en el poder, y dos años después Cristina Kirchner, a través a la resolución 181/2008, la convirtió en una caja multi­millonaria.

Entre las numerosas re­soluciones que el presi­dente Javier Milei busca adecuar se encuentra jus­tamente la 181, presentada ampulosamente en su mo­mento como de «Propiedad intelectual».

A través de esa resolu­ción se establecieron «de­rechos retributivos que de­berán abonar los usuarios por explotación, puesta a disposición interactiva o comunicación al público en cualquier forma, de las interpretaciones actorales o de danza fijadas en gra­baciones audiovisuales y otros soportes». 

Es una caja casi infinita, aseguraron fuentes cerca­nas al Gobierno.

En 2006, mediante el de­creto 1914, Cristina Kirch­ner otorgó a la Sociedad Ar­gentina de Gestión de Acto­res Intérpretes Asociación Civil la «representación dentro del territorio nacio­nal de los artistas intérpre­tes argentinos y extranjeros referidos a las categorías de actores y bailarines en todas sus variantes, y a sus derechohabientes, para percibir, y administrar las retribuciones previstas en el artículo 56 de la ley Nº 11.723 (propiedad in­telectual) por la explota­ción, utilización, puesta a disposición interactiva o comunicación al público en cualquier forma de sus interpretaciones fijadas en grabaciones audiovisuales u otros soportes».

A su vez, resolvió que la Sagai quedaba autorizada como «entidad única para convenir con terceros usua­rios o utilizadores de tales interpretaciones, por su explotación en el territorio nacional, la forma de recau­dación y el importe de las retribuciones referidas, así como su adjudicación y dis­tribución entre los actores y bailarines que las hayan generado, con observancia estricta de los principios de objetividad, equidad y pro­porcionalidad».

EL NUEVO PROYECTO

El proyecto mileísta pone en cabeza de la Dirección Nacional del Derecho de Autor determinar las aso­ciaciones que a los efectos de esa gestión colectiva puedan representar a los ti­tulares de derechos de este tipo, lo que se publicará en cada caso que autorice en el Boletín Oficial y ante el rechazo solo en su página web. 

Asimismo, agrega que los titulares de estos derechos pueden optar libremente entre afiliarse a una socie­dad de gestión colectiva o no, entre ejercer sus de­rechos patrimoniales en forma individual o a través de esa sociedad, y si opta­ren por ejercerlo en forma particular las sociedades no podrán intervenir en el cobro de regalías, salvo que los particulares le otorguen un mandato para ello, en cuyo caso los particulares no podrán efectuar el cobro por si mismos, salvo que tal mandato se revoque. 

Además, la normativa es­tablece en qué casos la Di­rección otorgará autoriza­ciones del art. 95, bajo qué requisitos y cuándo puede ser revocada. También se regula el contenido de los estatutos de estas nuevas sociedades, la obligación de presentar saldos y me­morias, la prohibición de mantener fondos irreparti­bles por más de un año, y a dónde irá esa recaudación pasado ese plazo. 

En ese orden, agrega la posibilidad de que la Direc­ción Nacional del Derecho de Autor pueda imponer sanciones a las socieda­des de gestión colectiva que infrinjan sus propios estatutos o reglamentos, o que incurran en hechos que afecten los intereses de sus representados, sin perjuicio de las sanciones penales o las acciones civi­les que corresponden. Los actores kirchneristas sa­lieron a cruzar con dureza esta iniciativa, que podría obtener dictamen de co­misión el martes y que se buscaría votar el jueves en el recinto de la Cámara de Diputados.

La sociedad de actores recibe aportes millonarios

La Sagai recibe anualmente sumas millonarias gracias a esa resolución que estableció los siguientes aportes: 1.- Emisoras de televisión: las emiso­ras de televisión pagarán el 2% de los ingresos de explotación que mensual­mente obtengan. A efectos de aplica­ción del presente arancel se entenderá por ingresos de explotación la totali­dad de los obtenidos por el operador de televisión, incluidos los proceden­tes de ingresos por publicidad en todas sus formas, o cualesquiera otros rendi­mientos procedentes de la explotación de su negocio televisivo, con exclusión de los financieros y los obtenidos por la venta de programas. En los ingre­sos publicitarios computará toda la publicidad realizada por cuenta de los anunciantes en todas sus formas, tales como publicidad no tradicional, canje, patrocinio y sponsorización (incluidos en este concepto las cantidades desti­nadas por los patrocinadores a la pro­ducción de emisiones del usuario).

En el caso de publicidad que no se sa­tisfaga mediante contraprestación di­neraria, los ingresos correspondientes a estos espacios se calcularán aplican­do a los mismos el precio generalmen­te aplicado por la empresa usuaria a los anunciantes o agencias por la emisión de espacios de características análogas. En todo caso, se considerarán inclui­dos los ingresos procedentes de

las cantidades que obtenga el ope­rador de televisión, cualquiera que sea su origen, naturaleza o denominación, para cubrir los gastos o déficit de ex­plotación. Si dichas cantidades cubrie­ran el déficit de ejercicios anteriores, se incluirán en su totalidad en la anuali­dad en que se produzca el ingreso. Los gastos que, de conformidad con los principios y normas contables gene­ralmente aceptados, correspondan al operador de televisión y sean asumi­dos por terceros. 

2.- Emisoras de televisión por cable o satélite: las empresas que realicen la comunicación al público de grabacio­nes audiovisuales mediante actos de transmisión y retransmisión por cable o satélite, pagarán el 2% de los ingre­sos de explotación que obtenga men­sualmente la entidad usuaria. A los efectos del presente se entenderá por ingresos de explotación la totalidad de los obtenidos dentro de alguna de categorías.s

Referentes de la cultura en contra de la ley ómnibus

Un grupo de referentes de la cultura argentina, en­tre los que se destacan Charly García, Fito Páez, Ceci­lia Roth y Graciela Borges, firmaron una carta abierta contra los cambios que se proponen en la ley ómnibus. «La cultura está en peligro», advierten los artistas en un documento que posee más de 20 mil firmas. En el texto demuestran su descontento y piden que no se realicen las modificaciones planteadas por el Gobier­no, que buscan el «desfinanciamiento» del Incaa, del Inamu y de las bibliotecas populares. Por otro lado, exigen que no se cierre el Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro y del Inamu, y que no se derogue la ley de la actividad librera. «Queremos seguir teniendo una identidad propia como nación. De otro modo sólo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural», ex­presa la nota.

Como era de esperar, los artistas de la Sagai salieron con los tapones de punta contra la ley ómnibus de Milei. El presidente de esa sociedad, Jorge Marrale, de­nunció en la Comisión de Presupuesto de Diputados: «Si se aprueba el artículo 350 de la ley ómnibus se verán afectados nuestros cobros por derechos de pro­piedad intelectual».

En ese orden, explicó a los diputados: «Este proyec­to debilita los derechos de los actores en el extranjero, también desaparecería la redistribución de recursos y nuestro colectivo sufre la desfinanciación».

«Este artículo de la ley ómnibus propone la desarti­culación de las entidades de gran prestigio internacional, y es un fin del Estado pro­porcionar financiamiento a la cultura», aseveró. 

Por otra parte, también rechazó el proyecto el ac­tor y tesorero de la Sagai, Pablo Echarri: «La música, las bibliotecas populares, el Fondo nacional de las Artes están bajo un ataque total y absoluto».

«Nos están atacando y nos quieren quitar la indepen­dencia y la fortaleza que tie­nen las entidades de gestión, para poder gestionar con fuerza con los usuarios para que paguen los derechos de propiedad intelectual y de autor, y que se paguen a un precio lógico y justo, y quieren incluir a cantidad de gestores para diluirnos el poder». 

En la misma línea, ase­guró: «Vamos a pelear. Es imposible que esa ley avan­ce, porque la Argentina es un país desarrollado en la cultura».s



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