La siguiente es una historia que se repite, con final anunciado, aunque no resulta precisamente esta instancia, porque no se dan definiciones determinantes para concluir de buen modo la cuestión.
Se trata de la energía, de la generación, transporte, distribución y todas sus instancias a lo largo de las diferentes administraciones, que hicieron poco, y muchas veces nada, para avanzar en una solución integral del sistema.
Y esta gestión no escapa a las generalidades, pese a que se planteó un cambio significativo para todos los estamentos del estado, incluida, obviamente, la energía.
El fin de semana fue la ratificación de Guillermo Francos, jefe de Gabinete, a la afirmación del funcionario del área semanas atrás: la Argentina va a padecer cortes de energía en el verano por el estado del sistema, que no da abasto a la demanda.
Pero lo que se supone que es un anticipo, es más bien la continuidad de una realidad advertida al inicio de la gestión por quien era la responsable del área.
La ex secretaria de Energía y Minería, Flavia Royón, advirtió que los cortes de energía programados que anunció el Gobierno ya habían sido advertidos, y que si no se hizo algo para evitarlo es porque se dio de baja una licitación para adquirir mayor generación, informó la agencia Noticias Argentinas.
«La situación estaba advertida y es crítica», dijo Royón, quien ocupó la Secretaría de Energía durante la administración de Sergio Massa como ministro de Economía, y en la presidencia de Javier Milei, hasta el 9 de febrero.
«Cada mes que se pierde es tiempo perdido», dijo la ex funcionaria, y explicó que estas plantas para generar energía «no se construyen de un día para el otro. Hay que tomar medidas paliativas, hay alternativas».
Royón, en declaraciones radiales, apuntó, sobre esta situación: «La previmos, y por eso quisimos hacer una licitación para lograr mayor generación térmica. Se estudió el sistema, se analizaron los nodos críticos, pero la licitación se dio de baja en septiembre porque la nueva administración entiende que tenía involucrados contratos a largo plazo, y quieren modificar el sistema; y no presentaron un plan alternativo».
Por último, también informó que los problemas energéticos podrían extenderse hasta el verano de 2026.
Así las cosas, en un paso que tiene, por donde se lo mire, la posibilidad de generar energía eléctrica con planificación y sin mayores dificultades, pues los recursos naturales están.
Nada más hay que mirar a Corrientes, con Yacyretá, y la obra del brazo Aña Cuá, que está en marcha, aunque con algunas restricciones. Y aún más, está en carpeta desde hace casi una década la obra hidroeléctrica en Garaví, que tiene el visto bueno de Brasil.
Pero claramente esto se va a dar (si se planifica correctamente) con los años.
Y ahí es donde, además, se puede avanzar con otras generadoras de energía, como por ejemplo la eólica en la costa Atlántica, o bien la solar en el norte del país.
Ese trazo grueso de posibilidades es nada más que una muestra de como la naturaleza juega a favor del país para la generación de energía, y que en la vereda de enfrente de ese juego están las decisiones políticas, muchas veces entremezcladas con la corrupción.
El país necesita de inversiones, del Estado o privadas, en energía como base para el desarrollo. Es así como queda corta la promesa de un futuro promisorio.