En junio la actividad económica en el país volvió a marcar una caída, ya había retrocedido en mayo y los presagios para el segundo semestre no son alentadores. Según el relevamiento que efectúa el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) a través del estimador mensual de actividad económica (denominado Emae) en cuatro de los seis primeros meses del año las mediciones dieron indicadores negativos. Es la señal inequívoca de la recesión que envuelve a la Argentina desde hace por lo menos dos años, situación que se ha profundizado en el último tiempo.
Si fuese necesario sintetizar en un concepto, el título es: la economía nacional se achicó. Y de mediar algún shock seguirá ese proceso de reducción gradualmente porque todas las variables contribuyen a consolidar la inactividad industrial y comercial, también el área de servicios y logística, lo que repercute directamente en la producción.
El camino se volvió cuesta arriba, sin embargo el gobierno de Javier Milei no lo ve. La administración se enfoca en el frente financiero (lo que no está mal siempre y cuando no sea una exclusividad) y se entrega a la comodidad de un relato abstracto para insuflar esperanza y reclamar más sacrificio a la gente. El objetivo es llegar a las elecciones de octubre. Mientras tanto los indicadores generales de la economía sólo ofrecen malas nuevas.
Por ejemplo, la industria argentina intenta acolchonar -por ahora sin éxito- el impacto que tiene la apertura de importaciones sobre la producción local, que opera un 10% por debajo de los niveles de 2023. Este dato lo aportó la Unión Industrial Argentina (UIA).
En el primer semestre se importaron mercaderías chinas por USD8.297 millones, casi 80% más que en el mismo período de 2024, según estimaciones privadas. En su último informe, la UIA advirtió sobre la existencia de una mayor competencia frente a la importación de bienes terminados. Y estimó que durante la primera mitad del año las importaciones de bienes de consumo alcanzaron los USD5.268 millones, una suba de 32% contra 2023. La actividad industrial se ubicó un 10% por debajo de ese año, de acuerdo a sus mediciones.
El informe agrega que otro de los rubros importados que registraron una suba considerable fueron los bienes despachados mediante servicios postales (courier), que registraron una suba de 42% contra 2023.
Las cifras evidencian que en la Argentina está mermando la producción y China está supliendo esa importación. «El que está pagando el costo claramente es la producción local», señalan los especialistas.
Según los últimos datos de la Fundación Fiel, la actividad industrial cayó 3,3% en julio en la comparación interanual y un 1,4% en la medición desestacionalizada.
El consultor en comercio internacional Jorge Berciano explicó al diario Ámbito Financiero que durante la primera mitad del año se importaron mercaderías de origen chino por un monto de USD8.297 millones, casi 80% más que el mismo semestre del año 2024.
El déficit comercial del semestre fue de USD5.227 millones, es el más abultado de todos los países y que, de mantenerse esta tendencia, se estaría encaminando a un déficit anual de más de USD12.000 millones.
De acuerdo a la balanza comercial de julio que publicó Indec la semana pasada, las importaciones durante el mes pasado fueron de USD6.738 millones, una suba del 17,7% interanual. De ese total, unos USD1.455 millones correspondieron a China, un salto del 48,1% contra julio del año pasado.s