La dictadura se quiebra. Bignone llama a elecciones


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La figura de Leopoldo Fortunato Galtieri resulta importante en la Junta Militar porque es el que desencadena el intento de rescate de las Malvinas. Él va a Estados Unidos. Hay una versión de que prácticamente tenía la certeza de parte de Vernon Walters de que Estados Unidos no iba a intervenir si la Argentina intentaba recuperar las islas porque estaba el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) de por medio, que era el tratado vigente en esta materia desde el año ’47.Más allá de esto están las características de Galtieri: un tipo muy envanecido, al que además le hablaron de su personalidad majestuosa y así se desencadenó el 2 de abril de 1982, el intento de recuperar las Malvinas.


Primera Parte (CRÉDITOS: Producción general: Lorena Vazquez – Edición de sonido: Alejandro Sanz – Grabación: Sebastián Siddi – Locución: Fabiana García – Portada: Kevin Liendo)

La causa era justa, por supuesto, pero se hizo muy mal, con una total inoperancia, con una total desorganización, y todo eso llevó a la derrota del 14 de junio de ese año, donde el general Mario Benjamín Menéndez, al cual habían asegurado que Estados Unidos no iba a intervenir apoyando a Gran Bretaña y que no iba a ver además acciones bélicas, se encontró con que debía rendirse ante las fuerzas británicas.

Esto significó el derrumbe del sector militar, que había llevado adelante esta tremenda tragedia del golpe de marzo del 24 de marzo del 76, caracterizada por llevar a cabo un baño de sangre en la Argentina y una total entrega desde el punto de vista económico.

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José Alfredo Martínez de Hoz había sido la figura como ministro de Videla: venía de una familia que ya tenía en la colonia 14 esclavos en su casa, y después uno de sus integrantes fue fundador de la Sociedad Rural.

Con esos antecedentes, Martínez de Hoz fue cinco años ministro de Videla, luego hubo un breve período de Roberto Viola y luego con Galtieri asumió como ministro Roberto Alemann, un nombramiento que en su momento habilitó la lectura sobre «la vuelta de los Chicago Boys».

Ahora, producida la derrota de Malvinas, algunos sectores del Ejército parece que acompañaban la idea de Galtieri de seguir intentando una lucha que era completamente desigual, pero prevaleció la idea de que renunciara.


Segunda Parte. (CRÉDITOS: Producción general: Lorena Vazquez – Edición de sonido: Alejandro Sanz – Grabación: Sebastián Siddi – Locución: Fabiana García – Portada: Kevin Liendo)

En ese momento comenzó a quedar en evidencia la total inoperancia de las Fuerzas Armadas argentinas, los errores estratégicos cometidos y una crítica muy severa de todo lo que se había producido con la manera en que se había llevado a cabo el intento de rescate de las Malvinas.

Después, al poco tiempo, el 1° de julio las Fuerzas Armadas entienden que deben replegarse y buscan un hombre para intentar la institucionalización del país, en un arreglo con los partidos políticos y así se designa al general Reynaldo Bignone, que asume el 1° de julio del ’82 con la idea de hacer un retroceso, una salida que sea lo más honrosa posible para las Fuerzas Armadas que habían cometido todas las barbaridades durante varios años.

Este proceso se ve acompañado por el crecimiento de las fuerzas opositoras.

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Habría que recordar que los grandes partidos, justicialista y radical, habían ofrecido hombres al Proceso militar para desempeñarse como intendentes en varias provincias. Pero esto se termina ahí y comienza a prevalecer la oposición que se da organizando en la Multipartidaria.

Pero, al mismo tiempo, también dentro de la CGT surge la «Corriente de los 25», que va a liderar Saúl Ubaldini, hasta entonces desconocido, y se empiezan a producir paros acosando al Gobierno.

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Y después está también el gran hecho de la oposición, heroico, tremendo, de la aparición de las Madres de Plaza de Mayo con Azucena Villaflor, que fue desaparecida y con Hebe de Bonafini, y después otras Madres que enfrentan heroicamente el régimen reclamando por la vida de sus hijos.

Ya el año ’82 se ve plagado de movimientos y manifestaciones. Hay una «marcha por la vida» organizada por toda la gente de derechos humanos.

Después hay una marcha de la resistencia y en diciembre hay una marcha por la democracia, donde la Multipartidaria consigue reunir alrededor de 100.000 personas.

En esa marcha hay represión y en ella muere un obrero metalúrgico, Dalmiro Flores.

Es decir, el Ejército, a pesar de su intento de retroceso, sigue reprimiendo.

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Todo esto ya lleva a una situación insostenible y Bignone se convierte en el portavoz del Ejército, el hombre que va a dar lugar a la convocatoria a elecciones, que se produce en febrero del ’83.

Al mismo tiempo, Bignone lanza un decreto, que después se llamó de «auto-amnistía», por el cual afirma que lo producido en esos años será juzgado por la historia y no habrá ninguna sanción ni ninguna revisión de los hechos llevados a cabo en ese período.

Por supuesto, los partidos políticos, especialmente el radicalismo, donde va emergiendo como figura importante Raúl Alfonsín, niegan toda validez a esta esta auto-amnistía.

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Una de las cosas más importantes que se producen bajo ese breve gobierno de Bignone es la designación como ministros de Economía de Dagnino Pastore, que era hombre del elenco de economistas del establishment, después reemplazado por Jorge Wehbe, pero lo más importante es la ocupación del Banco Central por Domingo Felipe Cavallo y Julio González del Solar, quienes llevan a cabo unos operativos de seguros de cambio por el cual estatizan la deuda privada de 15 mil millones de dólares.

Es la deuda privada de los más importantes consorcios instalados en el país, entre ellos Macri, por ejemplo, como Socma, Supercemento, que a través de los seguros de cambio se aseguran el traslado de su deuda al Gobierno, que la pagaría años después.

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Esto es una verdadera entrega a espaldas del pueblo de la deuda privada, que asumía unas características ya muy importantes.

El año ’83 se caracteriza por el permanente acoso de parte de los gremios con paros parciales.

En ese caso habría que recordar que si parte de la CGT tuvo cierta complicidad, como ocurrió también con la Iglesia Católica, importantes figuras del sindicalismo fueron desaparecidas, como Marina Vilte de los docentes, como figuras del sindicato de Farmacia, entre ellas el secretario general Jorge Di Pascuale.

Es decir, en relación a los desaparecidos habría que recordar que -como consta en el informe de la comisión investigadora- el 30% eran obreros; el 15%, empleados, y otro 12%, estudiantes.

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Fue sobre esos sectores que el establishment actuó drásticamente, sacando del paso a través de la más sangrienta represión a todo lo que molestaba sus objetivos de ganancias desmesuradas, llegando a los 30.000 desaparecidos en ese período.

Lo que todavía es negado por algunos sectores cuando posiblemente sean más de 30.000 porque en muchos casos las familias no denunciaban la desaparición.

Esta dictadura va llegando a su fin con la entrega económica del país.

La deuda externa, que sumaba alrededor de 6.000 millones de dólares cuando dieron el golpe del ’76, se sextuplica y está cerca de los 40 mil millones de dólares cuando llaman a elecciones.

La situación se va tornando cada vez más difícil, el vituperio es general, y Bignone finalmente convoca para el 30 de octubre del ’83.

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Se van perfilando dos caminos: el camino de la resistencia, que es el que había marcado la Madre de Plaza de Mayo que está representado por una figura que surge del radicalismo, que es Alfonsín, que no era de la línea balbinista sino de una cierta renovación con tintes socialdemócratas que plantea al pueblo argentino que es necesario dejar atrás el pasado y volver a la Constitución del ’53, con la lectura del preámbulo para subrayar la necesidad de cerrar las cicatrices producidas por la represión.

Hay una versión que corre en los pasillos políticos, de que la fórmula Luder-Bittel del Partido Justicialista estaría entrando en algo así como un Pacto Sindical-Militar según los denunciaron los radicales; es decir, en cierto sentido admitiendo el planteo de la autoamnistía que había formulado Bignone.

Las elecciones se producen el 30 de octubre y el triunfo es de Alfonsín. Por primera vez el Partido Justicialista pierde en elecciones libres.

Cerca de 7 millones y tantos de Alfonsín contra 5 millones 900 de la fórmula de Luder-Bittel, que evidenciaba ya la crisis que estaba viviendo el peronismo desde la muerte de su líder el 1° de julio del ’74.

Esto se percibe en que Luder mismo no era una figura muy representativa que tuviera una vinculación con los trabajadores, o que pudiera expresar la línea del peronismo del ’45, sino más bien una figura reformista conciliadora que no consigue el apoyo realmente de la clase obrera fuertemente castigada por la represión de esos años.

Así se impone la fórmula radical Alfonsín-Martínez y asume el 10 de diciembre del año ’83.

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No entraremos aquí en comentarios sobre el gobierno de Alfonsín, que tiene unos primeros momentos importantes con el Juicio a las Juntas, que resulta sorprendente porque no es común cuando hay golpes de estado: cuando se retiran, en el gobierno de Alfonsín los golpistas (de 1976) son enjuiciados.

Al ver Alfonsín que las Fuerzas Armadas no hacían la autocrítica correspondiente inicia el Juicio a las Juntas e incluso en lo económico designa a Bernardo Grinspun en el Ministerio de Economía, que era un representante de la pequeña y mediana empresa.

Pero luego sus dificultades lo abruman y debe ir replegando con respecto a sus planteos iniciales.

El período del general Reynaldo Bignone es un intento de las Fuerzas Armadas por salir de la situación difícil en que se encontraban para dejar un país en crisis, endeudado totalmente, con 30.000 desaparecidos y en una situación realmente tremenda.

Lo que no impidió que el cuadro de Bignone fuese puesto en el Colegio Militar hasta que, después, Néstor Kirchner va producir su retiro.

No correspondía la figura de un represor formara parte de las figuras que había que recordar en las Fuerzas Armadas.

La figura de Bignone no adquiere relevancia en realidad y se asocia a ese llamado a elecciones y al intento de poner en funcionamiento de nuevo la regla de la democracia formal, con todas las limitaciones que ella misma tiene.





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