La comunidad estudiantil ganó este martes las calles en una jornada histórica para defender a las casas de altos estudios del país ante los recortes presupuestarios que impone el Gobierno nacional de Javier Milei en una demostración multitudinaria que conjugó militancia estudiantil, política, gremial, de movimientos sociales y también ciudadanos de a pie, que se movilizaron en defensa de la educación pública.
Desde las primeras horas de la tarde, estudiantes, docentes y no docentes de la UBA se congregaron en Plaza Houssey para iniciar un recorrido que llevaría a los manifestantes hacia la Plaza Congreso, donde se comenzaba a congregar personas de todas las edades con vocación de sumar sus presencias y defender a las universidades nacionales.
Los jóvenes de los centros de estudiantes de todas las facultades de la universidad más grande del país, sus profesores y trabajadores comenzaron a caminar de forma ordenada desde avenida Córdoba hasta Callao, para luego dirigirse a las inmediaciones del Congreso.
En principio, efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y los agentes de tránsito del distrito intentaron ordenar el discurrir de la multitud, que desfilaba en paz y orden.
Pero poco a poco, los manifestantes comenzaron a ocupar las calles de cordón a cordón, lo que determinó un repliegue de los efectivos.
“Traigan a Caputo y a Milei/ Para que vea/ Que la UBA no cambia de ideas/ Pelea y pelea por la educación”, cantaban a viva voz los marchantes que ingresaban a la Plaza Congreso en unos de los momentos más emotivos de la jornada.
La soleada tarde porteña y el diáfano cielo celeste, parecían alumbrar el peregrinar de esa multitud que avanzaba segura por las arterias del centro de Buenos Aires, convencida de estar haciendo historia, por la educación pública y la democracia.
Los subtes viajaban a pleno, cargados de militantes y ciudadanos de todas las edades que se portaban libro y carteles con leyendas alusivas a la convocatoria, aunque tampoco faltaban las banderías políticas, sindicales y de los movimientos sociales.
“Olé, Ole, olá/ Olé, olé, olé, olá/ Con protocolo/ Marchamos igual/” era una de las consignas más escuchadas y dirigida claramente a la figura de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, autora del denominado “protocolo antipiquetes” puesto en funciones desde el inicio de la gestión libertaria con el propósito de controlar las protestas e impedir los cortes de calles.
En tanto, la Plaza Congreso aparecía repleta y también sus calles aledañas, mientras se iba llenado también la Plaza de Mayo desde las arterias adyacentes y las Diagonales Norte y Sur.
Los sindicatos de la CGT y las organizaciones sociales, ubicados sobre la calle Hipólito Yrigoyen, y las columnas de los partidos de izquierda sobre la avenida Rivadavia, empezaron a colmar la histórica plaza.
La columna del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que agrupa a todas las universidades del país, comenzó a marchar desde avenida de Mayo y Sáenz Pena.
Como no podía ser de otra manera, los cánticos de los manifestantes apuntaron también a la figura de Milei, que desde Olivos reposteaba en su cuenta de la red social Twitter mensajes y memes que denostaban el sentido de esta convocatoria.
“Y ya lo ve/ Y ya lo ve/ El que no salta/ Votó a Milei”, se escuchó fuerte en varias ocasiones y momentos de esta nutrida movilización.
La multitud se desplazaba también por un sector de la avenida 9 de Julio, donde la circulación de colectivos quedó interrumpida antes de las 17.
Desde el Congreso, por Avenida de Mayo hacia avenida la Plaza de Mayo, una verdadera marea humana lo colmaba todo, en una marcha que, a esta altura, se había ganado un capítulo en la historia de las grandes movilizaciones argentinas.
Estudiantes extranjeros, de las provincias y de las barridas del conurbano se sumaban a la convocatoria, mientras seguía llegando gente a la histórica Plaza con pancartas que criticaban a funcionarios del Gobierno nacional.
“Estudia, no seas Adorni”; “Viva la educación pública, carajo”; “Conan está muerto y la Universidad está viva”, se leía en algunos de los carteles que mostraban los manifestantes.
Todo parecía entonces listo para el inicio del acto, y al son de la música bailable, jóvenes danzaban y reían en un contexto de algarabía y un clima familiar y de absoluta paz.
“Van contra la universidad porque nos ayuda a pesar, no a obedecer”, se leía en unos de los carteles que desfilaban por la Plaza.
Cerca del Cabildo, trabada por la multitud, se encontraba Sofía Sosa (21), estudiante de psicología que llegó desde Lanús acompañada de su familia y amigos.
“Somos primera generación de estudiantes. Somos todos hijos de obreros y estamos peleando por nuestro presente, por nuestro futuro y el de nuestros hermanos, nuestros sobrinos y el de todo el país”, afirmó a Somos Télam Sofía mientras mostraba orgullosa un cartel que decía “No les molesta la educación pública, les molesta que los pobres se eduquen”.
Junto a Sofía estaba su hermana mayor, Tamara, quien cargaba sobre sus hombros a su hija Isabela, de 5 años.
“Yo no soy universitario, pero apoyo a todo lo que es el estudiantado y los profesores. La educación pública es algo que no debe dejarse de lado”, dijo a Somos Télam Héctor Muller, de 68, que estaba envuelto en una gran bandera argentina que le cubría todo el cuerpo.
“Tengo tres hijos que pasaron por la universidad, así que soy un agradecido. Y aparte reconozco que su calidad es única en el mundo, por eso no puedo estar en otro lugar en este momento que no sea acá, defendiendo la educación pública”, agregó el hombre que sostenía en alto el libro “Educación democrática” de Zuretti Peñaloza.
Diez minutos antes del comienzo del acto, sonó el Himno Nacional Argentino, que fue entonado con emoción por jóvenes y adultos, que sostenían los libros en alto que habían marcado sus formaciones, como habían sugerido los organizadores de la marcha.
Entre los libros más portados por el público estaban la Constitución Nacional y “Las venas abiertas de América Latina”, del célebre escritor uruguayo Eduardo Galeano.
Pasadas las 18, comenzaron a pronunciarse los discursos de los oradores. La Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Taty Almeida dio inicio a las alocuciones y recibió una gran ovación de los presentes, al igual que el premio nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
También se expresaron representantes sindicales de los trabajadores como Carlos De Feo (de la Conadu), Sergio Romero (de UDA), y Norberto Heyaca de los trabajadores No Docentes, entre otros.
Desde el palco, los organizadores anunciaban que 800 mil personas se manifestaron en el centro porteño.
La gran concurrencia en la Plaza de Mayo produjo que algunos manifestantes sufrieran sofocones en medio de los amontonamientos, mientras los oradores pedían que los médicos se dirigieran en una u otra dirección para auxiliar a los afectados.
Un enfático documento que convocaba a la sociedad a la defensa de la universidad pública fue leído en la Plaza de Mayo, mientras el sol se ocultaba tras los edificios del centro de una ciudad.
Mientras, los manifestantes se desconcentraban, sabedores de haber participado de un día histórico de lucha del pueblo argentino.