Junín de lo Andes: el hijo de un juez manejaba borracho y mató a dos mujeres

Las víctimas, que eran soldados voluntarios, tenían 23 y 25 años. Sus cuerpos quedaron mutilados y tendidos sobre el asfalto luego de que la moto en la que viajaban fuera embestida por la camioneta del joven ebrio

Luciano Luchino, de 20 años, es hijo del juez Andrés Daniel Luchino y protagonizó una historia que conmocionó a toda la provincia de Neuquén. El sábado pasado -a las 6 de la mañana- manejó alcoholizado una camioneta Ford EcoSport en la ruta nacional 40. A la altura del kilómetro 2248 perdió el control y atropelló de frente a una moto que circulaba con dos jóvenes mujeres, quienes murieron en el acto.

Las víctimas, identificadas como Karina Catalán, 25 años, y Tatiana Millapi Melo, 23 años, eran soldados voluntarios del Ejército y se desempeñaban en la guarnición militar de San Martín de los Andes. Por la violencia del impacto, los cuerpos fueron mutilados y quedaron tendidos en el asfalto. Luchino, en tanto, quedó internado en el hospital local tras el choque con un cuadro de crisis nerviosa, con custodia policial.

Según pudo reconstruir la Policía, el joven se cruzó de carril, en un tramo de la ruta que está marcado con doble línea amarilla, y chocó de frente con la moto. El examen médico estableció que el alcohol en sangre ascendía a 0,90, muy por encima del límite permitido para manejar.

La escena del accidente estuvo marcado por el horror. Además de la violencia del impacto y de las graves lesiones que sufrieron los cuerpos de las jóvenes -una de ella fue decapitada- se supo que la moto quedó enganchada debajo de la camioneta y fue arrastrada unos 150 metros.

El joven se bajó del auto por sus propios medios, con lesiones menores. Ahora se lo investiga por doble homicidio culposo. Luchino, afectado por las muertes que ocasionó, le envió una carta a las familias.

«Familias Millapi y Catalán: Les escribo esta carta con todo respeto, para manifestarles mi pedido de perdón. Quiero que sepan que no soy indiferente al dolor que ustedes sienten, siento mucho dolor por lo sucedido, y por el momento no encuentro consuelo. Una parte mía murió en la madrugada del sábado y a veces siento que debí irme junto con ellas», escribió el joven de 20 años.

«Nunca voy a olvidar lo que pasó y el dolor seguro me acompañará toda la vida. Sólo le pido a Dios que Karina y Tatiana estén en paz», dice otro de los apartes del mensaje. «Yo jamás quise que pase lo que pasó, ni desencadenar esta tragedia. Asumo mi responsabilidad ante ustedes y mi familia. Espero y le pido a Dios que a pesar del dolor puedan seguir adelante, como también espero poder hacerlo yo», agregó.

Finalmente, dijo: «Yo sé que estarán muy enojadas conmigo, pero vengo a ofrecerles reconciliación, a contarles que yo nunca quise hacer esto; por Dios, no. Y tratar de ayudar en lo que pueda para mitigar ese enojo, ese lamento y ese dolor».

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