Desde el año 2002, trabajadores y trabajadoras de la educación que integran el programa Escuelas Lectoras, transitan las instituciones educativas y las aulas de todos los niveles del sistema de educación de la Ciudad, donde realizan talleres y capacitaciones con docentes y alumnos, promoviendo la lectura de obras literarias, alentando la formación de espacios de escucha para la circulación de la palabra oral y escenarios propicios para la escritura, entre otras tantas acciones.
El pasado 19 de diciembre, el ministerio de Educación porteño, informó a trabajadores y trabajadoras que la cartera educativa no iba a renovar ninguno de los contratos de Planta Transitoria que pertenecen al programa Escuelas Lectoras, que ocupan un total de 101 horas cátedras. El programa depende de la Gerencia Operativa de Innovación y Contenidos Educativos del ministerio de Educación de la Ciudad al mando de Javier Simón, funcionario encargado de informar el vaciamiento abrupto de este sector.
“Si bien esta medida impacta profundamente a todo el programa, implica una diversidad de situaciones entre los/as 8 compañeras/os afectados/as directamente por la misma, desde personas que quedan sin horas, hasta compañeras/os que quedan con el 50%, 30%, 20% de sus horas de trabajo”, señalaron mediante un comunicado las y los docentes que integran este programa. “¿Así se priorizan los aprendizajes fundacionales, despidiendo docentes?”, increpan en el documento.
“Nosotros trabajamos por niveles de inicial, primaria, secundario y adultos; y hemos también realizado algunos talleres de formación en institutos tericarios”, contó Noelia Lynch en el aire de AM 530 Somos Radio en el programa de Carlos Polimeni, una de las trabajadores afectadas por los despidos.
Escuelas Lectoras es una política pública socioeducativa destinada a reforzar la práctica de la lectura, con presencia, desarrollo y acciones en el nivel inicial, primario, secundario y modalidad de jóvenes y adultos que lleva adelante diferentes ejes de trabajo vinculados a la promoción de la lectura, la escritura y la oralidad.
“Con la baja de sueldos y lo que pasa en el sistema de que cada vez hay menos gente que elige la docencia, esto es real, hay falta de docentes en las escuelas; lo que hace el programa Escuelas Lectoras es llevar toda esa formación específica sobre concepciones de lectura. Trabajar con el objeto libro y el derecho a la lectura; por eso es fundamental este espacio de trabajo con bibliotecarios, porque muchos son recién recibidos, entonces están aprendiendo también ellos qué es esa interacción con el libro de una manera en donde lo que se genera es la conversación”, suma Daniela Azulay, otra trabajadora de Escuelas Lectora víctima del vaciamiento que lleva adelante el PRO sobre el sector.
Tiempo se puso en contacto con el Ministerio de Educación porteño que conduce Mercedes Miguel, para indagar sobre estos despidos y el desmantelamiento del programa en cuestión. Hasta la publicación de éste artículo, la cartera educativa no brindó ningún tipo de información sobre el tema.
Desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera), emitieron un duro comunicado sobre este tema, rechazando los despidos y el desguace del programa.
“En un acto despiadado el Ministerio de Educación de CABA decide dar de baja más de 100 horas transitorias del Programa Escuelas Lectoras, medida que deja sin trabajo a docentes y reduce el sueldo significativamente a otros compañeras y compañeros del Programa”, lanzó el sindicato en el documento. “Exigimos al Ministerio de Educación el mantenimiento de las horas de las y los docentes y la inmediata interinización de trabajadoras y trabajadores que llevan más de 12 años de precariedad laboral”, agrega.
“Yo trabajo en gran medida con adultos y llegamos a lugares muy vulnerables donde no llega nada muchas veces, y donde el libro como objeto, es un elemento inaccesible. Y uno de los objetivos es recuperar ese encuentro con la gente y poner la voz en circulación, la voz de cada uno y cada una que es una voz que cuenta y que tiene que ser escuchada; y los talleres de escritura y oralidad apuntan a eso”, explica el docente e integrante de Escuela Lectoras Juan José Decuzzi.