Javier Milei admitió la derrota, empoderó a Santiago Caputo y desterró a Sebastián Pareja de su mesa chica


Con la postura más moderada que mostró desde su desembarco a la política, Javier Milei dejó de lado la euforia que lo caracteriza y puso la cara en la primera gran derrota del gobierno. Junto a todo su gabinete, el presidente subió al escenario de la mano de su hermana Karina Milei y el asesor presidencial, Santiago Caputo, para dejar en claro que, desde ahora, la dinámica del oficialismo será otra. «Hoy tuvimos una derrota y hay que aceptarlo», admitió.

El aplastante resultado de Fuerza Patria en la Provincia de Buenos Aires dejó al gobierno expuesto a una vulnerabilidad inédita. Los más de trece puntos que el peronismo le descontó a La Libertad Avanza expuso no sólo la escasa cintura política de un oficialismo flaco de territorio. También una apabullante sensación de derrota que ninguna de las figuras supo disimular.

El primero en salir a hablar y reconocer los resultados, que desde temprano circulaban por los teléfonos de las principales figuras libertarias, fue el armador Sebastián Pareja. Con una mirada opuesta a la altivez que expuso durante el cierre de listas y la campaña, el presidente del partido bonaerense habló de “derrota” y reconoció que se cometieron errores a los que, afirma, le aplicará una autocrítica.

Desde temprano, mucho antes de que se conozcan los resultados oficiales, la militancia digital desempolvó los reproches que acumulan con ira desde el cierre de listas. Entre memes y referencias a películas históricas, el piberío digital despotricó contra Pareja, a quien acusaron de ser el artífice de la derrota. El armador desplegó una estrategia poco convencional para un partido tan joven. Convencido de que las hordas digitales que impulsaron la figura del ahora presidente desde el más oscuro anonimato no debían tener protagonismo en esta elección, dejó afuera a potenciales candidatos que, a la vista de los resultados, podrían haber motorizado a una juventud decepcionada.

La pelea encarnizada con Las Fuerzas del Cielo, la orga juvenil que apadrina el asesor presidencial, impulsó una apatía subestimada entre los propios. Los celestiales fueron convidados con un único lugar “entrable”, que quedó en manos del todavía secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, un aperitivo poco seductor para un sector decidido a llevarse la marca de la batalla cultural. “DT, ordene el equipo”, resumió el reclamo Daniel Parisini, conocido popularmente como Gordo Dan, al instante posterior a que el presidente terminara su discurso.

El desprecio hacia los jóvenes se hizo sentir y el presidente parece haber escuchado. La decisión de subir al escenario a Caputo, quien repele en sobremanera la exposición y hace gala de su rol de monje negro, es el gesto fuerte que en el Salón Martín Fierro esperaban desde hace meses. El círculo del asesor fantaseaba desde hacía tiempo con la posibilidad de que Milei bajara el martillo en favor de quienes lo apoyan desde Cemento. El líder libertario, con un pragmatismo inesperado, esperó el momento indicado.

Al bajar del escenario, Milei, quien con sus gestos muestra más que con sus palabras, dio un abrazo desabrido a Pareja, que escuchó el discurso desde la punta del escenario mientras Caputo se robaba todos los flashes. “A trabajar mañana que hay que sacar un país adelante”, lanzó el presidente, quien conoce de memoria las advertencias debidamente presentadas por su asesor.

Pese a que en materia económica prometen profundizar, la mesa chica del oficialismo sabe que luego de esta derrota deberá barajar y dar de nuevo. Hasta ahora, el tándem que lograron consolidar Pareja y los primos Martín y Lule Menem condujo las riendas del partido a gusto y piacere, siempre a contramano de lo que el asesor pretendía. El aplastante resultado de los socios comerciales abrirá las aguas para que el Mago del Kremlin y su escudería avancen a paso firme.

Con este resultado, La Libertad Avanza logró ingresar veintiseis bancas a la Legislatura bonaerense, un panorama no tan desolador si se tiene en cuenta el flaco músculo de los violetas en el palacio. Las semanas previas a la elección, en el parejismo se atrevían a deslizar la posibilidad de arrebatarle la presidencia del bloque al legislador Agustín Romo que, en rigor, tuvo varias rebeliones en la granja. Con el diario del lunes, la fantasía será solamente eso.

En el búnker libertario ubicado en el Salón Vonharv, de la localidad de Gonet, la plana mayor del oficialismo no pudo disimular la desilusión. En off the record, figuras con acceso directo al presidente reconocían que la derrota fue mayor a lo previsto. “Evidentemente teníamos mal los números”, dijo a este medio un miembro del gabinete que se mostró molesto con los modus operandi del parejismo. “Vamos a intentar que esto nos sirva para impulsar miedo en las provincias más gorilas”, reconoció otra voz con larga experiencia política.

Con la capacidad a medio llenar, cerca de las 22 horas el gabinete y los invitados especiales se dispusieron entrar al salón principal, donde esperaron las palabras del presidente. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el ministro de Salud, Mario Lugones; el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona; el ministro de Defensa, Luis Petri; el vocero presidencial, Manuel Adorni; la secretaria Legal y Técnica, María Ibarzabal y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, llegaron unas horas antes del discurso de Milei. Llamó la atención, sin embargo, la ausencia del jefe de gabinete, Guillermo Francos, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y el ministro de Economía, Luis Toto Caputo.

Todos se reunirán el lunes con el presidente para evaluar los resultados.

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