El personal de la Aduana, junto sus pares uruguayos, interceptaron a un pasajero que llevaba más de dos kilos de cocaína en un ómnibus. El destino final era Georgia, donde la sustancia tiene un valor aproximado de 300.000 dólares, pero para llegar hasta ahí tenía planeado varias combinaciones para distraer los controles aduaneros.
El plan era arriesgado: debía llevar 2,200 kilogramos de cocaína hacia Georgia, en la frontera de Europa con Asia. Una vez ahí, recibiría unos 10 mil dólares de recompensa. Para despistar a los aduaneros, la persona organizó un verdadero “raid” hasta llegar a destino: primero se tomaba un micro de Buenos Aires que lo dejaría en Uruguay. Luego, tenía un ticket aéreo que lo dejaría en San Pablo. Desde Brasil partiría con rumbo a Doha, en Qatar. Al día siguiente, tenía previsto otro vuelo hasta Azerbaiyán y posteriormente llegaría en Tiflis, la capital de Georgia. Pese a toda su planificación, no logró pasar el primer obstáculo el Área de Control Integrado de las Aduanas de la Argentina y Uruguay.
El procedimiento se realizó en el puente San Martín, que une Gualeguaychú y Fray Bentos. En ese paso fronterizo durante el operativo de control se revisó a los pasajeros de un micro de larga distancia.
Según relataron los agentes aduaneros intervinientes, el pasajero se mostraba demasiado nervioso durante el procedimiento. Al revisar entre sus efectos personales, se detectó que el peso de la agenda era excesivo y se procedió a su apertura. Adentro de la agenda se encontró una sustancia de color blanca, que al contrastarla con un análisis de narcotest, se comprobó que se trataba de 2,200 kilogramos de clorhidrato de cocaína.
Los aduaneros de ambos países dieron intervención al Juzgado de 1° Instancia de la Ciudad de Fray Bentos, Uruguay, quienes ordenaron el secuestro de los estupefacientes y la detención del ciudadano argentino.