Un hombre de nacionalidad colombiana que se encontraba prófugo de la Justicia argentina como acusado de liderar una narcobanda internacional, que planeaba traficar a España más de 1.600 kilos de cocaína que fueron hallados en un galpón de la ciudad santafesina de Rosario a fines de agosto pasado, fue detenido en los Emiratos Árabes Unidos, informaron fuentes policiales.
Se trata de Gabriel Jaime Londoño Rojas, quien fue capturado en dicho país asiático por personal de Interpol, que contó con la colaboración de efectivos de la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones de Interpol-Policía Federal Argentina (PFA).
Voceros policiales informaron que el colombiano Londoño Rojas tenía una orden de captura internacional solicitada por el juez federal de Campana Adrián González Charvay desde el 1 de septiembre pasado, en el marco de una causa que permitió el secuestro de 1.658 kilos de cocaína hallados en un galpón de Rosario.
Los agentes pudieron constatar que el prófugo contaba con un pasaporte venezolano y, luego de consultar los movimientos migratorios con el resto de las Oficinas Centrales Nacionales de Interpol de Sudamérica, Bolivia informó que el imputado viajó a Madrid con otro de los acusados en el expediente.
A raíz de ellos, los investigadores contactaron a sus pares de Interpol de España y con el seguimiento realizado desde esa unidad, confirmaron su posible localización en los Emiratos Árabes Unidos y finalmente concretaron su detención.
En septiembre último, el juez González Charvay había procesado con prisión preventiva a la «pata local» de la banda de comercio internacional de drogas dirigida Londoño Rojas y su socio, el aún prófugo Newson Cheung Sabogal.
La investigación se inició como desprendimiento de otra pesquisa sobre drogas en la que hay varios procesados desde abril pasado, en la que estaba mencionado José «Tano» Sofía, quien «poseía una sofisticada estructura delictiva integrada por distintos sujetos, así como también los conocimientos y medios financieros, logísticos y comerciales necesarios para el envío de los narcóticos desde nuestro país al viejo continente disimulando una operación legal de comercio exterior», señala la resolución.
El círculo de la investigación se cerró sobre los implicados a partir de un dato proporcionado por la Drug Enforcement Administration (DEA) al juzgado de Charvay.
Los agentes antinarcóticos estadounidense le confiaron la llegada de Londoño Rojas a la Argentina, en mayo pasado, que sólo podía explicarse por «la intención de contactar personas asociadas a sus actividades ilícitas, relacionadas con el tráfico internacional de estupefacientes», dice la resolución en la que fueron procesados ocho de los presuntos integrantes de la banda por el delito de «tráfico de estupefacientes en sus modalidades de almacenamiento y tenencia con fines de comercialización».
Londoño Rojas estuvo tres días en la Ciudad de Buenos Aires, entre el 10 y el 12 de mayo, en los que mantuvo encuentros junto a Cheung Sabogal en un bar con Nicolau, alias «Vecino», la cabeza local de la organización, según la pesquisa.
La cocaína fue secuestrada el 28 de agosto pasado en un galpón ubicado en Génova 2425 del barrio Empalme Graneros de Rosario por la PFA, lo que constituyó el cargamento más grande secuestrado en esta ciudad santafesina.
Allí la Policía encontró 1.515 kilos distribuidos en 1.259 paquetes rectangulares acondicionados dentro de 14 bolsas «big bag», que se utilizan para exportación de pellets de maíz.
Además, se secuestraron 54 paquetes disimulados en un doble fondo de una camioneta marca Lifan estacionada en el lugar, y otros 132 «ladrillos» que pesaron 143 kilos en un galpón ubicado en Cerrito 17, también de esta ciudad.
De acuerdo a la investigación, el grupo hizo un envío previo a ese país antes de que se detectara la maniobra con los 1.600 kilos de cocaína, aparentemente para «preparar el terreno».
Para el juez Charvay, los procesados «formaron parte de una organización criminal dedicada primordialmente a la realización de actividades vinculadas con el contrabando y/o tráfico ilícito de sustancias estupefacientes en el orden internacional, contando para ello con una compleja estructura delictiva y los medios necesarios a esos fines».
Con ese fin, montaron «una maniobra tendiente a la exportación de un cargamento de pellets de maíz contenidos en bolsas big bag» que debía salir del Puerto de Rosario, a través de la firma «Pepe Cereales SA».